La cesta de la compra está más cara que nunca. Dicen que la inflación no acaba de frenarse. También la compraventa de viviendas se ha estancado. Los combustibles se prevé que vuelvan a subir, aclaran, que por el impacto económico que puede llegar a tener la guerra de Israel contra Gaza. El precio de los cereales parece que se ha estancado, de momento, aunque la guerra de Ucrania y Rusia continúa y puede que siga afectando a la economía. El bolsillo, en general, se resiente, pero sólo el de la población rasa porque el de los bancos ha crecido. Según los resultados que han dado a conocer en los últimos días las principales entidades bancarias de nuestro país, nada parece que su bolsillo empiece a vaciarse en el corto plazo.
El Banco Santander ha generado un beneficio récord de nada menos que 8.143 millones de euros. Un 11% más. Cifras que comunicó este pasado miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), hasta septiembre de 2023. Afirman que este beneficio récord se ha producido por el tirón del negocio en Europa.
No ha sido la única. También Banco Sabadell ha registrado resultados muy halagüeños. Los mejores de su historia, han dicho. Y de igual manera, han comunicado que su beneficio hasta septiembre de este año (beneficio neto atribuido) ha sido de 1.028 millones de euros. Esto supone un 44,9% más si se compara con el mismo periodo del año anterior. Su margen de clientes también ha crecido y continúa. Han comunicado, “su tendencia alcista”, elevándose casi un 3% hasta septiembre de 2023. BBVA incrementó su beneficio un 38,4%, CaixaBank un 12,4% y Unicaja un 3,7%. Según recogen los medios económicos, que están especializados en estas lides, los bancos españoles han conseguido tan buenos resultados debido al ensanchamiento de los márgenes que se ha producido por la subida de tipos. También por la escasa existencia de la remuneración de los depósitos y, sobre todo, a su ratio de eficiencia.
La banca crece pero el bolsillo del ciudadano se desinfla
Ahora bien, a la espera de que vuelvan a anunciar de manera oficial desde el Banco Central Europeo que los tipos se incrementan un poco más, que las comisiones bancarias también quizá lo hagan y que la inflación seguirá sin dar tregua a los consumidores, queda sólo esperar a que de verdad exista una tregua factible para que los ciudadanos de a pie no sigan en 2024 con la soga al cuello mientras las entidades bancarias siguen registrando los mejores resultados en años. La balanza claramente no está equilibrada. Y si es necesario este desequilibrio para que al final todo vuelva de nuevo a una calma de verdad, que desde las altas instituciones o desde el Gobierno, expliquen por qué el sistema está funcionando como lo hace.
Sin olvidarnos de que hace unos cuantos años, en la anterior crisis económica que hizo saltar por los aires la llamada burbuja, precisamente la banca fue rescatada ante el temor de que la economía española se resquebrajara del todo. Hoy eso continúa en la mente de muchos, pero se obvia que estos buenos resultados se han conseguido apretando a quienes sostienen a estas entidades.
Los buenos resultados de CaixaBank dicen los expertos que se han producido gracias a las agresivas campañas comerciales que se mantuvieron a principios del año, con el objetivo de vincular clientes a la entidad. También indican que estos buenos resultados les permiten aumentar sus provisiones para poder cubrirse ante potenciales aumentos de la morosidad de los usuarios tras las sucesivas subidas en los tipos de interés. Sus resultados funcionan y seguirán funcionando, al menos los próximos meses, como un escudo de defensa.
A nivel macroeconómico parece haber crecido el PIB en Europa y en EE.UU. A nivel macro todo siempre suena más lejano de lo que en realidad es. Por el micro, que supone lo que siempre contamos del bolsillo de los españoles, crecer, no crece. Más bien se estanca o adelgaza a golpe de subidas. Y quizá eso es lo que haga falta solucionar. Para que el último trimestre del año que viene podamos hablar de que se tiende a la estabilidad. Ni los grandes crecen y se enriquecen ni los pequeños sólo pueden cocer. Y determinadas cosas, porque el pollo, las patatas y otros alimentos que se pueden echar a la cazuela, de momento, empiezan a tener precio similar al de los lingotes de oro.