Los relojes y las pulseras inteligentes hoy han avanzado tanto que ya son capaces de contar el número de pasos que se dan cada día. Esta información enlazada con aplicaciones específicas, miden no solo los kilómetros que cada usuario hace al día sino también las calorías que ha quemado con sus paseos, la frecuencia cardíaca detectada durante el ejercicio y lo que tal vez, le haría falta para completar un ejercicio saludable que le permita acabar con el tan temido sedentarismo.
Los expertos hablan de caminar 10.000 pasos diarios. Otros cifran en 8.000 los que pueden promover una actividad saludable para un día cualquiera. Sin embargo, limitarnos a dar una serie de miles de pasos y no hacer nada más por cuidar nuestra salud, no ayuda a llevar de verdad una vida saludable. En ella influye también la alimentación que ingerimos, el estrés que soportamos a diario, el descanso y la desconexión que hacemos, a veces hasta obligados. Y en definitiva todas aquellas acciones que llevamos a cabo para proveer de ingredientes de salud a nuestra propia salud.
Para salir de dudas, diversos organismos se han lanzado a marcar la cifra de los pasos que sería recomendable dar a lo largo del día. Por su parte, el Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) incluyó la cifra de 10.000 como los que sería recomendable emprender. Y sin embargo la Organización Mundial de la Salud recomienda que el mínimo de pasos que deben darse al día han de oscilar entre los 7.000 y los 8.000. Menos, mejor no plantearlos.
Más los beneficios para la salud pueden incluso estancarse. Es más, en 2021 la revista JAMA Network Open publicó un estudio en el que se había analizado la actividad de más de 2.000 personas durante más o menos una década a las que se les había dotado de diferentes podómetros. El estudio arrojaba una clara conclusión. Y es que aquellos que habían dado entre 7.000 y 9.000 pasos diarios, tenían entre un 50% y un 70% menos de tasa de mortalidad. Aquellos que daban más de 10.000 pasos no tenían mayores beneficios, sino que estos, al contrario de lo que podía parecer, se estancaban.
La vida activa nos ayuda a mantener nuestra salud
Al margen de estos estudios, las recomendaciones en torno a la actividad diaria y la lucha contra el sedentarismo, abordan la necesidad de no rebajar de los 7.000 pasos diarios. Y lo saludable en su caso será, mantenerlos al menos 4 días a la semana. En niños, por el contrario, nadie se plantea que den menos de 12.000.
En definitiva, medir los pasos con el objetivo de llevar una vida menos sedentaria y hacerla más saludable no puede ser perjudicial. Sin embargo, como siempre, obsesionarse no traerá nada bueno. De hecho, existe un desorden mental llamado Aritmomanía que para algunos es visto como un trastorno obsesivo compulsivo.
Nos viene a explicar la obsesión por contar los objetos del entorno o contar las cosas que se hacen a cada momento. Por ejemplo, contar los escalones que se suben o bajan. Contar los pasos que se dan en un agradable paseo o monitorizar absolutamente todo lo que se hace o se ejercita cada día. En algunos casos, esa obsesión puede derivar en otros trastornos como por ejemplo en la alimentación, en la desmesurada práctica de ejercicio. O incluso en el exceso del autocontrol para continuar manteniendo los parámetros registrados en días sueltos.
Lo que está claro es que ni debemos obsesionarnos, ni debemos querer controlar todo a través de app’s, pulseras o relojes inteligentes sino mentalizarnos de que solo tenemos un cuerpo y nuestra obligación es cuidarlo. Sin obsesionarse y sin marcarse más objetivo que el de mantener una vida saludable.
