El Partido Socialista y Junts han cerrado su pacto para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. También un acuerdo sobre la amnistía que lleva sobre la mesa de ambos partidos desde hace más de un mes. El acuerdo que se ha anunciado este jueves pretende “procurar la gobernabilidad durante la XV legislatura”.
Se asienta sobre un documento marco de tan sólo cuatro páginas, que gira en torno a tres ejes fundamentales. Una ley de amnistía que ampararía tanto a políticos como ciudadanos encausados por el procés entre 2012 y 2023. Un verificador internacional que siga todo el proceso de negociación. Y una mesa de diálogo a la que Junts quiere llevar más adelante el Referéndum de autodeterminación de Cataluña.
En palabras del propio Carles Puigdemont es un acuerdo “histórico” entre España y Cataluña. Con este acuerdo, Puigdemont se convierte así en socio del Gobierno para toda la legislatura. Según declaraciones de miembros de Sumar, con este acuerdo se logra “un gobierno progresista”.
Reacciones y críticas tras el pacto entre PSOE y Junts
Sin embargo, no todo son flores, pues al poco de darse a conocer el acuerdo entre PSOE y Junts ha provocado un aluvión de reacciones y críticas. Políticos como Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha declarado que supone un “cheque en blanco”. Y es algo “mucho peor” que una amnistía. Ha criticado que el PSOE acepte las peticiones de declaración de Cataluña como nación.
También se ha pronunciado sobre el mismo Cuca Gamarra, secretaria general del PP. Ha declarado que el acuerdo es una “infamia política, jurídica y moral” y supone, sobre todo, “deslegitimar la democracia”. Alberto Núñez Feijóo, en su comparecencia tras la firma del acuerdo, con el que “España pierde y ganan los independentistas”. Ha afirmado que “no resuelve los problemas sino que los agrava”. Se prevé que Francina Armengol, presidenta del Congreso, anuncie este viernes o en los próximos días, la fecha de investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno para los próximos cuatro años.
El acuerdo entre el PSOE y Junts se produce tras varias semanas de dimes y diretes y de reuniones para pactar. Ha estado envuelto además en varias jornadas de protestas. Tiene lugar tras muchas semanas de mensajes contradictorios, pues a pocos días del 23J, Pedro Sánchez negaba contemplar ningún tipo de amnistía a los presos políticos catalanes. Eso sí, unos meses después, en pleno Comité Federal ya entraba en su mensaje a los militantes.
El pacto entre PSOE y Junts permitirá a Pedro Sánchez ser investido presidente del Gobierno. Aunque también incorpora la llamada amnistía a través de una ley que, dicho de otro modo, condonará la pena a todos los encausados por el procés. Esta ley de amnistía es, como se ha conocido este jueves, uno de los requisitos que pone Junts para facilitar que el PSOE acabe de nuevo en La Moncloa. Esta Ley y esta amnistía, que no es más que un perdón legal, podría extenderse a más 4.000 encausados por el procés. Junts se abstendría.
Un acuerdo que habla de amnistía
Estas semanas previas a la firma del acuerdo, las calles de ciudades como Madrid , Barcelona, Valencia, Córdoba, León, Sevilla o Vigo se han llenado de gente que ha protestado contra este tipo de pactos de gobierno. Sociedad civil, sindicatos, asociaciones policiales y partidos políticos han llenado las calles para protestar contra la futura Ley de Amnistía que ha firmado el PSOE.
La amnistía supone en muchos casos un acto de perdón, de indulgencia, de reconciliación, paz y un gran paso hacia la justicia social o la estabilidad política. En España está siendo una carta blanca para la negociación a la hora de formar gobierno. Un Gobierno que llegado el mes de noviembre seguimos sin tener. Y para el electorado, que ocupó gran parte de su verano pensando cómo ir a votar o cómo librarse de formar parte de una mesa electoral si llegado el caso eran llamados a ello en plenas vacaciones, esta carta es como una gota más que no acaba de colmar bien el vaso.
Está tan saturado de información, de subidas de precios, de tipos de interés que se deciden desde Europa pero que atrapan sus bolsillos, de guerras y de invasiones…, que no le queda ya cabeza para pensar que no tiene un Gobierno al que reclamar nada. No lo tiene porque no se ha dado prisa por formarse. Sí por convocar elecciones, pero no para responder ante la ciudadanía que les votó.
Estamos colapsados y a punto de finalizar el año. Ahora ya sabiendo qué va a pasar en La Moncloa. Conociendo quién será finalmente socio. Con un gobierno progresista como dicen algunos, pero también con un gobierno que no sólo no convence a otros cuantos sino que provoca enfados y muchísima desconfianza. Quizá dentro de unas semanas se conozcan qué puntos se han tratado para la negociación final y, lo que es más importante, qué parte del programa electoral va a quedarse sin cumplir. Total, tenemos otros cuatro años por delante para quejarnos. Y cuatro años dan para mucho.
