El uso del cannabis en España es ilegal para fines comerciales, de lucro, pero en cambio está descriminalizado para el cultivo y uso personal, así como para otros fines que no sean su compraventa. El único fármaco de cannabis legal en España es el nabiximols (o Sativex). Es un analgésico para los dolores provocados por la esclerosis múltiple. Según el OEDCM, Observatorio Español del Cannabis Medicinal, hay entre 50.000 y 100.000 consumidores en España.
Según el artículo 368 del Código Penal, el cultivo, elaboración, tráfico y posesión ilícita, así como las actividades que promuevan, favorezcan o faciliten el consumo de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas están castigados. No se considera delito el consumo, la posesión y el cultivo de cannabis siempre que sea para el propio consumo y no esté destinado al narcotráfico (máx 10 kg). Sí se considera una infracción grave el consumo en el espacio público, que conlleva la incautación y una multa que varía de 601 euros a 30.000 euros. La ley española no diferencia entre el uso medicinal y el uso recreativo.
El debate sobre su legalización ha llegado con fuerza a España. Nuestro país es junto con Francia, el país que más lo consume. Según la encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (Edades) del Ministerio de Sanidad, unos 3,2 millones de españoles de entre 15 y 74 años recurren a este producto con frecuencia, al menos 20 días al mes.
Se trata de la droga ilegal más consumida en España. Existe una fuerte tolerancia social con la marihuana. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) volvió a recoger la opinión sobre la legalización de la marihuana. En la encuesta, un 49,7% de la población se mostró a favor de permitir su venta con control. Un porcentaje que subía hasta el 90,1% si se planteaba el uso médico. El consenso social es evidente. Eso sí hay que diferenciar su uso por placer o hacerlo por pura necesidad, cuando otras soluciones médicas ya no funcionan.
Cannabis aceptada por su uso terapéutico
España prohibió el cultivo, producción y venta de cannabis en 1967. Seis años después de que el convenio de Naciones Unidas sobre estupefacientes lo incluyera en la “Lista IV” junto a las drogas más dañinas, como la heroína. El 2 de diciembre se cumplió un año desde que la ONU retirara el cannabis de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961. Un espacio reservado para las sustancias más perjudiciales y sin potencial médico reconocido. Y de ese modo, se reconociera oficialmente su utilidad medicinal. Un avance y un gran paso el reconocer las propiedades terapéuticas de esta planta. Su consumo recreativo seguirá prohibido porque esta planta se mantiene en el listado de drogas con alto potencial adictivo.
No debemos olvidar que alrededor de 147 millones de personas en el mundo, el 2,5% de la población mundial, consumen cannabis. El abuso de esta sustancia afecta al desarrollo cognitivo, a la memoria. Puede crear síndrome de dependencia y problemas respiratorios. Pero a la vez que tiene efectos perjudiciales para la salud, la ciencia ha encontrado beneficios terapéuticos de algunos derivados de esta planta. Se ha demostrado su eficacia como inhibidores de náuseas y vómitos asociados a pacientes con cáncer. También para la espasticidad en esclerosis múltiple. Como inhibidores del dolor, para aumentar el apetito y la resistencia al síndrome de desgaste. O pérdida de peso en pacientes con cáncer o sida, por ejemplo. También tiene efectos para inhibir convulsiones en la epilepsia pediátrica.
Estos beneficios terapéuticos han hecho que las necesidades de cannabis medicinal que España debe comunicar anualmente a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), se hayan disparado este año. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), del Ministerio de Sanidad, ha notificado al órgano fiscalizador una previsión de 6.000 kilos de cannabis. Una cantidad que multiplica por diez los 600 kilos que comunicó en 2021. En 2019 y 2020 fueron 500 kilos, y los 400 kilos de 2018.
No solo el consenso social es evidente sino que también el Consejo General de Farmacéuticos ha propuesto este lunes realizar una prueba piloto en las oficinas de farmacia para valorar el uso del cannabis con finalidad terapéutica. Un producto que a juicio del presidente de los farmacéuticos, podría tener un uso y unas condiciones de utilización similares a las que tienen otros compuestos como la morfina. Continua como vemos el debate planteado en torno al uso del cannabis con finalidad terapéutica.
La población apoya que se legalice la marihuana con fines terapéuticos. Más de 70 países ya lo han hecho. Lo que está claro es que vamos tarde. Es imprescindible avanzar. Si el cannabis tiene propiedades antiinflamatorias, es un relajante muscular, ayuda con las náuseas y vómitos, es eficaz con el dolor crónico y sobre todo, con los efectos secundarios de la quimioterapia, esto ya es un progreso para luchar contra los efectos nocivos de las enfermedades. El camino no parece sencillo, así que habrá que esperar a los últimos acontecimientos para saber los avances en la regulación de esta droga.