EL DEBATE Y EL DEBATE SOBRE EL DEBATE

Aunque hasta el próximo día 23, cuando se abran las urnas, no sabremos la utilidad que ha tenido el debate del lunes, de lo visto me pareció que le vino mejor a Alberto Núñez Feijóo que a Pedro Sánchez.

Marshall MacLuhan dijo aquello de que el medio es el mensaje. Si atendemos a ello, lo primero es entender por qué el debate se celebró en las televisiones del grupo semiprivado Atresmedia, que apuestan siempre al rojo y al azul para no perder nunca. Y Atresmedia seleccionó a los ¿moderadores? Un Vicente Vallés que ha sido crítico con Sánchez. Y una Ana Pastor, señora de Ferreras y verificadora del régimen, que simpatiza con la izquierda. Moderar moderaron poco. Vallés más atinada y ecuanimemente y Pastor evidenciando de que pie cojea y tomando partido claramente. Si se escuchan las conversaciones del comisario delincuente Villarejo con personal relevante y mandamás de Atresmedia se entiende todo mucho mejor. Se comprende por qué ambos aceptaron debatir en Atresmedia.

Sánchez preparó durante cuatro días el debate con sus “spin doctors”, liderados por los Migueles, Barroso y Contreras. Los capos del Grupo Prisa. No sé si se les fue la mano con algo. Dio la sensación de que en vez de un debate con Feijóo a Sánchez le prepararon para un debate con Santiago Abascal.

Feijóo, bien asesorado por su jefa de gabinete, Marta Varela, Esteban González Pons y Miguel Angel Rodríguez. Si, el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, se inyectó de ánimo con un baño de masas en la plaza de toros de Pontevedra y preparó el tema con infinidad de papeles.

Feijóo arrancó el debate al ataque. Desarbolando a Sánchez, que se limitó a tratar de que su oponente no pudiera hilar un argumento sin interrumpirle, con una actitud soberbia, altiva y arrogante. Como los moderadores optaron por no moderar, pese a que Sánchez no respetó las más elementales convenciones para poder mantener un debate constructivo, Feijóo terminó contagiándose. Y por momentos, la cosa era ininteligible porque hablaban los dos a la vez y no se entendía nada.


Un debate repleto de mentiras

Me pareció evidente que Sánchez no esperaba que Feijóo no se acobardara. Acostumbrado como está Sánchez a no debatir nunca en igualdad de condiciones, siempre en el Congreso o el Senado con los árbitros de su lado. Pero bueno, ya conocíamos a Sánchez del debate con Rajoy en 2018 cuando llegó a insultar a su oponente llamándole indecente.

Las intervenciones de cierre, las que llaman “el minuto de oro”, me parecieron las dos malas y poco preparadas, cuando hay que llevarlas muy claras. Sánchez la dedicó a hablar de sus rivales en vez de a ofrecer lo esencial de su programa. Y Feijoo, sin mirar a la cámara que debía mirar, creo que cansado ya del debate, pidió el voto sin excesivo entusiasmo.

Para mí el mayor error de Sánchez, inexplicable, fue sacar él a relucir los asuntos que menos le convenían y peor le dejaban, como el del Falcon: “ustedes siempre sacan a pasear el Falcon”. A lo que Feijóo, rápido y atinado, respondió: “No, quien saca el Falcon a pasear es usted”.

El día después hablé con gente de los entornos más próximos a ambos candidatos. En el PP se respiraba euforia: “Ha ganado Feijóo nítidamente. Este debate ha sido la tumba de Sánchez. Perdió los nervios y Feijóo estuvo sereno, tranquilo, demoledor, le ganó por goleada. El argumento central de Sánchez, que somos lo mismo el PP que Vox, se evidenció que es falso porque Feijóo acreditó que si Vox entra en el Gobierno será por la negativa de Sánchez a dejar que gobierne el que gane las elecciones”.

En el equipo de Sánchez me dicen: “ Es verdad que nos encontramos a un Feijóo que no esperábamos, al ataque desde el minuto uno. Somos conscientes de que Sánchez genera un rechazo personal que es muy difícil de restituir, pero el debate ha servido para que todo el mundo vea que Feijóo miente sin despeinarse, reiteradamente. Pero sí, nos equivocamos tanto en el tono como en no rebatir las mentiras de Feijóo con datos y no solo diciéndole que miente”.

En el debate sobre el debate, en cambio, aplastante victoria de Sánchez. Todos los medios, excepto alguna excepción en digitales muy cafeteros, dieron ganador a Feijóo. Las televisiones bien regadas de dinero público dedicaron buena parte del martes a contar y detallar las mentiras de Feijóo, los datos falsos que empleó. La Sexta con el entusiasmo habitual y el encargo de quien suelta la pasta, y con el prurito de tener en casa a la verificadora del régimen que, además, ejerció de moderadora de parte. Y en Mediaset, tanto Risto Mejide como Ana Terradillos también dedicaron sus programas a las mentiras de Feijóo en el debate.

Mi opinión es que si el objetivo es cuál de los dos debatientes tiene más vitola de mentiroso, por más esfuerzo que dediquen, superar a Sánchez es imposible. Dicho esto, me pareció mal que Feijóo diera por buenos datos falsos, le resta autoridad para criticar las mentiras ajenas.

En fin, que el debate no me gustó. No me estimuló y no me pareció a mí que vaya a despejar las dudas de quien las tenga para votar o a inclinar el voto hacia uno u otro lado. Incluso me temo que pueda invitar a más de uno a la abstención. No me extraña que fuera el debate con menos audiencia televisiva hasta la fecha. Y termino. Más que el 23, lo bueno va a ser del 24 en adelante porque me da la impresión de que ni PSOE ni PP van a obtener mayoría para poder gobernar solos. Y ya sabemos con quienes van a pactar los unos y los otros.

Salvo que haya una sorpresa, bien porque la lista más votada sea el PSOE y Feijóo ordene a los suyos abstenerse, aunque Sánchez no firmara el pacto, bien porque Sánchez se avenga a facilitar que gobierne el PP sin Vox si es quien gana las elecciones. Más materia para debatir. 


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