MONOS Y SEMAFOROS

La semana pasada Germán “El Mono” Burgos, comentarista de Movistar, jugador y entrenador, antes del partido PSG-Barça, durante el calentamiento de los jugadores, al ver al joven del Barça Lamine Yamal hacer espectaculares malabares con el balón, comentó: “Ojo que si no le va bien termina en un semáforo. Y sí, es la vida, el fútbol es como la vida”. Se escucharon risas. Y se lió la mundial. Las redes sociales ardieron pidiendo su cabeza. El PSG, controlado por un régimen dictatorial que azota y lapida a las mujeres y liquida a los homosexuales anunció que nadie del club hablaría para Movistar. Y, al final, la plataforma hizo un comunicado pidiendo disculpas por el comentario, anunciando el despido de Burgos y advirtiendo a la presentadora.

El final del comunicado decía: “adoptaremos las medidas oportunas para garantizar que estos hechos no vuelvan a producirse”. Me gustaría saber que van a hacer para censurar lo que quieren decir sus comentaristas. Teniendo capital saudí me temo lo peor. Igual liquidan y descuartizan a quien diga algo que no les guste. Lo triste es que ya han invitado a la autocensura y quizá nos perdamos algún comentario que pudiera resultar interesante.


Los guardianes de la moral progresista liquidan a Germán Burgos

No conozco a Germán Burgos. Su comentario me parece banal pero al escucharlo no percibí en él nada que tenga que ver con el racismo. Creo que si el jugador que hacía malabares hubiera sido blanco habría dicho lo mismo. Yo encuentro la expresión admirativa. Y es así porque en los semáforos es frecuente ver a hombres y mujeres, ataviados como circenses, haciendo malabares.

Me temo que los guardianes de la moral que han liquidado a Germán Burgos cuando observan a alguna de esas personas en un semáforo lo hacen con desprecio. Y la guinda es como quienes se han escandalizado, también en los medios, escribían de Burgos citándole por el apodo, El Mono. O sea, que estoy hecho un lío, porque ya no se si aseteando a Burgos defendían a Yamine Lamal, a los negros o a los que se ganan la vida en los semáforos haciendo malabares.

Al bueno de Germán, que a mí no me ha resultado nunca excesivamente simpático, la plataforma Movistar le ha despedido. Y a mí me queda la duda de si los que han tomado tal decisión creen que es algo despectivo o discriminatorio hacer malabares en un semáforo, que lo haga gente negra. O que quizá algún futbolista al que le vaya mal pueda terminar haciéndolo. Movistar aloja sin remilgos a gente que dice palabras malsonantes, que se mofa de las creencias religiosas o que pregunta a sus invitados cuanto follan, pero al Mono Burgos le echan a la calle por ese comentario.

No sé si al Mono le dará su habilidad con el balón (él jugaba de portero), para ganarse la vida haciendo malabares en un semáforo. Y me temo que si Lamine Yamal fuera blanco en vez de negro, o si el comentario lo hubiera hecho sobre Pedri o Gavi nadie le habría criticado y no le habrían despedido.


El Mono Burgos sin intención de hacer daño

Lo que más me apena es que Burgos saliera a la palestra pidiendo perdón, presionado por Movistar, los medios y las redes sociales. El señor Burgos no ha ofendido a nadie, no ha cometido ningún delito. Estos redentores sectarios, vigilantes de una supuesta moral que me repugna, le han lapidado en la plaza pública como algunos accionistas de Movistar lapidan a las mujeres, pero como van sobrados de millones les acogen. Los saudíes y los cataríes no terminaran en un semáforo porque no tienen la habilidad necesaria para hacer los malabares con el balón que tiene Lamine Yamal. Espero que a ninguno de estos guardianes de la moral progresista se les ocurra volver a llamar “Cholo” (indio) a Simeone. Y que dejen de llamarle “Mono” a Burgos. 

Y he echado en falta que salieran a defender al Mono Susana Guasch, la presentadora que ha sido advertida, y los comentaristas que le acompañaban, los futbolistas Jorge Valdano y Gerard Lopez. Ellos conocen bien al Mono y saben que no tenía intención alguna de menoscabar u ofender a Yamine Lamal, sino todo lo contrario. Me temo que han optado por el silencio para no perder el puesto y el salario. Y me parece mal. Feo. El Mono no lo habría hecho, el Mono habría salido a defenderlos, en público y en privado. Y ellos lo saben.

Movistar sabrá lo que hace. Yo, como cliente de la plataforma, agradecería que no censurara a nadie, y que sugiriera al narrador oficial que haga un esfuerzo por no colocar y pronunciar una “A” corrida por delante de la mayoría de las palabras que va a pronunciar, pues resulta incómodo. Pero que no vayan a despedirle por eso, por favor, ni a lapidarle. Con esa habilidad no le da para ganarse la vida en el semáforo. Y ya puestos a pedir, que le pidan a esos accionistas que lapidan a mujeres o liquidan a homosexuales que dejen de hacerlo.

Y por mi parte, a partir de hoy a los Yamine Lamal de los semáforos, blancos, negros o cholos, trataré de darles algo, que habitualmente no lo hago, aunque no deje de mirarles con respeto y a veces admiración. Porque tiene razón el Mono, el futbol es como la vida. Y, a lo peor termino en un semáforo, e iría jodido porque carezco de habilidad alguna para entretener al personal.


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