ALZHEIMER: LA ENFERMEDAD DEL OLVIDO

El Alzheimer es una enfermedad que no sólo tiene complicado el nombre. Es un tipo de demencia que afecta a la memoria y al comportamiento. Llega a trastocar hasta cualquier simple gesto cotidiano cómo dar los buenos días al vecino, saludar con un hola o incluso beber agua. Dicen los expertos que es la forma más común de demencia.

Cerca de 50 millones de personas en el mundo están afectadas por el Alzheimer. En España la cifra ronda las 800.000. Además cada año se diagnostican 400.000 más. Al ser una enfermedad que se va desarrollando por fases, se estima que alrededor del 80% de los casos que aún son leves están aún sin diagnosticar. Y en torno al 7% de los mayores de 65 años se ven afectado por ella. Y aunque los años son un condicionante, no se trata de una característica del envejecimiento porque puede empezar a producirse a edades tempranas. 

Estamos hablando de una enfermedad progresiva, que empeora con los años. Y si al principio las pérdidas de memoria pueden ser solamente leves, con el paso del tiempo, el enfermo de Alzheimer puede llegar a dejar de tener la capacidad de mantener una conversación y responder a cualquier estímulo de su entorno. 

No es una enfermedad que se deba tomar a la ligera. De hecho, no siempre que se producen pérdidas de memoria son debidas al Alzheimer. Los científicos afirman que el cerebro es el gran desconocido de nuestra anatomía humana. Y por ello, se desconocen todavía las razones que explicarían por qué este tipo de enfermedad se desarrolla y empeora con el paso del tiempo. Afirman también que, aunque uno de los rasgos más destacados de esta enfermedad es la pérdida de memoria, no todas las pérdidas se producen por Alzheimer. Algunas pueden aparecer como efecto secundario a la ingesta de determinados medicamentos, por deficiencias vitamínicas o incluso por estrés. 

Esta es una enfermedad que afecta primordialmente al cerebro, en el que se producen cambios patológicos que van alterando progresivamente el funcionamiento de las neuronas. Al principio, no se nota porque el propio cerebro va compensando las pérdidas y las alteraciones, pero llega un momento en que no puede seguir ocultándolas y es entonces cuando el deterioro cognitivo se vuelve evidente de cara al exterior. 

Hasta hace algunos años, muchas personas eran diagnosticadas con demencia senil. Sobre todo, muchos mayores, cuyo rasgo más característico era que solo eran capaces de recordar el pasado. Incluso confundían lo que estaban viendo en el momento con las vivencias sucedidas hacía algunos años atrás. Hoy los expertos afirman que la mayoría de estos casos puede que fueran Alzheimer. Sin embargo, hablar de demencia y de Alzheimer no es hablar de lo mismo, aunque estén muy relacionadas. 


Alzheimer y la pérdida de memoria

Para entenderlo, demencias hay muchas, aunque la más conocida sea la provocada por el Alzheimer. Demencia es un término general que describe una amplia gama de síntomas y signos que afectan a la capacidad de una persona para realizar actividades, para vivir con normalidad. Pueden darse por cambios en las habilidades del pensamiento, por deterioros en la memoria y presentar evidencias como cambios en el lenguaje, en el comportamiento, una disminución en la concentración y la atención o la pérdida en el criterio y la capacidad de razonar. 

Existen, además, muchos tipos de demencia. Por lo general, es progresiva. Es decir, empeora con el paso de los años (vascular, frontotemporal, mixta, demencia con cuerpos de Lewy). Y en este tipo podríamos ubicar el Alzheimer. Pero también existen otro tipo de enfermedades y trastornos que están vinculados a las demencias. Estamos hablando de dolencias como la enfermedad de Huntington, el Parkinson, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob o las lesiones cerebrales traumáticas.

Hay varias señales de alarma a las que habría que prestar cierta atención porque, repetidas en el tiempo, podrían estar indicando que el cerebro podría estar afectado por el Alzhéimer. Lo más acertado en cualquiera de estos casos debería ser la atención médica o por lo menos, la observación. 

  • Pérdidas de memoria o dificultad para retener información
  • Necesidad de ayuda externa para recordar
  • Dificultad para seguir instrucciones o para planificar actividades cotidianas o rutinarias
  • Desorientación
  • Errores en la percepción del paso del tiempo
  • Dificultad para seguir con normalidad una conversación
  • Pérdida de objetos personales
  • Disminución en la capacidad de juicio
  • Pérdida del interés por actividades
  • Cambios en la forma de relacionarse con otras personas, de socializar. E incluso mostrar cierto nerviosismo e inquietud ante situaciones o ambientes que no sean familiares o sean poco conocidos
  • Cambios en el estado de ánimo y en el humor

No nos cansaremos de decir que, al igual que ocurre con otras enfermedades como el cáncer o la esclerosis, en la investigación está la esperanza de que algún día este tipo de dolencias no sean sinónimo de fin. La investigación proporciona nuevos descubrimientos que pueden propiciar medicamentos y terapias que pueden facilitar enormemente la vida a los enfermos e incluso que pueden llegar a curar. Y en ello están investigadores de todo el mundo. Han sido los investigadores de Corea del Sur quienes recientemente han desarrollado un novedoso fármaco llamado “fármaco de proteína de fusión” (aAB-Gas6) que parece eliminar eficazmente el AB. Un anticuerpo de gran importancia en la enfermedad del Alzheimer. En este caso, el mecanismo del fármaco actuaría de manera distinta al de la inmunoterapia que hasta ahora se ha venido investigando y aplicando para tratar de encontrar una solución a esta terrible enfermedad. 

La comunidad científica está de acuerdo en que hoy, el Alzheimer debe ser una prioridad en la investigación biomédica. Cada día, los científicos se esfuerzan por encontrar una respuesta no solo al Alzheimer sino también a otro tipo de demencias. Se empeñan en buscar respuestas a las miles de preguntas que surgen con la aparición de nuevos síntomas o con el crecimiento de los casos en el paso de los años. La investigación para más vidas y ofrece una mejor calidad de vida en general. 


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