MARLASCA VETE YA

Cuando Sánchez nombró ministro a Fernando Grande-Marlaska se habló de un Gobierno “bonito”. Aparente elogio que contenía un reproche inmenso, o sea, que ese Consejo de Ministros era un decorado para tratar de transmitir una imagen honesta a un Ejecutivo dedicado esencialmente a la propaganda. Marlasca, lo de grande ya no le pega y la euskaldunización de su apellido es una bobada de un progre acomplejado. Ha sido protagonista esta semana de dos asuntos que evidencian el autoritarismo de este Gobierno y lo mal que se lleva con la democracia, así en general, pero en cuestiones esenciales. Y eso que venían a regenerarla.


Marlasca: un ministro autoritario

Primero fueron las actuaciones policiales en Madrid en pisos donde dicen que se celebraban guateques sin respetar las restricciones sanitarias. Actuaciones evidentemente inconstitucionales y desproporcionadas. Derribar la puerta con el ariete porque los habitantes de esa morada se negaron a franquear el paso a los maderos sin papela, o sea, sin autorización judicial, fue lo que llevó a Marlasca a ordenar que sacaran el ariete. Marlasca sabía perfectamente que el domicilio es inviolable según la Constitución y en ninguna de esas reuniones se estaba cometiendo delito alguno. Y lo peor es que Marlasca, a posteriori, defendió a los maderos en vez de reconocer la cagada. 

Con la excusa de la pandemia el Gobierno tiene limitados muchos derechos y libertades de los ciudadanos, y en máxima tensión el sistema constitucional. Negar la calificación de morada a los denominados pisos turísticos es negar el derecho a la intimidad de las personas, es ciscarse en la Constitución. La jurisprudencia del Constitucional es palmaria, y entiende como domicilio las habitaciones de hotel o las caravanas, como debe ser. Pero a este Marlasca pequeño jurista parece que la Constitución se la bufa.

Algunas reuniones ilegales en domicilios privados se persiguen no con un ariete sino con el real decreto del estado de alarma que tiene previstas sanciones administrativas. Pero no se trata de delitos. Un ciudadano puede (y debe) negarse a permitir la entrada de la policía en su domicilio sin papela. Si Marlasca no sabe esto, que es de primero de carrera, miedo da pensar cómo actuaba cuando ejercía de juez, aunque permite imaginar cómo lo hacía cuando era vocal del Consejo General del Poder Judicial.


Muestras de ese autoritarismo

Después del ariete llegó la sentencia que lo coloca en la frontera de la prevaricación. Recuerda el fallo que condena a Interior que un ciudadano denunció a José Manuel Franco, delegado del Gobierno en Madrid y secretario del PSOE madrileño, por autorizar manifas entre el 5 y el 14 de marzo de 2020 cuando ya había datos de la pandemia: las famosas manifas feministas del 8-M.

La magistrada instructora temerosa de que pudiera haber presiones del Gobierno para defender a Franco, pidió expresamente a la Guardia Civil “rigurosa reserva” en sus pesquisas. El coronel Pérez de los Cobos, al mando de la Comandancia encargada de la investigación, experto en la lucha contra ETA y encargado del operativo que trató de evitar el referéndum ilegal de Cataluña en 2017, era un mando poco grato para Marlasca.

La noche del domingo 24 de mayo del año pasado la directora general de la Guardia Civil llamó siguiendo órdenes a horas intempestivas, a Pérez de los Cobos para comunicarle su cese fulminante. El lunes Marlasca declaró públicamente que el cese fue por “perdida de confianza”, para añadir después que fue “un proceso natural de cambio de equipos”.

La mentira se descubrió muy rápido al publicar El Mundo un documento “reservado” de la directora general que probaba que había cesado al coronel por negarse a revelar el contenido de las investigaciones sobre Franco (el del PSOE) que le había solicitado la juez instructora con exigencia de confidencialidad. O sea, que Pérez de los Cobos cumplió con su obligación y el ministro de Interior se lo cargó incurriendo en una evidente, lamentable e ilegal intromisión del Ejecutivo en una investigación judicial.

Pérez de los Cobos recurrió su cese y la Audiencia Nacional le ha dado la razón. En la sentencia exige que se le reponga en su cargo y recuerda que la legalidad no puede ser arrinconada por la discrecionalidad. Reacción de Marlasca: para chulo yo y para pegarse Sánchez. Anuncia que va a recurrir la sentencia y no se le pone en gana restituir a Pérez de los Cobos. Con un par.


