La investigación periodística de Leyre Iglesias en El Mundo sobre Arnaldo Otegui, histórica y pertinente, espero que sirva para que todo el mundo se entere, los que no lo sabían, de quien es el socio preferente de Pedro Sánchez. El único que ya le ha garantizado el voto a su investidura sin que nos cuenten a cambio de qué.
Martín Prieto ya le definió con acierto el 26 de febrero de 1999: “Otegui es Milosevic y el proyecto de Euskal Herria es el de la gran Serbia … limpieza étnica, la fuerza contra la razón”. Sí. Otegui, al que Zapatero nos presentaba como un hombre de paz, era un terrorista especializado en secuestros. Participó en nueve, nada más y nada menos. Y le gustaba obligar a los cautivos a pasar la tarde jugando a la ruleta rusa con un revólver.
Como era uno de los capos de la banda ETA, daba ordenes, incluso por escrito, con su caligrafía redondita, a sus sicarios. Por ejemplo: “El tío estará en el capó, en un saco, esposado y con los ojos vendados, además de ello estará atontado pues le habrán suministrado 2 Valium 5”. Y como le gustaba estar encima de todos los detalles, abrochaba: “En caso de problemas, lo ajusticiamos”.
Otegui no ha renegado del legado de su banda
En EH Bildu no todos han sido etarras. Pero quienes manejan el cotarro son David Pla. Fue capo di tutti capi etarra y Arnaldo Otegui, que es el coordinador general que tuvo mando también en ETA. A la foto con Sánchez enviaron a la sicaria Mertxe Aizpurúa, que trabajaba a las órdenes de ETA y se mofaba de sus víctimas con crueldad. Es la que tras conseguir liberar la Guardia Civil al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara tras 532 días de secuestro decidió titular en su periódico “Ortega Lara vuelve a la cárcel”. Los detalles que ha aportado Leyre Iglesias son definitivos para trazar la biografía de Otegui, un terrorista que, no lo duden, volvería a hacerlo, porque no ha renegado del legado de la banda, y ya se sabe que la cabra tira al monte como los terroristas al terrorismo.
Conviene seguir refrescando la memoria a quienes siguen justificando a esta peña del terrorismo. Además de asesinar a más de 800 personas, la persecución a la que sometieron a los ciudadanos tuvo como consecuencia el exilio. El de 200.000 personas, una limpieza étnica de la que se aprovecha Bildu en cada convocatoria electoral, porque los vascos exiliados no pueden votar en su tierra. Y todo apunta a que tras las autonómicas de 2024 Arnaldo Otegui puede ser el próximo presidente del País Vasco.
Ruth y Juan de Dios Doval tenían 7 y 4 años cuando ETA asesinó a su padre, profesor de Derecho en la Universidad del País Vasco, de tres disparos en la cabeza, el 31 de octubre de 1980. El asesinato de su padre fue orden de Arnaldo Otegui. Leyre Iglesias les ha entrevistado. Se quejan de que “no hemos tenido justicia”, como tantas víctimas de ETA. Me ha impresionado ver en las fotos la honda tristeza, aún hoy, en la mirada de la bella Ruth. El asesinato de Juan de Dios Doval fue el que provocó el inicio del exilio de profesores e intelectuales que tuvieron que abandonar su tierra para seguir vivos.
Hay que ser muy malo, un torturador refinado, para atar a un ser humano, suministrarle dos Valium 5, amordazarle, meterle en el maletero de un coche y llevarle a un agujero para mantenerle secuestrado. Y durante días, obligar al cautivo a jugar a la ruleta rusa. Y mantenerle ahí indefinidamente. El caso de Ortega Lara, 532 días, supera todo lo imaginable.
Tener como socio preferente a un terrorista es repulsivo e intolerable
Ver ahora que nuestro presidente del Gobierno, ahora en funciones, tiene como socio preferente a Otegui es repulsivo. Y escucharle decir que forman una alianza progresista resulta intolerable. ¿Progresista? ¿Vamos a progresar con un tipo capaz de ordenar un asesinato y protagonizar nueve secuestros, recuerden, “el tío estará en el capó, en un saco, esposado y con los ojos vendados, además de ello estará atontado pues le habrán suministrado 2 Valium 5”? ¿Es posible progresar con un tipo como Otegui como socio preferente?
Reyes Maroto, ex ministra de Sánchez y actual portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid declaró la semana pasada, respecto a los pactos de su partido con Bildu que “con Bildu nos ponemos de acuerdo en mejorar la vida de los españoles”. Otegui, por ahora, solo tiene acreditado que “mejoró la vida” de más de 800 españoles asesinándolos. A varios miles de españoles les “mejoró la vida” ETA dejándoles en silla de ruedas. A más de 200.000 les “mejoró la vida” echándoles de su tierra. Y Sánchez y su banda “progresista” establecen un perímetro moral para el diálogo político en España del que excluyen a Vox, por fascista. No consta que ninguno de los dirigentes de Vox sea un terrorista consumado, un especialista en secuestros. Que dirían los “progresistas” si así fuera.
Y Otegui, al publicarse en El Mundo el exclusivón de Leyre Iglesias, salió a decir que lo publicado “son mentiras. El Mundo no es un periódico, es otra cosa. Quieren poner trabas a la investidura de Sánchez”. El Mundo es un periódico, y Otegui es un terrorista que no se ha arrepentido ni ha renegado de sus actos. Y convendría que Sánchez y sus mariachis nos informaran detalladamente de a cambio de qué Bildu es la única formación que por ahora ha garantizado a Sánchez el voto en la investidura.
Bildu no da nada gratis. Como Otegui no liberaba a los secuestrados gratis. Y acostumbran a poner un precio elevado. Mañana hablaremos de la amnistía que está cocinando Sánchez, que es más que probable que no solo beneficie a los golpistas catalanes. Pero lo sabremos, antes o después lo sabremos, como sabemos el currículo terrorista de Otegui, el socio preferente de Sánchez. Y lo contaremos, claro.
Un país decente no puede hacer con Otegui como si no supiéramos quien es. Lo sabemos, como sabemos también quién es Pedro Sánchez, capaz de todo con tal de permanecer en el poder, incluso de asociarse con un secuestrador consumado. Lo de Otegui sigue ahí. Las víctimas suyas que aún viven lo acreditan. Por ejemplo Juan de Dios y Ruth Doval. Y es indecente y repulsivo que Sánchez y los suyos nos presenten a los victimarios como gente de paz para el progreso.
