El PSOE celebraba hace poco el 50 aniversario de la caída de Salvador Allende, pintándolo de “referente de la lucha por la justicia social y la dignidad de la democracia” oponiéndolo al golpe militar de Pinochet y a todo lo que éste se llevó. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Allende fue un enemigo del Estado de Derecho y de la Democracia que, cuando llegó al poder en el 70, quiso imponer una Dictadura Comunista en Chile siguiendo la estela de Fidel Castro, dando pie a tres años de ruina económica y atropellos constituciones que provocaron la intervención militar. Exactamente lo mismo que pasó en España en el 36.
La intervención militar de Allende
La prueba de todo esto nos la proporciona la Cámara de Diputados chilena con su Declaración de Condena a Allende, aprobada en 1973 por 81 diputados a 47, en la que denunciaban cosas que no nos son ajenas:
- (i) que Allende “se ha ido empeñando en conquistar el poder total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado”;
- (ii) que Allende atropelló “sistemáticamente las atribuciones de los demás Poderes del Estado … permitiendo y amparando la creación de poderes paralelos que son sediciosos porque ejercen una autoridad que ni la Constitución ni la ley les otorgan”;
- (iii) que Allende actúa “por decretos dictados abusivamente o por simples resoluciones administrativas fundadas en resquicios legales, siendo de notar que todo ello se ha hecho con el propósito deliberado y confeso de cambiar las estructuras del país, reconocidas por la legislación vigente, por la sola voluntad del Ejecutivo”;
- (iv) que Allende “ha burlado la acción de la justicia en los casos de delincuentes que pertenecen a partidos y grupos integrantes o afines del Gobierno, ya sea mediante el ejercicio abusivo del indulto, o mediante el incumplimiento deliberado de órdenes de detención”;
- (v) que Allende “ha hecho «tabla rasa» del principio de separación de los Poderes, dejando sin aplicación las sentencias o resoluciones judiciales contrarias a sus designios”;
- (vi) que Allende “ha violado el principio de igualdad ante la ley, mediante discriminaciones sectarias y odiosas”; (vii) que Allende “ha atentado gravemente contra la libertad de expresión, ejerciendo toda clase de presiones económicas contra los órganos de difusión que no son incondicionales adeptos del Gobierno”;
- (viii) que Allende “ha atentado contra la libertad de enseñanza, poniendo en aplicación en forma ilegal y subrepticia, a través del llamado Decreto de Democratización de la Enseñanza, un plan educacional que persigue como finalidad la concientización marxista”; etc…
Por todo ello, la Cámara de Diputados solicitó «encauzar la acción gubernativa por las vías del Derecho y asegurar el orden constitucional«, pero Allende siguió erre que erre provocando la intervención militar que vemos repetida una y otra vez en los medios de comunicación mientras tapan todos los abusos y la ruina que trajo consigo en apenas tres años (inflación del 600% y un déficit sobre PIB del 70%).
Las cesiones a los separatistas nos pueden conducir a lo que ocurrió en Chile
Ahora, en España, el fracaso de Feijóo en su investidura dará pie muy probablemente a un nuevo gobierno de Sánchez que, sin duda, seguirá avanzando en muchas de las cosas que entonces denunciaba la Cámara de Diputados chilena porque ya la ha ido dibujando durante la pasada legislatura. Así que quizá sea el momento de repensar hacia dónde nos conducen las cesiones a los separatistas y la «interpretación extensiva» de nuestra Constitución para evitar precisamente que lo que antaño pasó en Chile pueda suceder hogaño en España. Lamentablemente, ya nos encontramos en ese camino y ese regreso al futuro con Allende debería servirnos de lección para respetar nuestra Constitución como baluarte ciudadano frente al Poder Legislativo y como garante de unos derechos y libertades que empiezan a escasear.
Los sucesivos gobiernos desde Aznar están tomando una deriva autoritaria que les lleva a gobernar al margen del pueblo y sus compromisos electorales y en exclusivo interés partidista. Todo esto con Sánchez se está acelerando y puede que en esta XV Legislatura se sobrepasen todos los límites constitucionales, como ocurriera con Allende. Si existiera una democracia verdadera en España, el gobierno salido de las urnas daría cumplimiento a sus promesas electorales y quedaría sujeto a las mismas.
Sin embargo, la PPSOE –ese contubernio entre el PP y el PSOE que pretende reeditar el franquismo en España- hace tiempo que cuando gobierna lo hace por encima del Pueblo y de la Constitución y sin sujetarse a ningún límite. Por eso, si ustedes no despiertan a tiempo y rechazan estas prácticas antidemocráticas puede que no tengan nada donde agarrarse cuando suba la marea. Lo iremos comentando aquí.