EL CASO MEDIADOR, EL TITO BERNI Y LAS FOTOS

No voy a entrar en pormenorizar los detalles del “Caso Mediador”. Un caso que lleva consigo un catálogo de sexo, drogas y retratos de un socialismo del Torrente más cutre, en el que no ha faltado ni un general de división de la Guardia Civil para darle color rancio al asunto. Juan Bernardo Fuentes Curbelo, entonces diputado del PSOE en el Congreso, “El tito Berni”, para asegurar el trinque en contrataciones públicas, se llevaba a los golfos al Congreso. Les paseaba de comisión en comisión, de modo que cunde el pánico en la bancada socialista por lo que pueda salir.

Después de la visita de autorretrato al Congreso, se los llevaba de putas. Y venga a hacerse fotos con las putas, bebiendo y esnifando farlopa. Para que quedara constancia. También había marisco. Los corruptos del PSOE, recuerden lo de los ERE y el que tenía en casa “dinero para asar una vaca”, son muy de langostinos y putas. También de quitarse a la vez que la corbata el cinturón y tirar de selfi y de dinero público. En la derecha, según nos contó Macarena Olona en la entrevista de Evole, “hay partidas de tesorería de putas y varios”. No habló de langostinos. 

Y ojo, que el tito Berni formaba parte de las comisiones parlamentarias de Hacienda y Función Pública, Comercio y Relaciones con el Tribunal de Cuentas e Industria. En esas comisiones, me cuenta un diputado, están todos que nos les llega la camisa al cuello. Muchas señorías se malician que muchos colegas se apuntaban a las putas aunque no trincaran en los negocios, porque las putas las pagaba el tito.

Pero vamos con las fotos. No aquellas en las que salen en gayumbos, que no me interesan. Y no solo con las del Tito Berni y los suyos. Vamos con la manía del personal de, en cuanto atisban a alguien que sale en la tele o les suena de algo, tirar de teléfono para un selfi. El “famoso” o conocido, si no es borde, accede. Lo cuento por experiencia. La asaltante tira de selfi y se pira. Y tú te quedas con la duda de quién será, de si no te habrás hecho una foto con un depredador, o un asesino en serie o un tito Berni de la vida. Porque después los selfis salen. Y a eso iba.


El tito Berni se aprovecha de su posición de diputado socialista

El Tito Berni, en su perfil de Twitter, se presentaba con un selfi junto a Pedro Sánchez, parece que hecho en una estación de tren. Y ahora le llueven palos a Sánchez que no comparto. Se sabe de los paseos del tito por el Congreso con señorías socialistas. No digo que no se reuniera alguna vez con Sánchez, lo desconozco. Pero basar una acusación o crítica a alguien por un selfi no me gusta. Me parece mal. Puede que Sánchez fuera amigo del tito, o no, no lo se. Incluso si lo fueran, ser amigo no te hace responsable de lo que haga otro. Y del mismo modo que consta que el tito se aprovechó de su posición como diputado socialista, no consta en ningún sitio que Sánchez conociera el asunto ni se fuera de putas y farlopa con el tito y su banda.

Otra  cosa son los selfis del tito que pueden acreditar la celebración de determinadas reuniones. Por ejemplo en varias consejerías del Gobierno canario. El mediador en las reuniones que mantenían con responsables políticos para recibir un trato de favor en el reparto de ayudas europeas a la ganadería, Marco Antonio Navarro Taroconte tiene dicho que “no cometemos delitos, pero sobornamos”. Ese es el nivel. Esos selfis en los despachos, en Canarias, Madrid y Valencia, si tienen relevancia, porque no son selfis de farde con los colegas, sino selfis de banda organizada que quieren recordar sus fechorías.

Con lo del tito Berni y el “Caso Mediador” vuelve a mi Gandolfini, mi Soprano favorito, que decía “la mierda te arrastra hacia abajo, el dinero fluye hacia arriba, hay que saber que corriente quieres elegir”. El tito Berni quiso navegar las dos corrientes con los suyos y les han pillado. A ellos no se les podría aplicar siquiera la frase del personaje de Mastroianni en “Rufufú”: “robar es un oficio duro. Hace falta gente seria, no como vosotros. Vosotros, como mucho, podríais trabajar”.

