PERIODISTAS CONTRA EL PERIODISMO

Destacados miembros del equipo olímpico de opinión sincronizada han expresado con vehemencia su indignación porque hubo periodistas que lograron colarse en los Juzgados de Plaza de Castilla para hacer la foto o el video del día. El de Begoña Gómez, la amada esposa del presidente Sánchez, durante su comparecencia ante el juez. Y, además, reiteraban que es “insólito” que el juez aceptara abrir unas diligencias por una querella basada en informaciones de prensa. Todo ello con la consigna gubernamental en tono elevado, “pseudoperiodistas agitadores de extrema derecha, bulos, fango” y demás mandanga oficial.


Periodistas obedientes a las ordenes gubernamentales

Los periodistas que captaron las imágenes fueron al menos dos, Vito Quiles de “Estado de Alarma” y Josué Cárdenas de Periodistadigital. Les felicito por este trabajo. En La Sexta estaban por la tarde como si les hubieran dado los siete males. Expresaban su indignación con ambos por haber sido malos y haber roto el insólito despliegue policial montado por Marlasca, donde solo faltaron la Brigada Acorazada Brunete, unas fragatas de la Armada y un escuadrón del Ejército del Aire. Helicópteros policiales si hubo.

Los presentadores Iñaki López y Cristina Pardo encendidos como el poeta Benjamín Prado y otros contertulios. Pero sobre todo destacaron Alfonso Pérez Medina. Oficia de experto en Tribunales de la cadena y famoso por mencionar a Begoña Gómez como “la presidenta del Gobierno”. Y una señora desatada llamada Loreto Ochando, que trabaja en El Plural de Sopena y es oficiante habitual de la Sexta, que bramaba más que Pérez Medina. Parecía que le iba a dar un parrús a la mujer, tan colorida que iba ella. Y reiteraba que “han ido a reventar la declaración de Begoña”. Para reír ni no fuera para llorar.

Que ellos son obedientes a las ordenes gubernamentales ha quedado acreditado, tanto como que desconocen el papel de un periodista en un sistema democrático. Como ha escrito mi compinche Rebeca Argudo, “como si el trabajo del periodista fuese no incomodar demasiado, hablar flojo y repetir como un lorito, simples transcriptores de mensajes tamizados, lo que declame el poder. Imaginemos por un momento un mundo como el que defienden estos. Uno donde los periodistas no se salten jamás la norma y si el poder les indica que eso no se dice (eso no se toca, eso no se mira, eso no ha ocurrido), pues eso no se dice (ni se toca, si se mira, ni ha ocurrido). Ese mundo de periodistas correctísimos y supradóciles, que jamás se saltarían un cordón policial ni un por ahí ni se te ocurra”.


Fotos históricas

Recuerdo cuando, junto a Raúl del Pozo, ayudé al gran Fernando Quintela a entrar en la Sala del Supremo con una cámara para poder fotografiar a Felipe González declarando como testigo en el juicio por el secuestro del anciano Segundo Marey, con su ministro de Interior sentado en el banquillo de los acusados. El presidente del Tribunal, Jiménez Villarejo, había prohibido expresamente que se hiciera esa foto, pero Fernando la hizo. Fue la base de una portada histórica de El Mundo verdadero. Villarejo le impuso una sanción a Fernando, una multa de 25.000 pesetas. Recurrió y la sentencia fue favorable y le retiraron la multa.

El Tribunal sostuvo que sólo podía haber sido sancionado si hubiera alterado el orden en la sala. Cosa que no ocurrió porque nadie, excepto Fernando, Raúl y yo se enteró de que se había hecho la foto hasta que al día siguiente vieron la portada que el poder no quería ver. O sea, una portada de las buenas.

Pero conviene recordarle a la disparatada señora Ochando, al obediente Pérez Medina, al bardo Prado, a López y a Pardo algunos casos históricos que no hubieran sido juzgados si no hubiera habido jueces que a partir de informaciones de prensa hubieran abierto causas judiciales. Comienzo por los GAL, la banda terrorista organizada y financiada por el gobierno socialista de González para combatir al terrorismo etarra con terrorismo de Estado.

Con base en las informaciones que publicamos en El Mundo verdadero se abrió la causa principal y algunas otras. Hasta el punto de que, en el juicio contra Amedo y Domínguez, que fueron condenados a 108 años de prisión, el libro que tuve el honor de escribir junto a Ricardo Arques, “Amedo, el Estado contra ETA”, formaba parte del sumario como un tomo más. La foto que ilustra este artículo lo acredita. Es una imagen que el Tribunal autorizó a hacer a la prensa del sumario en un despacho de la Audiencia Nacional, en la que se observa el libro.


El plan de Sánchez incluye sanciones administrativas

Quizá estos obedientes colegas liderados por la tal Ochando hubieran preferido que no se hiciera justicia. Quiero pensar que no, pero de su conducta deduzco lo contrario. Si Pedro Sánchez consuma su intención de poner en marcha un plan que incluya sanciones administrativas contra los medios con las Asociaciones de la Prensa ejerciendo de tribunales de honor, ya veo a Ochando, a Pérez Medina, a López y a Pardo presidiendo la cosa. Felices de servir al poder dictando condenas a periodistas malos y desobedientes que buscan, se enteran, comprueban y publican la verdad. Esa cosita tan incómoda para el poder y tan necesaria para los ciudadanos.

Y Filesa, esa trama de financiación ilegal del PSOE. La del convoluto, Malesa, Time Export, Aida Alvarez y toda la pesca, que investigó el juez Marino Barbero Santos, eximio catedrático de Derecho Penal, al que pusieron de vuelta y media los medios obedientes. Qué casualidad, caso desvelado también por El Mundo verdadero. O los papeles de Bárcenas, publicados por El Mundo y El Pais. O el caso Noos, el de la infanta y Urdangarín, desvelado por El Mundo. Fue base de la querella del sindicato Manos Limpias, pero entonces no escuché a Ochando, Pérez Medina, López y demás hablar de pseudpsindicato de ultraderecha fascista. No. Al contrario, aplaudían con las orejas al juez instructor José Castro, que terminó en las listas electorales de Sumar.

Para esta peña infame el periodismo tiene que ser obediente, amable, ordenado, sumiso. Están deseando que Sánchez ponga en marcha su plan. Ya me los imagino sugiriendo que nos pongan también un uniforme para que desfilemos en fila, con rodilleras y todo. Y, al que se salga de la fila, palo. Serían de los de mano dura. Estos no saben lo que es el periodismo. Tienen un jefe al rojo vivo bien relacionado con las cloacas más infectas, al que le escuchamos decirle a uno que le pasaba información chunga, “bueno, es demasiado burdo, pero voy con ello”.

Ellos no se saltan una valla policial ni entran en lugar prohibido para encontrar una verdad relevante, pero ante información de las cloacas, van con ello. Con un par. Y después, si es necesario, Ana Pastor, la amada de Ferraras va y lo verifica, después de cobrar, claro. Ya me los imagino fundando un sindicato profesional. Lo llamarían “Periodistas contra el periodismo”. Y Sánchez les daría una pasta. Y Begoña les recomendaría para que lo fuera menester.


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