LA PELIGROSA AFICIÓN DE MAS MADRID A UNA PISTOLA

PISTOLAS

Primero fue la jefa, Mónica García, médica, madre y ya ministra, quien hizo el gesto de disparar con una pistola al consejero de Hacienda Javier Fernández Lasquetty en la Asamblea de Madrid. La semana pasada el diputado autonómico Pablo Padilla mejoró a la jefa. Mientras Díaz Ayuso proclamaba su apoyo a Israel frente a los terroristas de Hamas, el tal Padilla apuntó con una pistola figurada con su mano derecha a la presidenta madrileña. Hizo el gesto de disparar con ella y, superando a la jefa, después del disparo hizo el gesto de rematarla.

Padilla, o sabe del manejo de armas o fue bien instruido, porque con la mano izquierda sujetaba la pistola de su derecha. Puede que le hayan instruido Otegui o Txapote. Como hizo el gesto de disparar varias veces, se guardó una bala en el tambor o el cargador para el remate. No sabemos si se guardó alguna por si se encontraba por ahí con algún otro fascista que mereciera disparo.

Esto ocurre mientras su jefa, Sánchez y el resto de los socios no dejan de hablar de la fachosfera y de acusar a PP y Vox de emplear “violencia política”. El propio Sánchez, en su epístola a los tuiteros, hablaba de que padecía una estrategia de acoso y derribo y de que la fachosfera quería deshumanizarle. Sus socios de Mas Madrid si que quieren deshumanizar a sus adversarios porque simulan que los matan, y no cabe mayor deshumanización que la muerte. El tal Padilla no pidió disculpas. Se limitó a decir que lo que hizo “es el gesto de Israel asesinando a 14.000 niños. Mi gesto es una anécdota”. Vaya disculpa, sea lo que sea no puede interpretarse más que como una amenaza en toda regla. Y una amenaza no de pegar, sino de matar.

La pistola de Mas Madrid y el silencio del PSOE

Esta afición de los progresistas de Más Madrid por las pistolas es peligrosa. El tal Padilla mejoró la amenaza de la jefa. Van perfeccionando la amenaza. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Quizá presentarse con una pistola de agua o una de juguete, para darle mayor verosimilitud a la cosa? Que quieren que les diga. A mí lo que me preocupa es que esta gente evidencia que les gustan las pistolas y les gusta amenazar. No quiero ni pensar que pasen de las musas al teatro. O sea, que un día alguno de ellos lleve una pistola de verdad y dispare balas reales.

Y Sánchez, el puto amo, y sus fieles esclavos, y sus socios de Gobierno, callados como puertas. ¿Qué sucedería si alguien del PP o de Vox hiciera un gesto de disparar a alguien de la mayoría autodenominada progresista? Me puedo imaginar la reacción. Incluso de Otegui, etarra experto en secuestros y en obligar a sus secuestrados a jugar a la ruleta rusa con un revólver. Pero Mónica García forma parte del Gobierno. Y claro, es la que le marcó el paso al tal Padilla, que debiera abandonar la cámara con urgencia, y ser expulsado de su formación política, pero la médico, madre y ministra está con él porque es la maestra.

Este es el nivel de la mayoría progresista de España. Insisto, lo preocupante es que, una vez levantado el muro por Sánchez que divide al personal entre progresista (ellos) y fascistas (todos los demás), y visto que les parece una anécdota amenazar a un adversario con matarle, un día pasen a la acción. Ya lo hemos vivido en España, con las consecuencias de todos conocidas. Memoria histórica se llama. Ojo con las amenazas y ojo con las pistolas, que las carga el diablo.

Pablo Padilla, el pistolero

Respecto a Pablo Padilla, el que amenaza con disparar y rematar a Ayuso, formó parte del colectivo okupa “Patio Maravillas”, del colectivo “Juventud sin futuro” y del Movimiento 15-M. Se incorporó a la política en Podemos y tras las batallas internas decidió sumarse al movimiento Más Madrid de la médico, madre y hoy ministra Mónica García. Inicialmente formó parte del gabinete de García y después ya fue elegido diputado autonómico. Es sociólogo y agente de igualdad, título de postgrado que obtuvo en la UNED. Es un título que “pretende formar al alumnado para poder abordar los diversos aspectos relativos a la igualdad y a la prohibición de discriminación”. En su biografía presume de “con el feminismo como brújula y la alegría como motor”. Pese a esa brújula, no se le ha escuchado ni una crítica a Hamas por secuestrar y violar a mujeres después de romperles las piernas para que no pudieran defenderse. Y esa alegría que es su motor parece que lo engrasa simulando asesinar a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Antes del show amenazante de la semana pasada, el 5 de octubre llamó en un pleno de la cámara “facha” a Díaz Ayuso y la acusó de “haber convertido Telemadrid en un espejito que le dice a la presidenta lo lista y lo facha que es y lo bien que lo hace todo”. La sanchosfera es quien ha levantado un muro divisorio entre españoles y quien crispa la política hasta este límite totalmente inadmisible. Ellos tienen carta blanca para todo. Hasta para amenazar con emplear pistolas. No es una broma. Es de una gravedad máxima y Mónica García no debiera ocupar una cartera de ministra y el tal Padilla no debiera ser diputado autonómico. Debían abandonar la política


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