Estos del “caso Mediador”, como los de los ERE y tantos otros, no son gente suficientemente seria como para robar bien y no han trabajado en su vida. Han vivido entregados al trinque, rebozados en mierda, corriente hacia abajo, pero con sus cuentas corrientes fluyendo hacia arriba entre selfi y selfi. Hay que llegar hasta el final, pero no acusar con selfis como pretendida prueba acusatoria. Quien no tiene un selfi con un canalla. Parece que, por encima del tito, y a su lado, había prebostes del PSOE. Si es así y se prueba, a por ellos, pero no a base de selfis del tito.

Y después están los que, cuando les pillan, ponen cara de sorpresa, se ponen estupendos, dicen que no saben de qué va la cosa y arriesgan que son inocentes cuando la mierda les llega al cuello. Me repugnan. A mí me gusta la gente que no pone cara de inocencia a su culpabilidad. Y me disgustan los miserables, que siempre terminan por estropear su biografía, si es que tienen biografía, porque estos bernis solo tienen selfis, en el Congreso o en el puticlub, con farlopa o sin ella, solo selfis. Allá ellos si les gusta la farlopa y las putas.

No entro en los gustos de cada uno. Lo que no tiene un pase es que estos bernis arrimados al poder pagan la coca y las putas con nuestro dinero, y al final terminan de putas otra vez sin devolverlo. Ya sé que los seres humanos tenemos dentro todos los demonios, y por algún lado los sacamos. Pero estamos hartos de los que viven de la cosa pública como si estuvieran malgastando la herencia del abuelo. Y no, nos están robando a todos los ciudadanos.

Ahora a ver cuanto tardan en juzgar al tito Berni, al picoleto y al resto de la banda. Y a ver si se llega al fondo del asunto de verdad, que tiene mucha miga. Porque esa es otra. La Justicia, que a base de lentitud nos marea. A veces, ante la corrupción rampante, como la gente pide culpables y los que mandan se quieren inocentes, los ropones se inclinan por desviar la atención, para que acierte la peña equivocándose, no vaya a ser que vayan a dar con los culpables verdaderos. Ha sucedido muchas veces ya.


Y Además…

  • Sin noticias de Pedro Sánchez. Me consta que recibió la invitación para reunirse con las víctimas de Kote Cabezudo, sin selfis, o con ellos incluso si quiere, pero nada. Ni él ni su equipo han respirado. No perdemos la esperanza. O sí, pero la invitación permanece en pie. No caduca. Y los huevos con morcilla en El Landa van incluidos. Como nos leen con fruición, ya lo saben.
  • Ha resurgido Tamames como una esperanza para los que ya no tienen esperanza. La moción es ya un susto. Y Tamames sigue en lo suyo, como siempre, preparándose para el embolado que ha asumido, pendiente de que Batet, que es a Sánchez lo que Enríquez Negreira a Laporta, pero sin silbato, ponga fecha. El prestigio intelectual de Tamames acojona en la bancada socialista, porque enfrentarse a alguien que no tiene nada que perder es ardua tarea. En la Presidencia del Gobierno se afanan en preparar al presidente para una batalla diferente, desigual, y les retumba en la cabeza aquello de Chesterton de que si no logras desarrollar toda tu inteligencia siempre te queda la opción de hacerte político. Al final lo de Vox termina por parecer una gamberrada, pero intuyo que el día que Batet abra la sesión, que va a ser larga, la peña va a estar pegada a las pantallas para presenciar el combate que Sánchez pretende barriobajero. Y Tamames intelectual y político con mayúscula, porque sabe que a Sánchez si le sacas de la navajita plateá no se sabe mover. Tamames está tranquilo. Sabe dónde se mete, pero también sabe que él termina su faena y se vuelve a casa a seguir estudiando y escribiendo.

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