El pasado 8 de diciembre, el buque Toconao, con bandera de Libia, perdió a causa de un temporal, seis contenedores a unos 80km de la costa portuguesa mientras navegaba por las aguas del país vecino. Dichos contenedores portaban 1.000 sacos de pellets (pequeñas bolas de plástico) así como barras de aluminio y rollos de papel film. El vertido amenaza la costa gallega. Está siendo investigado desde entonces por la Unidad Especializada en Medio Ambiente de la Fiscalía General del Estado, desde donde se han abierto ya diligencias. Se ha empezado a extender a otros puntos de la costa cantábrica. Se trata de un vertido de cerca de un total de 26,25 toneladas de pellets. Microplásticos que ahora empiezan a ser parte de nuestras aguas.
Pellets en el mar pero sin llegar a la costa
Actualmente el vertido se encuentra en nivel 1 del Plan Territorial de Continxencias por Contaminación Mariña Accidental de Galicia (conocido como Plan Camgal). Ese nivel es considerado de pequeña gravedad. Sin embargo, el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, ha anunciado que incrementarán la situación a nivel 2, dentro del plan anticontaminación. Tal y como ya se ha hecho desde el Principado de Asturias. Rueda, en declaraciones este pasado 9 de enero, instó al Gobierno central a que trabaje en el mar para que se impida que los pellets lleguen a la costa. Lo hizo recalcando que éstas son “competencias exclusivas del Estado”.
La mayoría de los pellets, como aseguró Alfonso Rueda, están en el mar pero no han llegado a la costa. Sin embargo, es ahora el momento de “recogerlos, por lo menos de intentarlo, de hacer todo posible” para que no lleguen. Más de 200 efectivos trabajan cada día para recoger estas pequeñas bolitas de las aguas gallegas. El presidente de la Xunta ha asegurado que en caso de ser necesario, incrementarán el número de personas para reforzar las labores de recogida y limpieza.
El vertido del Toconao lleva en el mar ya un mes. Fue el 8 de diciembre cuando desde la Dirección General de Recursos Naturales, Seguridad y Servicios Marítimos de Portugal se alertó de que el buque Toconao había perdido nada menos que seis contenedores frente a sus costas. En la zona de Viana do Castelo. Un día después, los pellets llegaron a la costa gallega, concretamente a la playa de Espiñeirido. El vertido se ha ido extendiendo y ha llegado ya tanto a Asturias como a Cantabria, convirtiendo el agua en una auténtica marea blanca.
El Gobierno se excusa por la falta de acciones
Desde el Gobierno no se han emprendido acciones concretas. Tanto el Ministerio Transición Ecológica como el de Transportes se afanan en explicar desde dónde llegaron primero los avisos a modo de excusarse por la falta de actuaciones.
Dos décadas después del Prestige y la marea negra, Galicia se enfrenta ahora a una nueva amenaza. Esta vez de color blanco y material plástico, que supone un verdadero desastre medioambiental. Asociaciones ecologistas critican la pasividad que está teniendo el gobierno regional para las labores de recogida y limpieza del vertido. Por su parte, el gobierno regional, denuncia la pasividad del gobierno central. Más preocupado, al parecer, de las horas a las que se fueron dando todos los avisos.
Los pellets son pequeñas bolas de plástico, de microplásticos, de alrededor de 5mm de diámetro. También se conocen como «lágrimas de sirena«. Son empleadas para fabricar, a su vez, otros productos de plástico como bolsas, contenedores, botellas, etc. El vertido del buque Toconao pertenece a la empresa Bedeko Europe. Con sede en Polonia y dedicada a la fabricación de plásticos. La empresa, lejos de asumir que los productos vertidos al mar son suyos, atribuye la propiedad de los sacos de pellets a una empresa India. Además indica que la responsabilidad del vertido, es la naviera Maersk. Todo un despropósito de implicaciones que, de momento, están dejando la costa española llena de contaminantes plásticos sin una solución a corto plazo.
