LOS ESPAÑOLES NECESITAN TRABAJO, NO LIMOSNAS DEL GOBIERNO

Yolanda Díaz, la de Sumar, ha prometido que, si gobierna tras las elecciones, entregará 20.000 euros a cada joven cuando cumpla 18 años. Y corregido después por boca de su portavoz, Ernest Urtsaun: “será un derecho que se adquirirá a las 18 años y se hará efectivo a los 23. Entre tanto se le ofrecerá a cada beneficiario un acompañamiento administrativo para desarrollar un proyecto con ese dinero, de inserción laboral, de emprendimiento o de formación”. Y dice que ese dinero lo va a sacar de un impuesto a las grandes fortunas. Eso sí, este regalo, al que llaman “herencia universal”, no tendrá carácter retroactivo. Además sólo beneficiará a quienes cumplan 18 años después de haberse aprobado la regalía. Y será cobrada sin necesidad de cumplir con ningún requisito de renta ni por cumplimiento de objetivos vinculados al proyecto.

Creo que estamos ante el mayor disparate jamás escuchado en campaña electoral. Los ciudadanos lo que necesitan es trabajo, no limosnas. Los Gobiernos, de PSOE o PP, es igual, en contra de lo que dicen todos ellos, no crean puestos de trabajo (excepto para colocar a amiguetes). Los gobiernos lo que han de hacer es facilitar las condiciones para que los empresarios creen puestos de trabajo y garantizar la seguridad jurídica. Y los empresarios deben de contratar empleados y pagarles decentemente. Los sueldos han de ser una parte del beneficio del empresario por su contribución a la generación de ese beneficio. Sin empresas fuertes, sólidas y serias no hay riqueza posible.

El Estado debe ayudar a los desfavorecidos, claro que si, pero con criterios relacionados con el nivel de renta. Y, por encima de todo, insisto, debe contribuir a que las empresas puedan generar empleo. Lo anunciado por Yolanda Díaz supondría que un chaval de 23 años recibiría 20.000 euros lo mismo si es hijo de un multimillonario residente en una urbanización de lujo que si es hijo de unos padres en paro residentes en un barrio desfavorecido. Y como, además, la intención de Yolanda Díaz es que no se fiscalice ese regalo de 20.000 euros es evidente que el receptor podría malgastarlo.


Yolanda Díaz, la de Sumar, prometiendo disparate tras disparate

Todo indica que es improbable que Yolanda Díaz vuelva al Gobierno, pero no por ello hay que dejar de analizar este disparate. La señora Díaz, que es vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo lleva meses dedicada a montar un partido político. Cada día la vemos recorriendo España tratando de sumar adeptos a su causa. ¿Cuándo trabaja esta señora en el Ministerio? Su salario se lo pagamos todos. La estamos financiando además su campaña porque no se paga los viajes. Y ahora quiere regalarle 20.000 euros a todo el que cumpla 18 años, pero no con su dinero sino con el nuestro. O sea, que tiene muy poca vergüenza.

La señora Díaz y Pedro Sánchez solo aspiran a que los españoles tengamos una economía intervenida que hace de España un país escasamente competitivo. Cada poco se inventan algún subsidio nuevo para generar ciudadanos dependientes del Estado y crecen el déficit y la deuda, mientras los impuestos complican que puedan crecer el consumo y las inversiones.

Y para rematar el disparate, la líder del partido Sumar acredita que no sabe sumar, dividir y multiplicar, porque afirma que su disparatada medida tendrá un coste de 8.000 millones de euros, cuando según el Instituto Nacional de Estadística cada año cumplen 18 años en España 10.000 jovenes. O sea que el coste sería de 200.000.000 millones anuales.

El gasto público no es infinito, genera crecimiento del déficit y de la deuda pública y conlleva subida de impuestos hasta convertir la fiscalidad en confiscatoria. El derroche de este Gobierno nos va a costar pagarlo varias generaciones. Si llegaran a aprobar esta medida sería catastrófico y haría un daño inmenso a quienes recibieran ese dinero.

Otra de las propuestas estrella de Sumar es la reducción de la jornada laboral a 37 horas semanales. Otro disparate porque uno de los problemas de España es la competitividad. Imaginen que se impone en el sector turístico, clave en la economía española, la obligatoriedad de pagar a los empleados lo mismo trabajando tres horas menos. ¿Cuántas empresas sobrevivirían? Insisto, las empresas, sin necesidad de que ningún Gobierno o sindicato lo reclamen, han de pagar a sus empleados en función de sus beneficios, porque generan esto por su trabajo.

Un país serio y solvente, insisto, es aquel en el que los ciudadanos trabajan, prosperan por sus méritos y no dependen del Estado para comer. Los Gobiernos no tienen que instaurar subsidios sino posibilitar las condiciones para que se creen empresas que generen empleo estable y con salarios dignos. Sánchez, Díaz y compañía constantemente arremeten contra los principales empresarios de España a los que consideran siniestros enemigos. Y así nos va a todos. Con limosnas en vez de trabajo no nos espera otra cosa que no sea miseria y ciudadanos dependientes del Estado, cuando un país democrático lo que necesita son ciudadanos libres que se ganan la vida trabajando decentemente. 


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