LA FEDERACIÓN DE RUBIALES Y LAS CAMPEONAS

El triunfo de España en el Mundial de Futbol Femenino no es una casualidad o un golpe de suerte. Es el fruto del trabajo de las 23 jugadoras convocadas, de las jugadoras que participaron en la clasificación y después no acudieron, de los equipos para los que juegan las chicas. Y también y no menos importante, de la Federación Española de Fútbol que preside Luis Rubiales y que tiene como responsable de Fútbol Femenino a Ana Álvarez Mesas.

Luis Rubiales no me resulta un tipo simpático, me parece tosco, desconoce las buenas maneras. No me parece bien educado, pero es de justicia reconocer el trabajo que él y su equipo han hecho durante años, con la merecida recompensa de este Mundial para España. Con Rubiales se creó en la Federación un Observatorio de Igualdad, que garantizara la igualdad de trato, la meritocracia y la profesionalidad. Al frente de ello la vicepresidenta de la Federación Elvira Andrés. Juanto a Jorge Vilda, en el equipo técnico, Montse Tomé, Javier Lerga, Laura del Río, Sonia Bermúdez, Kenio Gonzalo, Carlos Sánchez, Elena Fernández, Blanca Romero, Javi Velázquez, Javier López Vallejo, Rubén Giménez y Javier Egido. Los servicios médicos dirigidos por el doctor Claudio Vázquez, y todos los demás.

La guía impuesta por Rubiales ha sido la profesionalidad y la meritocracia. Son los mismos criterios que emplea en la selección masculina. Cuando Rubiales llegó a la presidencia de la Federación se dedicaban al fútbol femenino 3 millones de euros. Hoy esa cifra llega a los 27 millones. Rubiales emplea el dinero público que recibe la Federación para organizar y costear la estructura mínima. A partir de ahí, esos empleados han tenido el encargo de generar recursos propios y con ellos organizar una estructura profesional. Las jugadoras cobran, mismo criterio que con los jugadores, porcentualmente en función de los ingresos que generan. Cobran cantidades que van creciendo, como los hombres, por sus derechos de imagen.

Disponen de un Plan de Conciliación pactado con las jugadoras que ha posibilitado que varias de ellas hayan acudido al Mundial con sus parejas y sus hijos. Un plan del que no disfrutan los hombres. La Federación ha facilitado a cada jugadora una ayuda de 15.000 euros para que viajaran familiares directos. Disponen de un fondo fin de carrera denominado Futura que posibilita que todas las jugadoras de las tres categorías y la primera categoría de fútbol sala tengan una ayuda cuando terminen sus carreras, lo cual invita a que las más jóvenes se animen a jugar profesionalmente al fútbol. 


Rubiales y su equipo de trabajo: un gran equipo de profesionales

En Australia y Nueva Zelanda, la delegación española en el Mundial estaba formada por 65 personas, solo superada por las 93 que llevó Estados Unidos. Lo importante del grupo no es la cantidad sino la calidad. Entre esas 65 personas, mujeres y hombres seleccionados en cada ámbito por su cualificación, no por su género, la misma estructura que apoya a la masculina. Es decir, directivos federativos responsables de la expedición, encargados de prensa, marketing, organización, traslados, seguridad, nutrición, médicos, fisios, utilleros. Un equipo de profesionales que son tan campeones y campeonas como las jugadoras. Esa estructura profesional ha sido posible gracias al trabajo de la Federación para captar a patrocinadores como Iberdrola, Nike, Adidas, Iberia, Halcón Viajes, Seur, Mitsubishi. Renfe, El Ganso, Sanitas, Rexona, Visa o Coca Cola. 

La Federación merece que se le reconozca el trabajo, con las mujeres y con los hombres. Son muchos los títulos obtenidos en las categorías inferiores y también en las absolutas. Si Rubiales y su equipo hubieran aplicado los criterios del feminismo institucional todo esto no hubiera sido posible. Las jugadoras españolas han sido la envidia de sus colegas por su calidad y por el staff de que han dispuesto, sin el que el éxito no hubiera sido posible. Han ganado porque han sido las mejores y han dispuesto del mejor staff. Todo el equipo ha derrochado talento, capacidad, entrega, profesionalidad, mujeres y hombres juntos seleccionados porque eran los mejores para apoyar a las mejores jugadoras y, todos juntos, alcanzar el mayor éxito posible y hacer historia.

El título mundial es el fruto del trabajo bien hecho por las jugadoras y por el seleccionador, Jorge Vilda y el presidente Luis Rubiales, el líder del staff de la Federación y el líder técnico táctico que, junto al talento y la calidad de las protagonistas, han dado una lección de cómo hacer bien las cosas. Un periodista inglés amigo presente en Australia y Nueva Zelanda me dijo tras la final: “Amigo, vaya equipazo tenéis. España ha sido la envidia por sus jugadoras y por todo el equipo que han tenido detrás. Hasta nuestra seleccionadora, Sarina Wiegman, nacional holandesa, de la que se habla como posible seleccionadora de la selección inglesa masculina, lo ha reconocido. España ha dado una lección. Eso es un equipo. Tenemos que aprender de ellos”.


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