La UE es un auténtico manicomio. Y lo será más aún si se lleva a cabo ese «Plan Draghi» que, en el fondo, consiste en imprimir billetes a mansalva. No obstante, ese «Draghicomio» tiene un objetivo. Y es el de reflotar a Francia, Alemania e Italia con el esfuerzo de todos los demás Estados Miembros. A diferencia de Europa, España es un manicomio sin objetivos, más allá de que el Puto Amo continúe un día más en la Moncloa. Así las cosas, bien podríamos hablar de que España es, ahora mismo, un «Sanchicomio».
Sánchez mete la pata y no acierta con ninguna decisión de calado
Sánchez no ha perdido la razón, ni muchísimo menos, pero puntualmente es incapaz de razonar o actuar con normalidad y sensatez porque su pellejo personal está en juego. Carece de los apoyos necesarios, tanto dentro como fuera del partido, para mantenerse equilibrado y esta es su perdición y la nuestra. Esto, y no otra cosa, es lo que le ha llevado a cambios de opinión inusitados y contrarios a sus anteriores declaraciones, a conceder cosas inverosímiles tanto a Marruecos como a los partidos tribales. Incluso a participar –no sabemos todavía con que alcance- en la trama de corrupción que empieza en Ábalos, Aldama y Koldo, que pasa irremediablemente por las compras de material sanitario y los rescates de empresas en pandemia, y que termina en la opereta de su hermano y su mujer.
En ese camino, ha implicado a muchas instituciones públicas y a muchos funcionarios para salvar su pellejo, como lo hacía Campechano. Y como él, se va a ver al Papa en un intento, tan vano como ridículo, de lavar su imagen. Se presentó con una promesa de regeneración -igualito que Alvise- y lo único que ha hecho después es llevar la corrupción a otro nivel. La corrupción no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. El corrupto no lo es a partir de los seis ceros: lo es desde el primer euro. Entonces, cuando la promesa es de cambio y regeneración no se puede dejar pasar ni un solo fallo. Ni un solo euro. Si lo hiciéramos, volvería a ganar la PPSOE.
Los mandatos de Pedro Sánchez con el PSOE –porque él no puede hacer nada solo- han estado caracterizados por la corrupción en todo. Amén de no acertar con ninguna decisión de calado. Internacionalmente, tiene a USA en contra y además no para de meter la pata cada vez que actúa: con la propia UE y con infinidad de países desde Argentina hasta Venezuela o Marruecos (el repelente niño Vicente de Albares es un cuadro). Internamente, ha forzado tanto la Ley y la Constitución para mantenerse a flote, incluyendo la persecución a los jueces y a la prensa libre, que todos los índices de democracia y libertades públicas en el mundo recogen el deterioro de España bajo su mandato.
España se ha convertido en un Sanchicomio donde todos gritan
Económicamente, también nos ha llevado a otro nivel, pero inferior. Con su desgobierno ha aumentado la precariedad, la temporalidad, la desigualdad, el desempleo, se están hundiendo los servicios públicos mientras se dispara la cesta de la compra y todo lo demás. No en vano, según el Registro Mercantil, más de 60 compañías han decidido situar su sede fuera de España desde que lo hiciera Ferrovial. Buscan mayor seguridad jurídica y menores impuestos y gravámenes. Y los encuentran en otras jurisdicciones como Andorra, Países Bajos, Luxemburgo, Portugal o USA donde el Estado puede sobrevivir con menos.
España se ha convertido en un «Sanchicomio» donde todos gritan ¡sálvese quien pueda! Todos los que han podido lo han hecho ya, así que los rigores de esta autocracia y la confiscatoriedad de sus impuestos las sufrirá, de nuevo, el pueblo llano. No te engañes, a los de los lambos Sánchez se la suda. El problema lo tenemos nosotros, la España trabajadora. Lo tenemos porque existen entre nosotros 11 millones de cretinos que siguen votando a la PPSOE. Mientras eso ocurra, siempre habrá un Felipe, un Aznar, un Zapatero, un Rajoy o un Sánchez que, pensando en sí mismo y ajeno por completo a las necesidades del país, nos haga la pascua todo el año. ¿Hasta cuándo? Hasta que tú te decidas a abandonar a la PPSOE, poniéndole un poco de cordura a todo esto.
