CASOS DE MENORES: MACASTRE, ALCASSER Y ALBORACHE

Macastre, Alcásser y Alborache. Casos de menores que se suceden y con muchas similitudes. Pocos casos han sacudido tanto a la opinión pública como el de las tres niñas de Alcàsser. Miriam, Toñi y Desirée marcaron una generación entera y su recuerdo continúa aún dando de qué hablar a la sociedad española. Por lo escalofriante que fueron sus asesinatos, por la angustia de esa familia que aún hoy sigue sin entender cómo y por qué sucedió. Y en general, porque su caso es uno de los que aún hoy, sigue dando qué hablar a los investigadores.

Los niños de los 90 crecimos con el telediario de fondo mientras se relataba que un tal Antonio Anglés había desaparecido. Que probablemente podría haberse operado la cara para evitar el reconocimiento facial. Y que además podía haber cruzado el charco para evitar una detención más que asegurada. Pero el caso de Alcàsser no fue el primero. Y tristemente, tampoco ha sido el último. Pocos conocen el extraño caso de Macastre. Un crimen que se produjo tan solo 4 años antes que el de Miriam, Toñi y Desirée y que guarda con él demasiadas semejanzas. En este caso aún sin resolver, son muchas las incógnitas que dejan más de un cabo suelto.


¿Qué pasó en Macastre? Un crimen sin resolver

María Pilar, Francisco y Victoria eran tres jóvenes de edades parecidas a las de las niñas de Alcàsser. El 15 de enero de 1989, el trío de amigos decide ir de excursión al paraje montañoso de Catadau (Valencia). Antes de su excursión pararon en un pequeño bar para comprar bocadillos y bebida. Ese día fue el último que estos tres jóvenes fueron vistos con vida. Y ese bar fue el último lugar en el que se detectó la presencia de Antonio Anglés y Miguel Ricart (que curiosamente también compraron tres bocadillos la noche en que las niñas de Alcàsser desaparecieron), antes de que se produjera el secuestro de las niñas cuatro años más tarde. 

Los cadáveres de los tres jóvenes aparecieron por separado y en distintas fechas. El de Rosario se encontró encima de una cama dentro de una casa de labranza de Macastre. El de Valeriano fue localizado por un hombre que buscaba espárragos y que lo encontró cerca de la mencionada caseta. Y en el caso de Pilar, primero se localizó su pie en una calle de Valencia (calle Alcàsser) y el resto del cuerpo, en el municipio de Turís. 

La autopsia del cuerpo de Rosario no logró desvelar las causas de la muerte. Y de hecho, 30 años después del macabro suceso, el crimen sigue sin tener un culpable al que señalar y otorgar la autoría de la muerte de estos tres adolescentes. Tampoco tuvo cobertura informativa. Las alarmas solo comenzaron a saltar muchos años después cuando se buscan pesquisas por el crimen de Alcàsser. 


Las niñas de Alcàsser: el caso más mediático

El 27 de enero de 1993 tres jóvenes del municipio valenciano de Alcàsser desaparecieron. Miriam, Toñi y Desirée tenían entre 13 y 15 años cuando las secuestraron, violaron y amputaron partes de sus cuerpos, constituyendo uno de los crímenes más mediáticos que se conocen hasta la fecha en España. Quizá uno de los que mas ha llegado a calar en la opinión pública española. Un crimen que infundió altas dosis de miedo e intranquilidad a la población por el seguimiento en prensa y televisión que se hizo del caso. 

En el primer lustro de los 90, prácticamente todo el mundo conocía los nombres de las niñas desaparecidas, cómo habían sido asesinadas y por quién supuestamente. Antonio Anglés y Miguel Ricart (único culpable hasta la fecha), principales inculpados, habían estado en el mismo bar de Catadau en el que se vio por última vez a los tres jóvenes de Macastre, la noche en que las tres niñas desaparecieron. Una casualidad que muchos años después, enlaza de alguna manera un crimen con otro, como si tuvieran un hilo invisible entre ambos que les uniera en la sospecha y el trágico final de los adolescentes.  En su caso, los cadáveres fueron hallados por dos apicultores de la zona. Localizaron los cuerpos semienterrados en un paraje conocido como La Romana. 

La brutalidad de su asesinato, lo enrevesado de la investigación y la desaparación misteriosa de uno de los principales acusados del crimen, dio para mucha tertulia e incluso para piezas audiovisuales, como la película “75 días” o la serie documental (que puede verse en Netflix) “El caso Alcàsser”.


Alborache: últimas desapariciones de menores

Tanto el caso de Macastre como el de Alcásser tienen a menores en el punto de mira por ser víctimas de secuestro y asesinato. Son crímenes producidos de una manera brutal que remueven conciencias y estómagos. Pero no son casos del pasado. Están más presentes que nunca, sobre todo después de que recientemente se haya conocido el caso de las desapariciones de 3 menores en Alborache (Valencia). 

La Guardia Civil ha solicitado la colaboración ciudadana para poder localizar a una de las menores de 13 años de edad, a la que buscan desde hace más de 15 días. Además de ésta, otros dos menores más parecen haber desaparecido en este pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia. Los medios no se han hecho eco de ninguno de los tres casos. Probablemente porque, a no ser que se trate de algo muy escandaloso, quizá se acojan a aquello de que muchos menores desaparecen por su propio pie. O quizá porque los tres eran internos en un centro de menores. Se trataba de menores tutelados. ¿Se escaparon o los secuestraron? 

Sea como sea, vuelven a ser tres los menores desparecidos. Valencia ha sido también el lugar en el que se dieron estas desapariciones y casos que citamos al comienzo de este artículo. Y sobre todo, volvemos a hablar de menores. La poca información a la que se puede tener acceso en relación a estas tres desapariciones se localiza en foros de Internet y medios alternativos. Ni medios de comunicación ni fuentes gubernamentales se hecho eco de las mismas.

La especulación corre a cargo de los internautas que sin quererlo, pero con la sospecha detrás de la oreja, relacionan sin pudor que estas recientes desapariciones pueden tener algo que ver con las de Alcàsser o Macastre. Y no se explican por qué se produce un silencio tan sepulcral en casos como estos, cuyo fin solo llega cuando ya no se puede hacer nada por los menores que han desaparecido y no pueden volver nunca más. El triángulo de las Bermudas lo tenemos en el Levante español. Y el silencio instaurado en medios de comunicación. 


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