Unidas Podemos: el partido que manejan como un cortijo Pablo Iglesias, su señora Irene Montero, Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero, éste en la sombra. Siete años después de su nacimiento al calor del 15-M están en el Gobierno. Desde que ocupan lugar en el Ejecutivo, han sobrepasado en varias ocasiones la frontera que existe en cualquier democracia entre la crítica y el señalamiento y la persecución desde el poder.
Ya sabíamos porque lo han dicho todos ellos públicamente en multitud de ocasiones. Lo han llevado a la práctica eficazmente como asesores muy bien pagados de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Son partidarios de liquidar la libertad de prensa, expropiar o cerrar medios de comunicación y perseguir a los periodistas. Señalarlos públicamente para liquidarlos profesional y civilmente y a poco que puedan, encarcelarlos. Quieren nacionalizar la información de modo que los ciudadanos reciban solo la información que el poder quiera que reciban.
Podemos naturaliza el insulto
Han señalado a profesionales de la información desde el púlpito oficial de La Moncloa. Han dicho que hay que naturalizar el insulto. Organizan fantásticas campañas de persecución en las redes sociales cada poco contra quienes critican sus constantes excesos. Y finalmente han financiado un medio de comunicación digital llamado “La última hora”, al frente del cual han colocado a Dina Bousselham, una politóloga marroquí ex-pareja de Pablo Iglesias que denunció el robo de la tarjeta de su teléfono móvil, parte de cuyo contenido apareció en manos del ex-comisario Villarejo.
La tarjeta estaba en poder de Pablo Iglesias que la retuvo en su poder durante al menos un año y medio “para proteger a Dina”, dado que entre otras cosas, la tarjeta contenía imágenes sexuales de Dina y sus parejas, entre ellas el propio Iglesias. Cuando la tarjeta volvió a manos de su propietaria estaba dañada y prácticamente inutilizada. Los datos ya estaban en poder de Villarejo, quien los recibió de la revista Interviú después de que Iglesias le entregara una copia al presidente del grupo Zeta, editor de Interviú.
Si, lo han entendido bien: Iglesias se quedó con la tarjeta. Le entregó una copia a Interviú a través de su editor y un año y medio después se la devolvió destrozada a su ex-pareja. Y entre tanto, Villarejo filtraba su contenido y Pablo Iglesias denunciaba una campaña contra Podemos.
Campañas de difamación a periodistas
Desde “La última hora” se han lanzado durísimas campañas de difamación y persecución a periodistas de El Mundo, Atresmedia, OK Diario y El Confidencial, es decir, a diestro y siniestro. El último periodista al que atacaron ayer mismo, es Víctor de La Serna. Según el libelo de Podemos “hijo de franquista y nieto de falangista”. De la Serna escribe en El Mundo sobre comunicación y otros temas.
Conozco bien a Víctor. Fue uno de los fundadores de El Mundo, aventura en la que trabajamos juntos. Ni en dos vidas Dina Bousselham le llegaría intelectualmente a la altura del betún a Víctor, un defensor de la libertad desde el franquismo. Me la suda lo que fueran su padre y su abuelo, aunque nunca fueron inquisidores al servicio del poder como esta señora convertida en directora del libelo podemita. Entre los argumentos para criticarle recuerdan que Camilo José Cela “lo definió además de como compañero, conmilitón, cofrade, colega y correligionario”, como “uno de los hombres que mejor han comido y han bebido en España desde el concilio de Trento”.
Sería para llorar pero a mí me hace reír la supina ignorancia del texto, por supuesto anónimo-sin firma- por lo cual hay que atribuírselo a la directora. Bousselham tampoco le llegaría en dos vidas a la altura del betún profesionalmente a Víctor. Seguro que ignora que es un acreditado especialista en temas de comunicación. Además es un avezado crítico de baloncesto, con la firma de Vicente Salaner y uno de los mejores, si no el mejor, crítico de cocina de España con la firma Fernando Point. Tiene razón Cela. Toda. Solo faltaría.
En una democracia los políticos hacen política, gobiernan, y la prensa informa y ejerce una vigilancia crítica y exigente del poder. Y cada medio defiende las posiciones políticas que su editor considera en uso de su derecho. Si no se respeta esta regla elemental, el régimen deviene en dictadura. Ya saben aquello que dijo Jefferson, uno de los padres de la democracia de los EEUU: “prefiero una prensa libre sin Gobierno que un Gobierno sin una prensa libre”.
Libertad de prensa: propiedad de los ciudadanos
Pero ni Podemos, ni Pablo Iglesias, ni Dina Bousselham, ni todos ellos y sus sicarios juntos terminarán con quienes estamos decididos a defender la libertad de prensa. Conscientes de que esa libertad que defendemos es propiedad de los ciudadanos, y según el artículo 20 de la Constitución: tienen derecho a recibir información veraz a través de los medios de comunicación y los periodistas. Y somos muchos, entre ellos nosotros, quienes hacemos It Magazine. Aunque a Podemos y su socio de Gobierno, el PSOE no le guste, seguiremos diciendo lo que pensamos e informando verazmente.
Por ejemplo: del caso Kote Cabezudo que afecta al socialista Odón Elorza, y atentos porque quizá no solo a Odón Elorza. O del drama de los centros tutelados de menores, de los que este mes de febrero les vamos a aportar mucha información, aunque seguro que al ministro de Asuntos Sociales, que no mueve un dedo por esclarecer la verdad, no le guste. Puede enviarnos a Bousselham y su libelo, a sus sicarios anónimos de las redes sociales, a la Policía, a la Fiscalía, a los jueces, o a todos ellos a la vez (ya lo han hecho alguna vez), que nosotros no vamos a dejar de cumplir con nuestra obligación. Pero quiero que sepan que pierden el tiempo con nosotros. Porque si no defendemos la libertad de prensa ahora, como todas las libertades, cuando sea demasiado tarde, ya no podremos hacerlo y quizá no quede nadie para hacerlo.
Nuestro único compromiso es con ustedes, con la expresión libre de las ideas y con la búsqueda de la verdad. Y no hay Iglesias, Bousselham, Elorza, Vladivostok que nos vaya a parar en el cumplimiento de nuestras obligaciones. Y siempre estaremos al lado de los perseguidos, cueste lo que cueste. Para que conste. Y para que no pierdan su tiempo.