UN LIBRO PARA LA HISTORIA DE ESPAÑA

Ha salido a la venta el libro “El jefe de los espías” (Rocaeditorial) de Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote. Una vez leído les adelanto que creo que estamos ante el libro del año y ante una obra que queda para la historia de España. No es un libro basado en filtraciones interesadas. Estos dos magníficos periodistas han accedido a las siete cajas que contienen los archivos personales de Emilio Alonso Manglano, jefe del servicio de inteligencia español (CESID) durante los años clave de la transición y todo el felipismo. 

Gracias a esta obra comprobamos que Manglano tuvo el mérito de convertir el CESID, de un servicio de chichinabo en una agencia de inteligencia homologable a las más avanzadas del planeta. Manglano sirvió al Estado como mejor entendió, cometió errores graves y tuvo la conciencia intranquila porque era un hombre de honor. Y sin duda el mejor servicio que hizo fue no destruir sus archivos. Los archivos y el libro nos ponen delante de los ojos una imagen deprimente y desoladora de los 80 y los primeros noventa. La imagen de un país -España-, en manos de responsables institucionales y políticos indecentes.

Conocemos gracias a este libro cómo se financió la transición española. Accedemos a nuevos y terroríficos datos de la guerra sucia contra el terrorismo. Queda claro que aquellos políticos que alegaban ignorancia de lo sucedido, especialmente en lo referente al Rey y a la casa Real, no podrán seguir recurriendo a tal falacia. Todos ellos, el reducido círculo de gente poderosa de la política y la empresa que cortaba el bacalao, sabían perfectamente todo lo que sucedía. Es más, eran cómplices o colaboradores necesarios.

Como bien escribió Ignacio Camacho en ABC conocidos varios capítulos del libro, “trata de asuntos ante los que ninguna conciencia honesta puede sentir orgullo. Pero sucedieron y no hay ninguna razón para que permanezcan ocultos. La realidad está al margen del sentido de lo oportuno y es hora de asumir sin remilgos la ambigüedad de esa época de claroscuros. La consolidación de la libertad y la modernización del país eran un objetivo noble que encubrió muchas complicidades de las elites dirigentes con actos reprochables. Y aún así hubo políticos, empresarios, periodistas y militares que hubieron de afrontar responsabilidades penales que en algunos casos los llevaron a la cárcel. Pero nunca es tarde para que quienes salieron impunes se hagan cargo de su parte siquiera en términos memoriales. Porque el origen del actual desgaste del sistema y sus instituciones está en esas conductas irregulares”. Atinadísimo como casi siempre mi amigo Camacho.


Un libro que revela la imagen de un país en manos de responsables indecentes

Debo decir que nada de lo leído me ha sorprendido. Casi todo lo imaginaba. Pero no es lo mismo suponer que comprobar cómo fueron las cosas. Quién queda más en pelota aún de lo que está, es el Rey Juan Carlos I y sus cuates, claro. Este periodismo histórico es muy necesario y hay que ser valiente para practicarlo.

Son muchas las cosas relevantes. Les adelanto algunas sin estropearles la lectura del libro. Solo para incitarles a su lectura completa porque solo voy a comentar algunos detalles y sin desarrollarlos para que disfruten de la lectura del libro. La financiación de la transición llegó de Arabia Saudí, cuyo Rey le entregó a Juan Carlos 36 millones de pesetas que fueron repartidos entre todos los partidos (y un pico que se quedó el monarca, claro). Hay quienes dicen que todos menos Izquierda Unida. A esos hay que explicarles que su sindicato, Comisiones Obreras (CCOO), sí que recibió parte de esa pasta saudí. 

Además, Fernández-Miranda y Chicote revelan cómo Don Juan Carlos recibía 5 millones de pesetas mensuales en talones del Banco de España. Esto ocurrió hasta que Margarita Robles, actual ministra de Defensa, llegó al Ministerio de Interior de sicaria del biministro Juan Alberto Belloch. Margarita Robles dio orden de que esos 5 millones que se pagaban a la Casa del Rey pasaran a entregarse en metálico “para no dejar rastro”.

Como para que ahora la señora Robles, magistrada de profesión, y el Gobierno del que forma parte, critiquen a Juan Carlos I, cuando ella convirtió un pago que se efectuaba con el correspondiente rastro a través de cheques, en un pago en negro con cargo a los Fondos Reservados. Y conocido el asunto, la señora Robles aún no ha dicho esta boca es mía. Probablemente seguirá dándonos lecciones y diciendo que Juan Carlos I no debe volver a España. ¿Dónde debiera irse ella entonces?

Uno de los confidentes más habituales de Manglano fue el ex ministro de Interior Antoni Asunción que dimitió al fugarse Luis Roldán. Asunción le explicó a Manglano que, una vez finalizada la actividad de los GAL, con José Luis Corcuera como ministro de Interior, hubo un atentado gravísimo. Siendo Corcuera ministro de Interior decidió enviarle una carta bomba al militante de Herri Batasuna y presunto colaborador de ETA Ildefonso Salazar Uriarte. En aquel entonces residía en la calle Juan de Olazábal 23 de Rentería.

La carta acabó con la vida de José Antonio Cardoso González. Un joven cartero de 22 años que a las 12,45 del día 20 de septiembre de 1989, al constatar que la carta era más voluminosa de lo normal, decidió doblar el sobre para introducirlo en el buzón. Esta acción activó el explosivo que acabó con su vida. La muerte de Cardoso fue atribuida inicialmente a ETA, que jamás la reivindicó. La Asociación de Víctimas del Terrorismo solicita que la Fiscalía abra una investigación ahora para investigar el papel de Corcuera e Interior en el envío de esa carta bomba.

En cuanto al reparto de dinero a políticos y sindicatos, un asesor de Javier de la Rosa le confesó a Manglano el reparto de 200 millones de dólares procedentes de Kuwait. Importe que recibieron por parte de los partidos: Rodrigo Rato y Abel Matutes por el PP, Carlos Solchaga, Julio Feo y Enrique Sarasola por el PSOE y Jordi Pujol por Convergencia. Y la guinda del pastel de los dineros es que la Casa Real le entregó un millón de dólares a Adolfo Suarez tras su dimisión. Ya que Suárez le puso como condición al Rey para dimitir, el pago de ese dinero y que le hiciera Duque de Suárez.

Pero quizá lo que más me ha escandalizado a mí sea que cuando ETA secuestró en marzo de 1983 a Diego Prado y Colón de Carvajal, hermano de Manuel, hombre de máxima confianza de Juan Carlos I, el pago de entre 600 y 700 millones de pesetas previo a su liberación fue efectuado por La Zarzuela. Pago realizado con dinero público evidentemente. Y me escandaliza porque pienso en qué pasará por la cabeza por ejemplo, de la familia de Miguel Ángel Blanco, cuyo hijo fue asesinado porque el Estado no puede ceder al chantaje de una organización terrorista. O las familias de otros secuestrados que fueron finalmente asesinados porque desde el Gobierno se impidió que se efectuara el pago.

Bueno, se acabó el destripe. Lean este libro. A los mas jóvenes les servirá para enterarse de hechos relevantes de la historia de España. A los que vivimos en primeras líneas de fuego aquellos años, nos sirve para conocer detalles de cosas que ya imaginábamos. Y acreditar que los quinquis de la transición y el felipismo no fueron los de la novela de Javier Cercas “Las leyes de la frontera”, recién llevada al cine por Daniel Monzón. Sino quienes quedan retratados para siempre en este libro imprescindible de Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote, que entran con letras de oro en los lugares de honor del periodismo español.


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