LEY RHODES: PROTECCIÓN A LA INFANCIA

James Edward Rhodes es pianista. Nació en Londres y cuenta que desde los 5 años de edad sufrió abusos sexuales por parte de su profesor de educación física. En su libro «Instrumental: memorias de música, medicina y locura» cuenta cómo lo vivió y todas las secuelas psíquicas que arrastra desde entonces. Hoy es activista que lucha por la denuncia contra los abusos sexuales en la infancia.  

De modo que, tomando su caso como referencia de cara a la opinión pública y adoptando su apellido, el entonces vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias (hoy candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Unidas Podemos) bautizó como «Ley Rhodes» a la Ley orgánica para la protección a la infancia frente a la violencia. Esta Ley ha sido recientemente aprobada por el Congreso de los Diputados por 268 votos a favor frente a los 57 en contra (VOX alegó motivos ideológicos y PNV que la ley invadía competencias) y 16 abstenciones (de EHBildu y PdeCat que también entendieron que se invaden competencias). Actualmente la ley espera su turno en el Senado.


¿Es la Ley Rhodes la solución?

Esta ley es necesaria simplemente porque la infancia necesita protección. Precisa de leyes y normas que salvaguarden su integridad. Que persigan a los malhechores, violadores, abusadores y a todo aquél que con sus malas acciones, dañen a los menores. Porque hablamos mucho de salvaguardar a los niños pero luego la realidad es otra: las comunidades tienen determinadas competencias pero las aplican de manera interesada. Las leyes quedan antiguas y no se impulsa un cambio o una mejora para que vayan acorde a las necesidades de cada tiempo. Algunas instituciones destacan que la nueva ley protege la detección temprana, la atención inmediata y la recuperación ante cualquier tipo de abuso que reciban o estén recibiendo los niños. Pero en todo lo que concierne a la infancia y la adolescencia, a los menores al fin y al cabo, no podemos conformarnos con plantearse que puede haber recuperación tras un daño, sino prevención.

En definitiva, esta ley sitúa sobre la palestra un problema que, desafortunadamente en muchos casos, queda relegado al ámbito privado. En ocasiones el miedo del menor y la vergüenza al reconocer ante sus mayores que alguien de su entorno ejerce violencia sobre él hacen que se silencie. Y en otros, es la trascendencia que puede tener sobre el menor y su entorno, lo que hace que los abusos y la violencia se acaben quedando solo en el ámbito privado. Esto no solo debe cambiar, sino que han de ponerse sobre la mesa las herramientas necesarias para que no ocurra (prevención), para que se ataje a tiempo (atención temprana) y se traten las seguras consecuencias que tiene todo ello sobre el menor. Sin duda, el principal afectado. La infancia y la adolescencia hay que protegerla. No nos cansaremos de repetirlo. 


¿Qué cambios introduce?

La Ley Orgánica de protección de la infancia frente a la violencia introduce alguna novedad que otra. Lo más destacable es que amplía el plazo para que se inicie la prescripción de aquellos delitos graves hasta que la víctima  cumpla 35 años para evitar que los casos queden impunes. De hecho es en el aspecto que los medios de comunicación más se han esforzado en destacar. Seguramente quienes han sufrido abusos en su infancia consideren estéril esta ampliación de plazos, puesto que este tipo de ataques no deberían prescribir nunca. Al menos no mientras que la víctima viva porque el daño lo va a llevar consigo para siempre.

No solo Rhodes cuenta cómo los abusos que sufrió siendo niño le han afectado a nivel psicológico, sino que en el ámbito personal incluso su ex esposa puso bastante reticencias a que publicase su libro en el que contaba su experiencia por las consecuencias que podrían tener sus declaraciones sobre su hijo pequeño. Los daños, cuando existen abusos o han existido, no solo los arrastra la víctima, sino también su entorno. Además, otros cambios de la Ley pasan por la creación de un cuerpo especial de Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Se creará un Registro Central de Información sobre la violencia contra la infancia y jueces y fiscales recibirán formación especializada para tratar de proteger a los menores de cualquier tipo de violencia. 

Esperamos que, como quien dice, se cumpla la Ley. Confiamos en que los menores estén de aquí a futuro un poco más protegidos. Deseamos que sirva para algo. Porque en caso de que todo siga igual, no nos vamos a quedar en la misma casilla de salida, sino que estaremos dando pasos agigantados para retrasar nuestro desarrollo como sociedad. 


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