Como todos ustedes saben, Odón Elorza se querelló el 21 de junio de 2018 contra mí y contra el abogado de las víctimas de Kote Cabezudo, Mario Díez, por los delitos de calumnias y delito continuado de injurias graves con publicidad. Por su parte Yolanda Domeño, magistrada de la Audiencia de San Sebastián y María Victoria Cinto, magistrada de San Sebastián y vocal del Consejo General del Poder Judicial, se querellaron también contra nosotros por los mismos hechos.
El motivo de las querellas es que yo informé de que el 15 de febrero de 2018 fue presentada una denuncia ante la Fiscalía General del Estado. En ella se denunciaba que según el testimonio de tres testigos que se identificaban en sobres cerrados para poder ser testigos protegidos, “en el germen de la captación de jóvenes (tanto chicos como chicas) de los que luego se abusaba sexualmente, estaban Odón Elorza, ex-alcalde de San Sebastián, e Iñigo Olasagasti, propietario de la agencia First Models, que eran conocidos en todo San Sebastián como el lobby rosa por su condición de homosexuales”.
Y se decía que “lograron que First Models y Kote Cabezudo fueran las únicas vías de referencia para cualquier adolescente que soñara con abrirse camino en el mundo de la moda, el modelaje, la televisión o el famoseo. Adolescentes que durante más de tres décadas cayeron en la red de abusos sexuales cuya punta de lanza es Kote Cabezudo”.
A la denuncia se adjuntaba un gráfico u organigrama en el que aparecían los nombres de las personas que conformaban esa red, elaborado por uno de los testigos. En ese organigrama figuraban Yolanda Domeño y María Victoria Cinto. El pasado día 6 la magistrada Carmen Valcarce Codes, titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Madrid, dictó un Auto en el que además de acumular la denuncia presentada por Domeño y Cinto en San Sebastián con la causa que ella instruía por la querella de Elorza, decretaba el sobreseimiento y archivo de las actuaciones.
Querellas archivadas: la justicia ha hablado
En los fundamentos de derecho del Auto dice la magistrada Valcarce que “el Tribunal Constitucional ha concedido una posición preferente a la libertad de expresión, como garantía de una opinión pública libre, teniendo en cuenta la relevancia pública de los hechos y también el carácter público de las personas afectadas”. No considera que existan los elementos de los delitos de injurias y calumnias. Señala “al no apreciarse en la conducta de los querellados intención de difamar a los querellantes. El querellado, periodista de profesión, se limita en este caso a ser mero transmisor de los hechos investigados en los procedimientos judiciales que son conocidos públicamente y que presentan gran relevancia pública debido a los intereses afectados fundamentalmente en San Sebastián”.
O sea que, señor Elorza y señorías Domeño y Cinto, la Justicia ha hablado. Y no les ha dado a ustedes la razón sino a nosotros. Jamás hemos pretendido difamar a nadie. Nos hemos limitado a cumplir con nuestras obligaciones. El señor Mario Díez a ejercer su profesión de abogado como acusación particular contra Kote Cabezudo, en representación de sus víctimas. Y un servidor a cumplir con mi obligación de informar a los ciudadanos de hechos gravísimos. Me ha costado muy caro porque los tentáculos de lo que el testigo llamaba “los Lobos de San Sebastián”, la mafia que apoyaba y apoya a Kote Cabezudo, son muy largos. A estas alturas nadie puede dudar ya de que no hay camino alguno para conseguir que yo me autocensure y deje de ejercer el periodismo libre. Me cueste lo que me cueste.
Tengo claro que con sus querellas pensaban que iba a cundir el miedo. Pero no, no tengo miedo alguno a nadie. Menos aún a un político o a dos magistradas, por más vocal del CGPJ que sea una de ellas. No me dan miedo las querellas porque ejerzo mi profesión como me exige la ley, con absoluta diligencia en la búsqueda de la verdad. Mi único compromiso en este caso, como en todos, es con los ciudadanos, con la verdad y con las víctimas. Por más querellas que me pongan no van a amedrentarme. Por cierto, querellas que van perdiendo una a una. Todas, como no puede ser de otro modo. En todo caso logran estimularme en el cumplimiento de mis obligaciones profesionales.
