EL CAMBALACHE DEL PODER JUDICIAL

Parece que está cercano un acuerdo del PSOE y el PP para proceder a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato venció en diciembre de 2018. O sea, que, con retraso, pero así está el patio. Una vez más, la renovación del CGPJ se convierte en un indecente cambalache político. Se requieren mayorías reforzadas en el Congreso para aprobar los nombramientos, por lo que la cosa viene cocinada de fuera entre los dos partidos mayoritarios, con el resto peleando por algún consejero migaja.

PSOE y PP nos cuentan a los periodistas, como si no conociéramos el percal, que hay un acuerdo para que los elegidos sean “técnicos, juristas y muy cualificados”. El PP quiere 10 consejeros para ellos y 10 para el PSOE. Y el PSOE pide 11 para ellos, aunque aceptarían 10 más la presidencia. Podemos y PNV tendrían dos y uno, respectivamente, y Ciudadanos y Vox se quedan fuera de la pedrea judicial. 

Sabemos, como lo saben ellos, que aunque los elegidos dispongan de excelente currículo, ninguno de ellos será elegido por eso, sino por su obediencia comprometida a lo que mande un partido u otro. Y como nunca se cortan, acostumbrados al cambalache, aunque el presidente ha de ser elegido por los vocales designados, siempre se conoce su nombre antes de que estos tomen posesión, porque van a obedecer a quienes les colocan ciegamente. Y probablemente el pacto incluya la renovación también pendiente de un tercio del Tribunal Constitucional que tiene vencido su mandato desde el pasado mes de noviembre. Se trata del presidente, Juan José González Rivas, la vicepresidenta, Encarna Roca y los magistrados Fernando Valdés-Ré y Andrés Ollero. 

El crédito de la Justicia está por los suelos hace tiempo. Sánchez e Iván Redondo son especialistas en vendernos como pactos de Estado grandiosos acuerdos que no dejan de ser un trágala y que vienen a consolidar situaciones intolerables, como la politización de la Justicia. Pero la misma responsabilidad tiene el PP, que acepta el pacto para pillar su cuota. Y los demás. Y más ahora que todos los partidos tienen sus cosas pendientes de decisiones judiciales que terminarán en el Supremo, y a los magistrados del Supremo les elige ese CGPJ que se conforma con los obedientes corderitos de currículo vendible a los que se pliegan los aspirantes a llegar a lo más alto de la Magistratura, y así salen las cosas después.


El Cambalache descrito en el Tango de Enrique Santos Discípulo

Ante este cambalache, que se repite cada poco sin que los partidos acaben con él por su interés propio, no puedo evitar recordar el tango de Enrique Santos Discépolo. Un compositor, músico, dramaturgo y cineasta argentino, cuya letra viene al pelo para describir la situación del Poder Judicial y la política en España. Siempre se recurre a su famosa frase “el que no llora no mama”. Conviene leerla entera, pues se comprende mejor el sentido de lo que Discépolo quería narrar:

Que el mundo fue y será una porquería
Ya lo sé, en el quinientos seis
Y en el dos mil también
Que siempre ha habido chorros
Maquiavelos y estafaos
Contentos y amargaos, varones y dublé

Pero que el siglo veinte
Es un despliegue de maldad insolente
Ya no hay quien lo niegue
Vivimos revolcaos en un merengue
Y en el mismo lodo
Todos manoseaos

Hoy resulta que es lo mismo
Ser derecho que traidor
Ignorante, sabio, chorro
Generoso o estafador

¡Todo es igual, nada es mejor!
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplausos ni escalafón
Los inmorales nos han iguala’o

Si uno vive en la impostura
Y otro roba en su ambición
Da lo mismo que sea cura
Colchonero, rey de bastos
Caradura o polizón

¡Qué falta de respeto qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stravinsky va Don Bosco
Y La Mignon, Don Chicho y Napoleón
Carnera y San Martín

Igual que en la vidriera irrespetuosa
De los cambalaches
Se ha mezclao la vida
Y herida por un sable sin remache
Ves llorarla Biblia contra un calefón

¡Siglo veinte cambalache!
¡Problemático y febril!
El que no llora no mama
Y el que no afana es un gil

¡Dale nomás, dale que va!
¡Qué allá en el horno!
Nos vamos a encontrar!
No pienses más, siéntate a un la’o
Que a nadie importa si naciste honra’o
Es lo mismo el que labura
Noche y día, como un buey
Que el que vive de los otros
Que el que mata, que el que cura
O está fuera de la ley.

Pues eso, el cambalache de la Justicia y la política española. El que no llora no mama, y el que no afana es un gil. Tan triste como real.


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2 Comments

  1. says: Ana Aizpiri

    Que grandes verdades las de ese tango sobre el relativismo que lo ensucia todo en estos tiempos.
    Y los partidos q se reparten el pastel en España deben decirse ‘si no lo hacemos nosotros lo harán otros’.
    Romper con esa inercia de patrocinio partidista del poder judicial sería un paso en el perfeccionamiento de nuestra democracia, pero los partidos citados en tu artículo no tienen interés.

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