Siempre me han gustado los títeres. Desde pequeño. Y por eso me gusta verlos en cualquier ocasión. Tengo dos recuerdos inolvidables: «Los Teleñecos«, la divertidísima adaptación española de Los Muppets americanos, y «Las Noticias del Guiñol«. Aquel contra-informativo diario de sátira política y social para mayores que Canal+ España importó en 1995 de su matriz francesa. Un programa donde unos muñecos de látex que caricaturizaban la imagen y la expresión de los políticos y personajes de aquellos días, se comieron a los personajes de carne y hueso. Algunos, como Gaspar Llamazares entonces líder de IU, llegaron incluso a reclamar la presencia de su guiñol en el programa porque estaban dejando fuera de escena a la tercera fuerza del parlamento. En 2008 desaparecieron. 


Políticos muñegotes: unos títeres farsantes

Ahora, cuando leo, escucho o veo las noticias, me viene el recuerdo de aquellos guiñoles. Sin embargo, estamos en un tiempo distinto, en un tiempo en el que los políticos -todos- son sus propios guiñoles. Viven en una realidad paralela que poco o nada tiene que ver con la que vivimos, preocupados, el resto de los ciudadanos que aún somos conscientes del peligro que nos acecha. Ahora todo es un teatrillo. Esos teleñecos políticos han conseguido, con su actuación ininterrumpida durante estos 45 años de falsa democracia, crear un ambiente en el que una mayoría ya no los percibe como lo que realmente son: unos títeres farsantes. En consecuencia, tampoco ven el peligro que supone su acción política. Ahora todo es fiesta, fiesta, fiesta.  

El guión de este inmenso programa de muñegotes lo marcan las encuestas mientras juegan con las redes a las que alimentan con declaraciones grandilocuentes que no tienen ningún contenido más allá del titular, la oportunidad o el insulto. Así, han conseguido entrar en una nueva dimensión política. Si en el siglo XX el guiñol desplazó al político, ahora, en el XXI, el político ha desplazado al guiñol hasta convertirse en uno de ellos. Por eso ya no hay guiñoles desde el 2008. Y es porque los políticos actuales son sus propios guiñoles.

Los guiñoles de látex nunca podrían rebajarse al nivel rastrero en el que se mueven, hoy en día, los líderes políticos. No pueden caricaturizarlos porque su realidad es mucho más cutre que cualquier cosa. Tampoco pueden parodiarlos porque sus discursos y acciones dan absoluta pena. Ahora ya solo podemos votarles que es lo que ellos pretenden.


Títeres que se hacen con el control de las instituciones

Y así han convertido también a millones de compatriotas –a los creyentes- en otros muñegotes que se limitan a votarles en cuanto son convocados para ello. Lo han conseguido envenenándolos y enfangándolos con el PAMA, ese cóctel de Polarización, Adoctrinamiento, Miedo y Ayudas, que les han hecho tirar por la calle de en medio y votar ‘a los suyos’ sin hacer o hacerse ninguna pregunta. 

Esta es la España que va como un cohete… pero que no llegará a la Luna. Y esta es también la Europa que tiene toda la pinta de convertirse en la Unión de Repúblicas Socialistas de Europa –la URSE- un remedo patético de la extinta URSS. Rusia quiere resucitar la vieja URSS para pasarnos por encima sin reparar en que Europa ya tiene decidido entregarse con la nueva URSE. Tenemos la Unión. Más o menos, pero la tenemos. Tenemos las Repúblicas, en el sentido de Estados, independientemente de su estructura. Tenemos también lo de Socialistas en el sentido, aquí, de socialdemocracias. Todos son socialdemócratas. Si quieres pasta, tendrás que pasar por el aro de la socialdemocracia. En esta Europa que viene nada es lo que parece mientras los problemas de fondo se acumulan.

En definitiva, que los muñegotes se están haciendo con el control absoluto de todas las instituciones aquí y allá y, a mi modo de ver, esto no puede traer nada bueno. Todos los experimentos políticos basados en asfixiar al individuo colocándole encima una losa político social de obligaciones han fracasado estrepitosamente. El individuo, como las plantas y los animales, necesita luz y agua y libertad para crecer y florecer, y cada día se encuentra con más barreras para hacerlo. Necesitamos recuperar la soberanía y la libertad individuales si queremos aspirar a algo mejor o pronto nos despertaremos en un sitio muy oscuro del que tendremos que escapar. 


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