Una banda compuesta por 14 personas ha sido desarticulada en Gerona en una operación de la Policía Nacional. Los presuntos estafadores se hacían pasar por algún hijo de las víctimas y a través de un mensaje de WhatsApp le comunicaban que o bien le habían robado el móvil o habían sufrido algún percance y no podían comunicarse con “el de siempre”. A continuación pedían una transferencia bancaria de entre 3.000 y 4.000 euros para poder saldar una deuda que tenían pendiente.
En esta ocasión, el grupo antifraude de una entidad bancaria dio la voz de alarma. La Policía detectó que una vez que la víctima transfería la cantidad de dinero a la cuenta indicada, este ingreso desaparecía porque era distribuido por otras cuentas más. La organización de la banda era piramidal. En la cúspide, el cabecilla de la banda y un conjunto de personas actuaban como supervisores. Bajo estos, otros que actuaban como captadores. Y en la parte más baja, las “mulas”, jóvenes de entre 20 y 30 años, quienes estaban encargados de recibir el dinero estafado de las víctimas. A cambio de captar nuevos miembros para la banda, estas “mulas” eran ascendidos en el escalafón de la banda. A cambio de recibir dinero de las víctimas, los estafadores recibían una compensación económica por parte de la banda.
Desde fuentes policiales afirman que la investigación aún no se ha cerrado y no se descartan nuevas detenciones. Y recomiendan que ante la recepción de mensajes de este tipo, la víctima trate de contactar con el verdadero hijo que supuestamente está contactando con ella, por medios alternativos. Además, recomiendan también cerciorarse de quién es el titular de la cuenta bancaria en la que se realizan las transferencias.
Aumenta la ciberdelincuencia
Con el aumento del uso de las nuevas tecnologías ha aumentado también la ciberdelincuencia. Y, de hecho, los ciberdelincuentes han encontrado en el canal de mensajería WhatsApp una vía recurrente para perpetrar sus actos. Desde la Oficina de Seguridad del Internauta recuerdan que es recomendable no compartir ni reenviar mensajes que podamos considerar que son sospechosos de fraude. Mensajes que puedan parecer raros o que, de primeras, nos extrañen.
Los ciberdelitos han aumentado enormemente en los últimos años. Tanto la Fiscalía General del Estado como el Ministerio del Interior alertan de que el incremento podría cifrarse casi en el 79% desde 2019. La mayoría de ellos suelen ser fraudes informáticos. Tras estos, las amenazas y las coacciones serían los siguientes. Después, las falsificaciones y los fraudes. Otros ciberdelitos serían los accesos ilícitos, los sexuales, las interferencias en sistemas, las interferencias en contra del honor y las que se producen en contra de la propiedad intelectual.
Tal y como explican desde el Ministerio del Interior los ciberdelincuentes son mayoritariamente varones. Y Cataluña es la Comunidad Autónoma en la que se registra mayor número de ciberdelitos, seguida por Madrid. Entre ambas, copan cerca del 33% de todos los ciberdelitos que se registran en España.
Como se recoge en el último Balance de Criminalidad publicado por el Ministerio del Interior, en 2022 se registró un total de 2.325.358 infracciones penales, lo que sitúa la “tasa de criminalidad en 48,8 hechos penales conocidos por cada mil habitantes”. Comparado con otros países como Reino Unido (79,5), Alemania (53,9), Dinamarca (74,8) o Bélgica, la nuestra es una tasa de criminalidad baja. Pero no debemos bajar la guardia. Y ante cualquier sospecha, ponerlo en conocimiento de las autoridades.
