LO ESENCIAL DE LO DEL REY JUAN CARLOS SE SABÍA Y AFECTA DE LLENO AL PSOE: QUE MATAN

Anda el Gobierno de Sánchez contento con la filtración de las conversaciones del Rey Juan Carlos con Bárbara Rey. Todo se sabía pero escuchar el can can verbal del Rey y la vedete tiene entretenido al personal y a los grandes medios subvencionados. Así no se habla de cómo el Gobierno de Sánchez sigue helándonos la sangre de la mano de ETA poniendo en la calle a asesinos. De cómo lo de Begoña y su fundraising crece. O lo del latrocinio de los ERE, donde se gastaban el dinero de los parados en putas y farlopa después de colocar a la familia con salarios de socialistas a cargo del erario. Vamos, que hablamos de lo del Rey y Bárbara y no de lo importante.


Organizaciones que matan y eso une mucho

La cosa no la ha liado el hijo de Bárbara. La cosa es evidente quien la maneja, manejando al hijo. Y sigue el goteo. Va a seguir, hasta que saquen algo mollar que termine por comprometer a la institución, que es en lo que andan. De lo escuchado me quedo con lo que me parece esencial, que también se sabía porque lo contó Juan Alberto Belloch. El ex biministro de Interior y Justicia de Felipe González. Que ese Gobierno socialista se planteó asesinar al ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán.

Si el propio Belloch lo ha reconocido no es que escuchárselo al Rey Juan Carlos nos haga creer que es verosímil, es que es cierto. Y acredita que lo de matar va con el PSOE, porque ese mismo Gobierno de González montó los GAL, que liquidaron a 29 seres humanos, algunos terroristas y otros que pasaban por allí. Y en esos años, un jovencito Pedro Sánchez tuvo una histórica intervención en Tele 5 criticándonos duramente a quienes denunciábamos el crimen de Estado y defendiendo a quienes lo cometieron.

Quizá esa cercanía con matar del socialismo español permita entender que hayamos visto a la portavoz de Bildu presentar una ley “de libertades y seguridad ciudadana” en nombre de la mayoría parlamentaria que lidera Pedro Sánchez y hayamos visto que una consejera socialista del Gobierno vasco haya concedido el tercer grado penitenciario. O sea salir a la calle, a dos etarras condenados por asesinato sin que se hayan arrepentido.

Previamente habían conseguido el tercer grado más de ochenta etarras que no habían cometido delitos de sangre. Pero como el acuerdo de Sánchez con el etarra Otegui es votos por presos, a partir de ahora van a salir todos, incluido Txapote. Y sí, me hace creer, en ejercicio de mi libertad de pensamiento, que Sánchez y Otegui se entienden porque ambos han estado en organizaciones que han matado. Y eso debe de unir mucho. La madre de Pagaza le dijo a los socialistas vascos que “veremos cosas que nos helarán la sangre”. Ya las estamos viendo, y quedan muchas aún. Sánchez y el PSOE van a seguir mancillando la memoria de las víctimas y honrando a los asesinos.


El PSOE y Sánchez, un partido ligado a la muerte

Este fin de semana he convivido con una familia ejemplar a cuyo padre asesinó ETA. Imaginen como estaban al ver la concesión de ese tercer grado a dos asesinos. Pero ni Otegui ni Sánchez ni la madre que los parió podrán acabar con la dignidad que yo he visto en las miradas y en los actos de estos hijos de una víctima. Estoy unido familiarmente a ellos. Siento un orgullo insuperable de estarlo. Su dolor irreversible es mucho menor que su dignidad insuperable.  Saben, sabemos, que nos queda mucho por ver. Y ahí estaremos, firmes, con la cabeza bien alta mirando al frente.

Cuando el etarra Otegui, acreditado secuestrador que obligaba a sus víctimas a jugar a la ruleta rusa con un revólver, dijo en 2021 que “tenemos 200 presos, y si para sacarlos hay que votar a favor de los Presupuestos, pues  se vota”, algunos tuvimos claro que iba a suceder. Hoy ya solo quedan en la cárcel pocos más de la mitad. Y en breve no quedará ninguno.

El PSOE, un partido ineludiblemente ligado a la muerte, ligado a un partido en el que mandan y militan terroristas de diferente pelaje. En las negociaciones secretas, Otegui y los suyos le dejaron claro a Sánchez y los suyos que “tienen que salir todos, pero además, han de salir con la sensación de que han ganado”. Como lo leen se lo escuché yo a uno de ellos. Y se está cumpliendo al pie de la letra. Han ganado, sí. Vamos, les han dejado ganar. Pero ni con mil años de coyunda con Sánchez y los suyos podrían acabar con la dignidad formidable de las víctimas que viven con la sangre helada, pero erguidos y valientes, mirando a la cara a la vida.

Sánchez, Marlaska y compañía, si querían acabar con las pelotas de goma, que no me parece nada mal, podían haberlo hecho tranquilamente. Pero no, deseaban el escarnio mayor a las víctimas escenificándolo con un acuerdo presentado además por Merche Aizpurúa, aquella que cuando la Guardia Civil liberó al funcionario de prisiones Ortega Lara tras más de 500 días secuestrado por ETA en un gulag, tituló en su periódico “Ortega Lara vuelve a la cárcel”. ¿Cabe más maldad? No. Hay que ser un hijo de siete mil putas para escribir ese titular ese día. Es una opinión. No tengo por qué tener razón, pero es la mía. Formar parte de organizaciones que han matado une mucho. Que paradoja lo bien que se entienden los etarras hoy con quienes hace tan poco montaron una banda para asesinarlos a ellos. Que asco todo, sí, que asco dan todos.


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