LA ABSOLUCIÓN DE ALVES Y LA MINISTRA DE IGUALDAD

Absolución de Alves

La noticia de la absolución de Alves dictada en trámite de apelación por el TSJ de Cataluña ha provocado un terremoto de opiniones. Casi tan interesantes como la fundamentación de la Sentencia que lo absuelve. Me voy a quedar con la opinión pronunciada por la Ministra de Igualdad, Doña Ana Redondo. Porque me parece de una gravedad máxima. Y precisamente por ello, profundamente reveladora.

«No se puede estar cuestionando permanentemente la voz de las mujeres. No se puede estar cuestionando la veracidad de lo que expresan en juicio». Y aunque no aparece en el corte que les adjunto, añadió: «Creo que esto ya ha pasado a la historia» (en virtud de la Ley Sólo Sí es Sí). Y estas declaraciones, en el contexto de la absolución de Alves, las hace la Ministra respecto del testimonio de una mujer acreditadamente mentirosa en juicio. No solo respecto de lo que quedó grabado en las cámaras de seguridad. Sino también respecto de lo ocurrido dentro de ese baño en lo que la dactiloscopia y el esmegma de su boca (pruebas periciales forenses) pudieron determinar.

Si hubiera que definir feminazismo seguramente bastarían estos nueve segundos de Ana Redondo. Si según la Ministra no se puede cuestionar la veracidad de lo que una mujer expresa en juicio, aunque mienta groseramente, el juicio entonces es sólo una pantomima. Una performance para blanquear y dar apariencia de legalidad a una ideología supremacista y criminal. En esencia y basicamente lo que ansía y anhela este feminismo institucional. Justo lo que cobardemente hizo la Audiencia Provincial de Barcelona bajo la presión de las Irene Montero y compañía.

La absolución de Alves y la doble vara de medir de la Justicia

Si algo aprendí del Caso Kote Cabezudo es que el tiempo coloca cada cosa en su lugar. Allá por agosto de 2023 publiqué aquí una comparativa sumamente reveladora entre el asunto de Cabezudo y el del futbolista. El tiempo y los acontecimientos nos muestran cómo la maquinaria feminista moviliza todos sus recursos para promover casos de dudoso destino (Rubiales, Alves) con los que imponer su demencial relato y generar odio, desconfianza y desafección por la Justicia, mientras que ningunea a auténticas víctimas de crímenes atroces (Cabezudo).

Siendo terribles las declaraciones de la Ministra lo más descorazonador es comprobar en redes sociales la cantidad de gente fanatizada que ha comprado ese mismo relato sin cuestionarse absolutamente nada. Que por supuesto ni se han leído la Sentencia de apelación, ni tienen ningún interés en la fundamentación jurídica que justifica la absolución. Tan solo repiten el dogma. Si se concluye que una mujer que miente no es fiable en su testimonio: justicia patriarcal y punto.

Y de aquí en adelante, si se acude en casación al Supremo, asistiremos a toda la panoplia habitual de medidas de presión sobre los jueces. Manifestaciones en las calles, señalamiento de jueces, tertulias e infinitas horas de televisión y radio con el equipo de opinión sincronizada a toda máquina… Y a ver si se le dobla el brazo al Alto Tribunal como en su día se hizo con el Constitucional ante la Ley del Sólo Sí es Sí.

Por cierto, ¿sabían que a día de hoy el violador y pornógrafo infantil Kote Cabezudo sigue sin haber abonado las indemnizaciones debidas a sus víctimas casi tres años después de ser condenado? ¿Han visto a Irene Montero darse golpes de pecho por esto? ¿Han escuchado a la Ministra de Igualdad Ana Redondo poner el grito en el cielo? Pues eso…

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