El feminismo ha sido objeto de intensos debates en las últimas décadas, presentándose como un movimiento que busca la igualdad de género. Sin embargo, una mirada más profunda revela que el feminismo está lejos de ser la solución a las desigualdades de género, generando, en mi humilde opinión, divisiones irreconciliables en la sociedad.
¿Igualdad de género? ¿división e intolerancia?
Y es que el feminismo, en su búsqueda de la igualdad, a menudo cae en la trampa de la división y la intolerancia. Mi pregunta es ¿Deberíamos luchar por la igualdad de género o por la igualdad para todos? Es hora de cuestionar de una vez por todas las narrativas simplistas y buscar un enfoque más inclusivo, donde construyamos un mundo más igualitario. Vivimos en un mundo de odio al hombre, cuyo único fin es destruirlo. ¿Por qué hay mujeres que quieren destruir la figura del hombre a toda costa? He vivido de cerca cómo hay mujeres que se acogen a determinadas leyes para hundir sexo opuesto.
La Ley de Violencia de Género ha sido un tema polémico desde su entrada en vigor. Si bien es importante la violencia doméstica, ¿es justo penalizar a alguien basándose únicamente en su género? Esta ley presupone la culpabilidad del hombre y la inocencia de la mujer en situaciones de violencia doméstica, ignorando, en muchas ocasiones, los casos en los que los hombres también son víctimas. Además, esta ley que muchas mujeres utilizan para machacar al género masculino a menudo se basa en denunciar sin pruebas concretas, lo que puede llevar a falsas acusaciones y arruinar la vida de hombres inocentes. ¿Es justo castigar a alguien cuando realmente no existen pruebas?
El anhelo de un feminismo que promueva la verdadera igualdad
Por tanto, en lugar de centrarnos en si es hombre o mujer, deberíamos brindar apoyo a todas las víctimas, insisto, independientemente de su género. He visto muy de cerca casos en las que esas mujeres que se hacen llamar feministas «machacan» a sus ex parejas por el mero hecho de ser hombres. ¿Eso es feminismo? Eso es maldad, lo tengo muy claro. Afortunadamente, aún quedan jueces (tanto hombres como mujeres) que dan la razón a los hombres. Muchas veces, víctimas de un trato que no es igualitario.
Si hoy me preguntan, según lo expuesto, si soy feminista, contestaría que no. A mí este feminismo no me representa. No necesito manifestarme para reivindicar mis derechos. Ese feminismo tampoco me representa. Me representa un feminismo que promueva la igualdad, sin ver si es hombre o mujer. En el que todos seamos iguales. Ni unos más que otros. Está claro que aún tenemos un largo camino por recorrer para llegar a esa ansiada igualdad. Mientras tanto, luchemos por encontrar ese camino justo que, estoy segura, muchas mujeres y muchos hombres anhelan.