Han quedado en mal lugar ustedes, señor diputado, señorías. La Justicia me/nos ha dado la razón a nosotros, no a ustedes. Supongo que desistirán de seguir por este camino con más querellas. Si pretendían o pretenden callarnos cualquier esfuerzo va a ser baldío. Ahora, especialmente del señor Elorza, espero sus declaraciones públicas comentando esta resolución judicial. ¿Va a decir que también la magistrada Carmen Valcarce Codes forma parte de un complot de la extrema derecha contra usted? No es la primera vez que me lleva usted a los Tribunales acusándome de delitos. Siempre me ha dado la razón a mí la Justicia señor Elorza. Supongo que no va a insistir en el mismo error.
Y no me cabe duda que va a informar, a quienes le puedan seguir en su Twitter o en sus artículos, que la Justicia ha archivado esta causa. Informará que yo jamás le he injuriado y calumniado. No puedo esperar menos de usted que presume de transparente y de demócrata. De usted, que expende carnets de demócrata. Ardo en deseos de leerle porque a su abogado le han notificado el Auto el mismo día que al mío. Viva la transparencia. De las señorías Domeño y Cinto no espero nada. Ellas se han limitado a perder. Intuyo que sabían que no podía ser de otro modo. ¿Por qué entonces iniciaron esta acción penal? Lo sabremos. Seguro. Y por supuesto, se lo contaré a todos ustedes.
Y además…
- Margarita Robles, ministra de Defensa, ha entregado al secesionismo catalán la cabeza de la directora del CNI para salvar a Sánchez. Y sí, también salvar su poltrona. Son muchos años ya los que lleva la señora Robles viviendo del dinero público. Y que curioso que los tres directores generales del Servicio de Inteligencia español que han dimitido por escándalos han sido durante gobiernos del PSOE: los de Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez. Primero Emilio Alonso Manglano por las escuchas ilegales de las que tengo el honor de haber sido el primer denunciante. Después Alberto Saiz, hombre de confianza del entonces ministro de Defensa José Bono, acusado de utilizar fondos públicos en media docena de viajes para cazar y pescar en Africa o México, y ahora Paz Esteban. La ministra Robles primero la defendió públicamente pero cuando Sánchez le dijo que la cesara porque lo exigían los socios independentistas del Gobierno, Robles entregó su cabeza sin pestañear. Eso sí con la desvergüenza de decir que no se trató de una destitución sino de una sustitución. La nueva jefa del CNI, Esperanza Casteleiro tiene un año y medio para hacer su trabajo. Tiene experiencia y conoce el paño. Sabe muy bien que si la ministra de Defensa para salvar su culo político ha de sacrificarla, no dudará en hacerlo.
- Yolanda Díaz lleva meses vendiendo su plataforma transversal y transgénero como nueva jefa porque sí de Podemos. Para las elecciones andaluzas eligió a una colega, Inmaculada Nieto, como cabeza visible de la coalición de izquierda. Pero la señora ministra entronizada líder por el morro y el dedo del fracasado Pablo Iglesias, ha llegado tarde a la inscripción electoral de su candidatura. El ridículo es mayúsculo. Pero la ministra Díaz insiste en que ella sigue trabajando “para ensanchar mi proyecto progresista”. Estaría bien que además de progresista, la ministra Díaz y su gente fueran diligentes. Y al menos se enteraran de cómo y cuándo hay que registrarse para concurrir a unas elecciones. Si no, la señora ministra seguirá haciéndose fotografías vestida de cuero caro para la portada de una revista de moda. Irá de caseta en caseta por la Feria de Sevilla. Ensanchará su proyecto progresista pero tendrá que esmerarse en no disgustar al presidente Sánchez porque si éste le pone la cruz, se acabó el ensanche progre. Y entonces la ministra tendrá que trabajar y eso no se le da bien a esta peña.