PARTIDOS Y DEMOCRACIA

Cómo me cuesta creer nada de los partidos políticos que se llenan la boca de hablar de democracia cuando ellos vulneran los más elementales principios democráticos. El primero de ellos el de la libertad individual. La Constitución proclama que los partidos han de funcionar democráticamente pero ninguno lo hace. Son grupos de intereses enfrentados en los que impera el pensamiento único y se impone obediencia ciega a las jefaturas que los manejan. Alfonso Guerra lo sintetizó muy bien: “El que se mueve no sale en la foto”. O sea, el que se sale de la fila o piensa por sí mismo no cabe.

Y en el Congreso de los Diputados tenemos una representación absoluta de esta degeneración de la política. Sí, con un Reglamento obsoleto y unos grupos parlamentarios que impiden que en la cámara cualquier diputado, que representa allí a todos los españoles, no solo a quienes le han votado, se exprese libremente. Incluso si alguno no vota lo que se le ordena se les sanciona económicamente. De modo que la mayoría de nuestros representantes democráticamente elegidos son una manada de obedientes borregos que obedecen ciegamente a su amo. Sólo un presidente del Congreso intentó de verdad modificar el reglamento: el socialista Manuel Marín, pero todos sus esfuerzos sinceros fueron vanos porque PSOE y PP se empeñaron en dejarlo todo como está. O sea, mal.

Obediencia ciega en los partidos

¿Han reparado ustedes alguna vez que en el Congreso jamás nadie que no sean los portavoces de cada partido puede levantarse a hablar en conciencia, a exponer sus ideas o sus opiniones? Yo en cada sesión, en cada pleno. Y me produce inmensa tristeza porque quiero pensar que entre los más de 300 diputados habrá muchos que tendrían cosas interesantes que decir, ideas interesantes que aportar, pero no, son pura figuración. Solo aplauden cuando hablan sus jefes, o abuchean al adversario cando se lo ordenan sus jefes. Obediencia ciega. Y me sorprende que en tantos años ya de democracia no haya habido un solo diputado, en alguna legislatura, que lo haya intentado, o que se haya ido explicando a los ciudadanos a los que representa que renuncia a ser un obediente borrego.

No digo que los diputados no trabajen. Lo hacen en las comisiones y en la preparación de documentación para sus jefes. Lo que afirmo es que me parece perverso un sistema que impide a un representante de los ciudadanos expresarse libremente, defender sus ideas. Incluso, muchas veces, defender las propuestas y promesas que le permitieron llegar hasta su escaño cuando los jefes las incumplen. He conocido diputados en todos los partidos bien formados, inteligentes, eficaces, que podrían aportar mucho al debate político, al debate de las ideas y las propuestas, pero que nunca han podido actuar en libertad porque sus partidos no se lo han permitido. Ellos han tragado para poder seguir siendo borregos obedientes en la siguiente legislatura, aunque para ello terminen convertidos en sicofantes gemelos de sus jefes. Entre esa manada de aparentes mediocres obedientes fanatizados hay buena cabezas, pero esta política miserable los convierte en relleno.

Este debiera ser el primer paso de la regeneración política que necesita España. Que los partidos funcionen democráticamente, como exige la Constitución y que se modifique el Reglamento del Congreso. Esta obediencia esclava es ciega, irracional y fanática. Y necesitamos hombres libres que puedan expresarse libremente.


Y además…

  • Otro de los dramas que padecemos es este periodismo de rodilleras entregado al poder que huye de cumplir con su obligación como huiría de la peste. Y como tienen que rellenar espacio, lo único que vemos es un desesperante periodismo declarativo o siempre obediente. Las redacciones se han convertido en galpones. Y la culpa de ello no es solo de las empresas periodísticas, es también de los periodistas que como los diputados, aceptan no ser libres para seguir cobrando la soldada. Muchas veces miserable.
  • Una vez que hemos escuchado a Pedro Sánchez afirmar rotundamente que “no va a haber un referéndum en Cataluña”, conocida su trayectoria, solo queda saber la fecha en que se celebrará, en qué porcentaje se considerará el resultado vinculante y cómo formularan la pregunta. No considero que mi círculo de familia y amigos represente a la totalidad de España, pero desde que Sánchez anunció que no habrá referéndum no he escuchado a una sola persona que no me haya dicho que tiene claro que en 2023 se celebrará. ¿Y ustedes?
  • Que triste noticia la muerte de Nicolás Redondo Urbieta. Tengo el honor de haberle conocido y tratado. Siempre vi en él a un hombre trabajador, valiente y honrado. Nuestras diferencias ideológicas no nos alejaban. Nos acercaban en cada conversación, de las que siempre aprendía algo de él. Nicolás fue mucho más que el líder histórico del sindicato socialista UGT. Podría decirse que fue el padre del denominado nuevo socialismo español, al que pudo liderar, pero renunció voluntariamente a hacerlo. En el famoso Congreso de Suresnes apoyó a Felipe González, “Isidoro”, y a Alfonso Guerra. Nicolás fue una figura imprescindible durante la dictadura, durante la transición y ya en democracia. Llegado González al poder, Nicolás siempre defendió que la UGT no fuera una mera corra de transmisión del PSOE. Y el 14 de diciembre de 1988 convocó la gran Huelga General en la que pararon hasta los relojes que quebró las relaciones de Nicolás con el partido. A Nicolás le debemos la modernización de las relaciones laborales en España. Tras Nicolás quedó un erial. Sus sucesores no le han llegado a la altura del betún, y llegaron a avergonzar al viejo líder con el asunto del latrocinio de los Ere de Andalucía. Un ejemplo Nicolás, un tipo rudo pero afable y cariñoso, respetuoso con todos, firme defensor de sus convicciones democráticas, jamás arrodillado ante nadie. Un hombre libre. 
  • La que se ha liado con un concejal del PP. de Guadalajara al que grabaron en una taberna en Nochevieja con un grupo de gente entonando el Cara al Sol. Jamás he cantado el Cara al sol. No entraría en una playlist mía para una noche de risas y diversión en una taberna, y no representa a mi ideología. Pero me asombra que en España se organice la que se ha organizado mientras que en decenas de actos públicos y mítines se cierren los festejos al canto de la Internacional, el himno de la ideología que más muertos ha provocado en la historia. Las leyes de memoria prohíben el Cara al sol y permiten la Internacional. Yo no cantaré ninguno de los dos. Dicho esto no perseguiría legalmente a ninguno que lo haga, como no perseguiría a quienes queman una imagen del Rey o la bandera de España, aunque yo no sea amigo de quemar fotos o banderas. La izquierda, desde su superioridad moral, impone lo suyo. Yo estaré siempre con la libertad y en contra de perseguir al discrepante.

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