Un ministro al borde de la prevaricación…

Escribía antes que estaba el ministro en la frontera de la prevaricación. Creo que la ha rebasado con creces pero no soy juez como él. Aunque estudié Derecho hasta cuarto y me dio para entender que la prueba del delito de prevaricación, que es dictar una resolución injusta “a sabiendas”, es difícil. Pero si alguien SABÍA que cargarse a Pérez de los Cobos era injusto, ese es Marlasca. Es juez y sabe mucho de ordenar máxima reserva en una investigación, entre otras cosas de cuando él la exigió a quienes investigaron el “Caso Faisán”, de cuando Marlaska se manchaba la toga entera con el polvo del camino.

Eufemismo puesto de moda por Cándido Conde-Pumpido, de los Conde-Pumpido de toda la vida, para definir a los jueces que se enmierdan en conchabeo con los políticos que mandan. Marlaska se manchó la toga, le colocó el PP en el Poder Judicial (qué buen ojo tienen los del PP), y después le colocó Sánchez en su Gobierno bonito.

Marlasca, vete ya. Llévate si quieres la bicicleta que te hemos comprado todos los españoles pero vete a casa. No sigas frustrando la carrera profesional de los funcionarios decentes. Deja de tirar puertas abajo, déjanos vivir en paz al menos en nuestra puta casa sin necesidad de padecerte como ministro, ahórranos ese calvario anda.

No podemos tener un ministro de Interior que mantiene una relación nefasta con la legalidad. Ya tuvimos a Barrionuevo el de los GAL y a Corcuera el de la patada en la puerta. Basta ya. Ningún ministro puede sobrevivir a una sentencia como la que te ha caído Marlasca. Y lo sabes. Por cierto y llévate a María Gámez, la directora general de la Guardia Civil que es una evidente colaboradora necesaria en la ilegalidad. No tuvo ovarios para negarse a cumplir esa orden indecente. Debe irse también.


Y además…

  • Lo que nos faltaba. El Gobierno nos ordena ponernos la mascarilla, o sea el bozal, aunque estemos solos sin un ser humano a 500 kilómetros a la redonda. Para después ponerse a buscar salidas a tamaño disparate. Y como bien ha dicho el torero Morante en ABC, hablamos de la distancia que mide la incoherencia porque el metro y medio no lo respetan siquiera los diputados en el Congreso mientras aprueban estos disparates.
  • José Luis Rodríguez Zapatero ha publicado un informe en el que hace una exaltación del régimen de Pekín en uno de los órganos oficiales del Partido Comunista de China. La entrega del expresidente y ex líder del PSOE a la causa de las dictaduras es alucinante. Tras Venezuela y China ¿a dónde irá ahora el ex-presidente a hacer el ridículo?
  • No ha empezado la campaña en Madrid pero algunos viven en campaña. Uno de ellos es Andrés Trapiello. Uno de los escritores progresistas de guardia permanente que en El Mundo escribe que “como todo el mundo sabe, la derecha criminal…”. Trapiello, chaval, por ahora, “criminal” en nuestra democracia el PSOE, o sea, la izquierda, que montó una banda de asesinos que acabó con la vida de 30 personas y secuestró a un anciano viajante de comercio.
  • En plena campaña nos encontramos con que el 9 de mayo termina el estado de alarma que decretó Sánchez y que nos tiene en vilo. Por ahora el Gobierno no ha dicho si piensa tratar de renovarlo. Va a ser que sí porque aquí el personal traga con todo.
  • La política de vacunación se supone que debería ser una política de Estado pero aquí el Gobierno la ha convertido en una competición entre Comunidades Autónomas, a las que el Gobierno cierra el grifo de vacunas según le caen. Debiera haber un pacto de lealtad entre todos los partidos en el asunto de las vacunas. Digo yo
  • Y  sigue el circo de Rociito en Telecinco, todo a braga quitada, sin vergüenza. Y además, como dice mi hermano Ángel Antonio Herrera, las portadas siguen siendo una misma portada: Rocío Carrasco. Da asco todo, pero queda mucho. Han anunciado 8 capítulos. Son insaciables en lo de revolcarse en la mierda.

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