LA VIRUELA DEL MONO: OTRO VIRUS EN NUESTRAS VIDAS

Las cifras siguen mostrando que el coronavirus aunque lo parezca, no ha desaparecido. El coronavirus sigue presente aunque los medios ya no insistan en la incidencia de las últimas semanas, ni sigan machacando con la importancia de la vacunación. Y cuando parece que todo está estabilizado más o menos, empiezan a alertarnos de que la viruela del mono puede llegar a ser preocupante porque su crecimiento sigue unos patrones que no se habían llegado a ver con anterioridad. Ahora que ya habíamos asumido convivir con el coronavirus al igual que con la gripe, los catarros o las gastroenteritis, aparece esta viruela.

La viruela del mono de 2022 se detectó por primera vez en el mes de abril en Reino Unido. Viruela simica como realmente se llama. El paciente cero fue un residente británico que comenzó a presentar síntomas después de haber viajado a Nigeria. Aquí se confirma que esa patología es endémica. Así esta viruela que en África nace, crece y se reproduce sin que nadie ponga los medios suficientes y necesarios para frenarla, saltó a Europa. Pronto se ha ido extendiendo por países como España donde ya los casos superan el medio centenar. 

Por su parte la Organización Mundial de la Salud dice que el crecimiento de esta viruela preocupa. Nos dicen que deben ponerse los medios para evitar que arraigue por todo el planeta. La OMS declaró en 2020 que la epidemia que aún hoy arrastramos ya no era tal, sino que se había convertido en pandemia. Y era mucho más preocupante porque nos iba a dar un vuelco a la realidad hasta ese momento conocida. Quizá debería haberse referido al primer mundo porque en África, la viruela del mono existe desde hace varias décadas y es la causante de miles de muertos al año. 

La enfermedad se identificó por primera vez en 1958 en el Instituto Serológico de Copenhague, donde se había llevado una pequeña población de simios a los que se iba a usar de cobayas para hacer pruebas con vacunas contra la polio. En 1970 se detectó el primer caso en humanos en la República Democrática del Congo. Y años más tarde Liberia y Sierra Leona también confirmaron algunos casos de la viruela del mono. Aproximadamente en el año 2000 los brotes comenzaron a expandirse y a duplicarse en estos países debido a, como afirmaron los expertos, un cambio de patrón. Aunque no saben a ciencia cierta si esa expansión se debió o no a causas ambientales. 

Los virus alejados del ecuador cuando no sobrepasan las fronteras y llegan a Occidente, son grandes conocidos en poblaciones pobres, empobrecidas o ubicadas en lo más profundo del continente africano. Los medios que se ponen al alcance de las mismas para tratar de erradicarlos o ponerles solución no son ni tan de cerca, similares a las alarmas que se encienden cuando alguno de ellos llega a nuestras fronteras. 


¿Cómo se transmite la viruela del mono?

En 2003 un brote en Estados Unidos cifró en 70 las personas contagiadas con esta viruela simica, a partir de roedores que procedían de Ghana. Ese mismo año en Nigeria la viruela del mono había provocado más de 300 casos entre infectados y sospechosos. Pero el asunto no fue a más porque no parece que se expandiera por más lugares. 

Ahora 2022 nos sorprende con una nueva alerta de la OMS porque 17 países están registrando brotes que no siguen los patrones que hasta el momento han conocido en este tipo de viruela. Ya se conocen más de 150 infecciones. La OMS ha querido lanzar un mensaje tranquilizador afirmando que estos brotes “son controlables ya que el riesgo para el público en general parece ser bajo, aunque sí se requiere una acción inmediata por parte de los países para controlar el potencial de una mayor transmisión”. 

La viruela del mono no se propaga fácilmente. Se transmite por contacto físico cercano, a través de líquidos corporales con un humano o un animal infectado. También al inhalar gotas que puedan contener el virus y que son transportadas por el aire. Y como ya somos expertos o casi expertos en tratar de evitar los virus ¿cuál será la recomendación? Pues mascarilla, distancia social y vacuna, si es que finalmente se determina que es la única manera de protegerse contra ella. 

Su periodo de incubación suele oscilar entre los seis y trece días. Los síntomas que presenta pueden ser desde fiebre hasta dolor muscular de espalda o de cabeza. Las pústulas en la piel son otra de las marcas que deja este tipo de viruela. Esas erupciones pueden extenderse desde la cara hasta las manos y los pies, por toda la piel del cuerpo. Suelen provocar mucho dolor y picazón. En caso de notar alguno de estos síntomas sospechosos, las autoridades recomiendan contactar con el centro de salud y aislarse en el domicilio. 

La OMS ha alertado de que en las próximas semanas y meses seguirán apareciendo nuevos casos. Recomienda a la población ser cautelosa. Una población a la que ya se le ha instalado el clic del miedo en su cabeza debido al coronavirus. Una sociedad que vive más pendiente de no contagiarse de nada que de vivir realmente. Quizá ese sea el futuro que nos espera por vivir en el primer mundo, donde con cosas como la irrupción de la viruela del mono, los infectados importan más que los que han sido contagiados desde hace décadas en los países africanos. 


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