El Artículo 117 de la Constitución española proclama en sus puntos 1 y 2 que: “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Los Jueces y Magistrados no podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados, sino por alguna de las causas y con las garantías previstas en la ley”.
¿Qué hay que estudiar para ser juez? Para ser juez hay que formarse primero en Derecho. Pasar por la universidad es obligatorio para obtener la titulación requerida. Una vez en posesión de la licenciatura de Derecho, hay que pasar unas oposiciones para ingresar en una escuela especializada en Práctica Jurídica. Realizan un curso preparatorio de dos años de duración y tras acabar esta formación, ya pueden incorporarse al trabajo como jueces.
Las retribuciones se encuentran reguladas en la Ley 15/2003, de 26 de mayo, reguladora del régimen retributivo de las carreras judicial y fiscal, según la cual los salarios de estos profesionales de la Justicia constan de un componente fijo y otro variable por objetivos. El salario bruto medio anual es de aproximadamente 47.000 euros. Dependiendo del destino adjudicado, se les atribuye una bonificación que varía entre 850 euros para Ceuta y Melilla, 500 euros para País Vasco y 100 euros para Baleares. Los jueces en España tienen uno de los salarios más altos de Europa. Según un informe de la Comisión Europea para la Eficacia de la Justicia, éstos cobran de media 1.500 euros mas que en el resto de Europa.
Diferencias entre Juez y Magistrado
La diferencia radica en el lugar donde desarrollan su labor. Los jueces prestan sus servicios en un juzgado como órgano unipersonal, mientras que los magistrados lo realizan en un tribunal como órgano multipersonal, aunque también pueden ejercer igualmente en un juzgado. Para que un jurista pase a la categoría de magistrado ha de superar un concurso entre juristas de reconocida competencia y con mas de diez años de ejercicio profesional. Además de un curso de formación en la Escuela Judicial. A éstos se les denomina magistrados de cuarto turno.
Otra manera de llegar a magistrado es con la antigüedad. Una vez transcurridos entre cuatro y siete años de ejercicio profesional, todos los jueces ascienden a la categoría de magistrado de turno libre. Magistrados de quinto turno son aquéllos que ocupan las plazas en el Tribunal Supremo. Para llegar a ellas han de transcurrir al menos quince años de experiencia profesional.
El CGPJ tiene la potestad de sancionar a los jueces
¿Quién vigila a los jueces y magistrados? El Consejo General del Poder Judicial tiene la potestad de sancionar mediante resoluciones de su Comisión Disciplinaria. Llama la atención que, vistas las sentencias enumeradas en el artículo anterior, el número de expedientes disciplinarios incoados sea de 23 en 2019. Así mismo, los órganos judiciales son el grupo más afectado por las quejas con un 70% del total.
Entre los expedientes disciplinarios quizás el mas sonado sea el del magistrado titular de la plaza en el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Tarragona especializado en asuntos de familia. El Ilustre Colegio de Abogados trasladó a la Presidencia de la Audiencia Provincial su preocupación por la acumulación de asuntos en dicho juzgado. Parece ser que no hacía uso de los sistemas informáticos existentes a su disposición con lo que retrasaba considerablemente el trabajo.
Este magistrado era reincidente ya que en sus destinos anteriores -Juzgado Contencioso nº 4 de la Audiencia Nacional y Juzgado de Instrucción nº 1 de Barakaldo- ocurría exactamente lo mismo. Dejaba de dictar Sentencias y Autos con el consiguiente perjuicio para el sistema y sobre todo, para esas personas presentes en sus causas. Después de varias advertencias a modo de suspensión de empleo y sueldo, la Comisión Disciplinaria lo ha apartado de la carrera judicial por tres años. ¿Alguien ha pedido perdón a los afectados por su dejadez?
No estamos hablando solo del retraso de los expedientes, de sumarios inacabados, de sentencias sin dictar. Detrás de todos esos papeles hay seres humanos que están esperando esos Autos para cerrar capítulos dolorosos en sus vidas. Hay gente que está aguantando la respiración hasta conocer la sentencia. Un togado exigiendo a los trabajadores que le llamaran “ilustrísima señoría” mientras él acumulaba vidas ajenas encima de una mesa.
Una jueza que lee en diagonal…
El caso por el que nació la Asociación Justicia Poética quedó en suspenso prácticamente cinco años “gracias” a la colaboración inesperada de su instructora, Ana Isabel Pérez Asenjo. Kote Cabezudo permaneció esos cinco años en la calle y cometiendo más delitos, como más adelante se ha podido comprobar. Cinco juicios con cinco condenas y la magistrada pidiendo amparo al CGPJ. ¿Acaso ella ha pensado alguna vez en todas esas niñas?
Todos los lectores de It-Magazine conocen el largo calvario que las víctimas y denunciantes de Kote Cabezudo llevan soportando desde 2013. El Juzgado de Instrucción número 4 de San Sebastián cuya titular es Ana Isabel Pérez Asenjo hizo lo indecible por postergar lo inevitable: el ingreso en prisión del fotógrafo. Fueron muchas las peticiones del letrado defensor D. Mario Díez y muchas las querellas interpuestas contra esta magistrada.
El 24 de julio de 2014 la Audiencia Provincial de Gipuzkoa dictaminó que Pérez Asenjo había malogrado la investigación. Aún así ella siguió leyendo en diagonal y dictando resoluciones sin ninguna argumentación asumible, hasta que una de esas querellas se admitió a trámite por la omisión de su deber de perseguir los delitos de Kote Cabezudo. Finalmente fue apartada del caso.
Otro ejemplo: un magistrado destinado a un Juzgado de Menores de Barcelona quiso invitar a comer a una de las tramitadoras procesales que allí ejercía su labor. Al recibir una negativa por su parte, comenzó a hacerle la vida imposible: lo que hoy llamamos acoso laboral. El hombre de 68 años se mostró violento con sus palabras y acciones. Llegó a tirar un expediente con tanta fuerza que volaron por los aires los materiales de oficina. Insultó y vejó a la tramitadora. La amenazó con abrir un expediente disciplinario, todo delante de testigos. La mujer pidió traslado después de llevar un trabajo impoluto durante años en ese juzgado.
La Comisión le impuso una multa de 6.000 euros “por propiciar una situación laboral de gran tensión en la oficina judicial, con todo lo que ello supone y representa para la ineludible observancia de derechos fundamentales como el de la dignidad de las personas y su integridad moral, así como para el correcto funcionamiento de la Administración de Justicia y el buen orden del Poder Judicial». Es de señalar que la gran mayoría de los expedientes disciplinarios se abren por los retrasos y las dejaciones en los Juzgados. Las sanciones pueden ser suspensión de empleo y sueldo durante varios días, meses o una multa.
Pero ninguno de esos jueces o magistrados ha salido en prensa pidiendo disculpas a los verdaderamente perjudicados por sus retrasos o sus abandonos del puesto de trabajo. Ninguno de ellos ha sido capaz de lamentar el trato inhumano, la falta de interés y el calvario de los actores en las diferentes causas. La magistrada Ana Isabel Pérez Asenjo lleva 2.572 días sin pedir perdón a las víctimas de Kote Cabezudo.