ALVISE PÉREZ, ÁBALOS Y EL ESTADO DE DERECHO

Alvise Pérez es seguramente el enemigo público número uno de la clase política de este país. Se lo ha ganado a pulso. Ahí donde entiende que un político actúa desde la corrupción, sea del signo que sea, se engancha como un perro de presa. Y lo exhibe en sus vergüenzas a toda la comunidad que le sigue hasta apurar la fina línea que separa el derecho a la libertad de expresión e información del derecho a la intimidad y el honor. Por supuesto, en un Estado de Derecho, el político de turno está legitimado para acudir a la Justicia si entiende que Alvise traspasó esa línea. Y que decidan los Jueces. Pero…

El caso Alvise-Ábalos nos está mostrando las costuras de un sistema en descomposición. Les resumo telegráficamente. El analista pone en su punto de mira al ex-Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana por sus múltiples escándalos de corrupción. En un momento dado Ábalos entiende que se ha traspasado la línea y demanda a Alvise por vulnerar su derecho al honor. Hoy sabemos que lo que siguió a esa demanda fue una condena judicial en flagrante indefensión de Alvise Pérez, y que sin ser firme la condena la práctica totalidad de medios de comunicación se lanzaron con saña a ejecutar públicamente al analista a cuenta de la Sentencia de marras.


La no separación de poderes

Tres tristes realidades asoman con particular nitidez en este asunto de Alvise Pérez y el ex Ministro José Luis Ábalos.

  • La primera, que los políticos delincuentes de un modo u otro siempre se van de rositas. Incluso aquellos que son condenados en firme, se las arreglan para irse de rositas. SIEMPRE. Ya sea indulto, que estoy malito, que se perdió lo mío, que vamos con retraso, que la abuela fuma… Lo que sea. SIEMPRE.
  • La segunda, que el Poder Judicial está ya obscenamente colonizado por el Ejecutivo. Esa Sentencia condenatoria en rebeldía tiene un tufo a prevaricación evidente. El Ministro demanda y el Juez condena. Así. Literal. Sin solución de continuidad. Los jueces como guiñoles de los políticos. Cada vez sorprende menos porque cada vez es más habitual. Y yo siempre imagino una de esas llamadas de algún señor X de turno: «Magistrado, que en tu Juzgado el hijoputa este no se defiende, que se metió con el Ministro…».
  • Y la tercera, que el periodismo ha muerto. Los medios de comunicación son ya meras correas de transmisión del poder. Convenientemente subvencionados con jugosa publicidad institucional para que no sientan la tentación de sacarse de la boca las pollas de los grupos de poder que les alimentan. Permanentemente de rodillas. Obedientes a aquello que se les dice que cuenten y a eso otro que bajo ningún concepto pueden contar. Salvo honrosas excepciones como IT-Magazine, fuera es todo desierto.

¿El fin de Alvise Pérez justifica los medios?

Creo que Alvise Pérez es un valiente. Creo que ha conseguido capitalizar el descontento social como pocos. También creo que toda su denuncia social en cuanto al fondo es más que necesaria. Por toda esa parte, siento admiración hacia él. Pero no soy un fanático. También detecto sombras que me preocupan. Y mucho. La pregunta que encabeza este bloque tiene dos lecturas. La que le corresponde al poder ya nos la han respondido: terminar con Alvise, su fin, justifica cualquier medio para ellos. La Sentencia de la vergüenza disipa cualquier duda. La que le corresponde a Alvise se la cuestionaré en el gran evento que publicita para noviembre y al que voy a asistir: ¿la finalidad que él persigue, justifica sus medios? Y me pregunto esto porque:

  • Su movimiento cada vez adquiere mayores tintes mesiánicos. Más de un cuarto de millón de personas le siguen en su canal de Telegram y a cada publicación del Mesías, se pueden leer cientos de comentarios de sus hooligans que destilan una violencia francamente pavorosa. Un escenario que los que ya tenemos una cierta edad sabemos tristemente bien a dónde conduce.
  • No puedo evitar el run run que me provoca que alguien como Alvise Pérez, azote de los delincuentes poderosos, los depredadores sexuales y las mafias, jamás haya hecho mención alguna al Caso Kote Cabezudo. Me consta que conoce sobradamente el asunto así como al abogado de las víctimas. ¿Por qué nunca colaboró a través de su millonaria comunidad con la difusión de «En el nombre de ellas», el extraordinario documental que produjimos para NetFlix? Algo tan jugoso para alguien tan sensacionalista… ¿por qué el silencio?
  • Él no periodista, yo sí. Lo que publico, lo he contrastado. Si no he podido contrastar, aunque sepa, no publico. Y nunca publico falsedades. Me consta que Alvise Pérez no siempre ha cumplido estas máximas. Más aún, he leído «noticias» suyas que por mis investigaciones sé, con la documentación en la mano, que son manifiestamente falsas. Falsedades vestidas de titulares bárbaros con el único fin de incendiar a quienes le siguen. Y cuando pueda tenerle delante, le cuestionaré sobre ello. Varias veces le he ofrecido hacerle una entrevista. Hasta ahora en vano. Le reitero el ofrecimiento.

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