Acabamos el año con dudas e incertidumbre. Y lo comenzamos de una manera parecida. La vida nos va mostrando de una manera alarmante muchas cosas. Dejando a un lado que cada día hay más abusos y violencia en todos los ámbitos, vemos que nuestra sociedad sufre. Miedos e insatisfacciones, personales y colectivas, parecen estar detrás de los problemas de una sociedad que presenta cada vez mayor dificultad para aliviar su malestar. El malestar es evidente, la vida se dispara, los precios de la luz, el combustible, los alimentos, todo. Y esto lleva a un sufrimiento diario. Sí, se sufre de estrés laboral, para los que tienen trabajo e intentan conciliar su vida laboral con la personal. Se sufre de ansiedad los que no tienen trabajo o falta de recursos. Hay rebajas para algunos y hay verdaderas subidas para otros.
Tanto es así que hay incertidumbre por lo que pasará en un futuro cercano. Ante esta situación de caos política y social, las familias ven como los precios de los alimentos suben, se disparan y cada vez es más angustioso acabar el mes. Hacer la compra puede suponer para muchas familias un verdadero calvario. Los carros de compra cada vez están más vacíos porque el dinero no da para todo. Familias que no pueden acceder a alimentos de calidad e incluso a una alimentación básica. La falta de recursos es un problema grave que cada día afecta a más personas.
El que ha sido el año de la inflación cerró con un nuevo récord. El precio de los alimentos se disparó en diciembre de 2022 a su nivel más alto de la serie histórica, con una variación interanual del 15,7%. Así lo revelan los datos publicados por el INE, que sitúan el IPC general en un 5,7%, más de un punto por debajo del dato de noviembre.
La vida sube y los españoles reducen sus gastos
La guerra de Ucrania ha supuesto un incremento en el coste de la vida a nivel mundial. Así lo revela la encuesta WIN World Survey, elaborada por el Instituto DYM en colaboración con WIN International, según la cual las consecuencias de la guerra se han sentido en todas las economías. En España, uno de cada dos encuestados ha tenido que reducir sus gastos en los últimos meses para hacer frente a la situación de alza de precios. No queda más remedio para poder llegar a final de mes.
Según la encuesta, el 51% de los españoles reconoce haber tenido que reducir en los últimos meses algunos gastos debido a la elevada inflación. Un 25% se lo está planteando. Frente a un 20% que no tiene intención de hacerlo. La situación ocupacional y el nivel educativo tienen poco que ver en la reducción de gastos. Apenas hay variaciones entre las personas con educación superior y aquellos con educación básica. De igual manera entre quienes trabajan y quienes están desempleados. El sentimiento de mucha parte de los españoles es que su vida empeora a pasos agigantados.
Ante esta situación, nos podemos preguntar qué representa para la vida cotidiana que la inflación se dispare de esta forma. Pues mucho. El resultado más evidente es la pérdida del nivel adquisitivo. Si los precios aumentan y los salarios no, es lógico acceder a menos bienes y servicios. Y no solo han aumentado los precios de los bienes de lujo o prescindibles, sino también los alimentos. Puede que la inflación siga subiendo, es probable que lo haga, en función de lo que suceda con la guerra en Ucrania. La subida del petróleo y del gas no impacta solo en los costos de los combustibles y de la calefacción en nuestros hogares, sino también en el de los transportes.
También nuestros ahorros se devalúan, aumenta la hipoteca de nuestras viviendas, tenemos menos opciones de encontrar trabajo y por supuesto no podemos gastar en cosas superfluas porque no tenemos dinero para nuestras necesidades básicas. Esto ocurre y veremos próximos acontecimientos.