En la inauguración de los delirantes fastos organizados por el Gobierno para celebrar la muerte de Franco, Pedro Sánchez dijo que la democracia está en peligro. Y creo que tiene razón. Lo que no dijo es que son él y su Gobierno los que constituyen un peligro serio para nuestro sistema democrático. Llevan años trabajando tenazmente contra la libertad de expresión y contra la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Ahora, dan un paso al frente con una proposición de ley para acabar con el ejercicio de la acción popular en las causas penales. Y, para prohibir a los jueces admitir denuncias o querellas basadas en “informaciones periodísticas”.
Sánchez y su Gobierno constituye un peligro para la democracia
También otras cositas para seguir cercenando la libertad de expresión. Y, además, pretenden que el atropello tenga carácter retroactivo para paralizar las investigaciones judiciales que tienen contra las cuerdas a su amada, al jeta de su hermano, a su fiscal general y a buena parte de su gente de confianza. Cuando se presenta una denuncia o una querella, la labor del juez no es investigar o valorar a quien la presenta, sino comprobar si los hechos denunciados son ciertos y constituyen delito. Es igual si la acción penal la interpone un santo, uno de derechas, de izquierdas, un asesino en serie o un político. Recuerden aquello de que la verdad es la verdad la digan Agamenón o su porquero.
Sánchez y su PSOE recuerdan bien que gracias a “informaciones periodísticas” y al ejercicio de la acción popular por valerosos ciudadanos y abogados, fue posible descubrir que el Gobierno del PSOE de Felipe González había organizado y financiado con dinero público una banda terrorista que asesinó a treinta personas y secuestró a un anciano viajante de comercio al que altos mandos del Ministerio de Interior quisieron “matadle y enterrarle en cal viva”, como ya habían hecho con los etarras Lasa y Zabala.
Y gracias a “informaciones periodísticas” se investigó y condenó al PSOE por una descomunal trama de financiación ilegal denominada “Caso Filesa”. Y tantos otros casos, en España y en todo el mundo, en los que se ha sabido la verdad y han podido ser juzgados los culpables de graves delitos gracias a las investigaciones de algunos periodistas.
Es intrascendente si las investigaciones contra la amada, el hermano y los acólitos de Sánchez se han iniciado a partir de “informaciones periodísticas” y de querellas de un sindicato de extrema derecha. Como si fuera de extrema izquierda, o como si fuera un sindicato de farmacéuticos, o un grupo de narcos. Lo sustancial es si los hechos son ciertos y constituyen un ilícito penal. Y, por ahora sobre la amada de Sánchez, el jeta de su hermano (del que hablaré más largo pasado mañana) y los sicarios de Sánchez recaen indicios solidos de haber cometido delitos. Están siendo investigados con absoluto respeto a su derecho a la defensa y con todas las garantías procesales.
Dando pasos legislativos para acabar con libertades fundamentales
La milonga del “lawfare” y los jueces fascistas no cuela. Si Manuel Marchena, siendo presidente de la Sala Segunda del Supremo, hubiera querido empapelar a Sánchez porque sí, tuvo 58 ocasiones para hacerlo. Además en esas 58 ocasiones las denuncias que recibió no prosperaron porque Marchena era un juez honesto y recto. De eso no hablan Sánchez, Bolaños, Pachi López y compañía. De eso no hablan los medios adictos subvencionados por el Gobierno con dinero de todos.
Para aprobar la ley, Sánchez necesita el apoyo de todos los partidos que le votaron la investidura. Me llega, aunque no he podido comprobarlo, que los catalanes de Junts y ERC votarán a favor. También que Bildu, Sumar y Podemos se lo están pensando, aunque el Gobierno cuenta con su sí. Una grupi del feminismo institucional asidua de La Sexta dijo el otro día que no lo tenía claro, porque, si se aprueba, las asociaciones feministas ya no podrían ejercer la acusación popular contra violadores.
Nadie le dijo que “contra algunos violadores, porque contra Kote Cabezudo dieron la espantada presionadas por quienes les inyectan jugosas subvenciones gubernamentales”. Si, lo dijo en La Sexta, del Grupo Atresmedia, donde sigue ejerciendo de presentador estrella un tal Jorge Fernández. Protagonista masculino de pornografía infantil en el estudio de Kote Cabezudo.
O sea que sí, que la democracia está en peligro en España. Pero no por la extrema derecha. Somos el país en el que menos presencia y crecimiento electoral ha tenido la extrema derecha en las últimas elecciones europeas. Está en peligro porque Sánchez y sus acólitos no dejan de dar pasos legislativos para cercenar libertades fundamentales y acabar con la igualdad de todos ante la ley. Un peligro cierto.