Pilar Alegría, Ministra de Educación y Portavoz del Gobierno de Sánchez se suma al culebrón torrentiano de Ábalos. Resulta que en la famosa noche de la orgía con prostitutas en el parador de Teruel, allí estaba durmiendo también la entonces Delegada del Gobierno en Aragón. «Qué curioso, ¿no? Una pregunta de este tipo…» acertó a decir Alegría entre balbuceos cuando fue cuestionada sobre ello. Sin querer dar respuesta a lo que se le preguntaba. Consciente del tremendo marrón de su situación.
Curioso es que una Delegada del Gobierno pernocte en el mismo lugar y la misma noche que un Ministro que se lleva una furgoneta llena de prostitutas y destroza la habitación de un Parador… y no se entere de nada. Curioso es que tras aquello el Ministro sea fulminado y la Delegada del Gobierno ascendida a Ministra. Y más curioso aún el silencio de unos y otras.
Las putas son Alegría
Todo es entre dantesco y kafkiano ya en este Gobierno de Sánchez. Dantesco porque Pedro Sánchez se encaramó al poder fruto de una moción de censura ejecutada por José Luis Ábalos. «Esta es una moción de censura para recuperar la dignidad de nuestra democracia» tuvo las narices de decir la mano derecha del número uno, luego convertido en el Ministro con mayor presupuesto del Gobierno a su cargo. Es tal el esperpento que a uno le viene a la memoria aquella demencial intervención televisiva del condenado corruptor de menores Nacho Allende, alias Torbe, al grito de «las putas son alegría».
Lo terrible de todo esto es que aquella caricatura torbellinesca de hace años, es hoy la caricatura de un ex Ministro del Gobierno de España. Raro es que nadie haya todavía puesto a aquel Torbe la cara de Ábalos con Inteligencia artificial a modo de meme. Porque resulta evidente que José Luis Ábalos es un putero nato. Y que piensa que las putas son alegría y que tampoco se ha muerto nadie. Pero hay una diferencia crucial, eso sí: el delincuente Allende se costea las putas con su dinero, mientras que el delincuente Ábalos se las costea con el nuestro.
Que aquella noche las putas para Ábalos fueron alegría lo supo todo Dios que estuvo allí. Todo Dios, ¿menos Alegría? Qué curioso, ¿no Pilar?