Sigo impresionado tras escuchar la berrea de los estudiantes del Colegio Mayor Elías Ahuja dirigido a las alumnas de la residencia femenina de enfrente: «las mónicas». Intolerable escuchar como gritaban “os azotaría hasta haceros sangre”. Ah no, que el de los azotes era Pablo Iglesias, pareja de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Aterraba escuchar en la berrea “chúpame la minga dominga que vengo de Francia, chúpame la minga que tiene sustancia”. Ah no, que el de la minga era Echenique en una reunión de Podemos en la que le reían la gracia.
El video del Ahuja retrata una escena que sin duda no es nada ejemplar. Pero las reacciones a la berrea sí que me han resultado excesivas. El líder de la berrea ha sido expulsado del colegio. Por el mismo motivo podrían haber sido expulsados todos los demás, pero ha pagado uno, cuando en cada ventana había tres o cuatro. Es lo que hay. Si un vicepresidente de Gobierno o un líder político dicen que azotarían a una mujer hasta hacerle sangrar, o expresan un deseo de que les chupen la minga, ahí siguen. Pero si un estudiante arranca una coña, le largan del Colegio Mayor. Y suerte ha tenido de que no le lapidaran.
La tradición gregaria del Ahuja no me parece nada graciosa ni original. Pero aunque no he residido en un Colegio Mayor, he sido joven y he hecho idioteces por las que hoy sería severamente perseguido por el universo woke. Y quizá me incluyeran entre los de “la cultura de la violación”.
La ministra Montero, que tiene en casa al que “azotaría hasta hacerla sangrar” a una periodista salió inmediatamente a la palestra con un discurso tan habitual como rancio en el feminismo institucional. Teresa Rodríguez, la gaditana de Podemos, se marcó en Twitter un mensaje rotundo: “¿Y si hacemos del respeto a la mujer una tradición?”. Me quedo con la respuesta inmediata de mi compinche Rebeca Argudo, atinada y brillante como siempre. “Volvámonos locos, Teresa: respetemos a todo el mundo, independientemente de su sexo, raza, credo y, flipa con esto, ideología. ¿Cómo te quedas? ¿Crees que podréis?”. Inmensa Rebeca Argudo que desborda talento y brillantez en todo lo que hace y dice.
La izquierda estupenda y woke no para con lo de que la berrea es “cultura de la violación”. ¿Hay algún estudiante del Ahuja imputado por violación? Buena parte de quienes han hablado de “cultura de la violación” han callado como putas ante los abusos sexuales en centros de menores. Han impedido comisiones de investigación y han mirado para otro lado en el caso de Kote Cabezudo, el amigo de un diputado del PSOE que ayer perdió las primerias sociatas para la alcaldía de San Sebastián.
Cánticos machistas en el Colegio Mayor Ahuja
Pero lo más fue lo de Marlasca, el ministro de Interior al que la ex ministra de Justicia llamaba “maricón”, que respondió con tiempo, ayer domingo, filosofando a su manera: “No me creo las disculpas de los estudiantes, y no le restan un ápice de gravedad, existía convencimiento de que eso era así, algo que va conformando una forma de entender la vida”. A ver Marlasca, para dar lecciones hay que tener autoridad moral y usted carece de ella en esta materia. Su Ministerio de Interior no respondió a varios requerimientos de las autoridades norteamericanas para que facilitara determinados datos que permitieran investigar los servidores donde Kote Cabezudo alojaba los videos de sus violaciones y abusos a mujeres mayores y menores de edad y distribuía pornografía infantil.
Hasta el punto de que comunicaron al Juzgado de Instrucción que ante la falta de respuesta del Ministerio de Interior en el que manda Marlasca, daban por concluido el asunto. Recuerde ministro Marlasca: al menos 21 mujeres abusadas, aquí en San Sebastián, por el amigo de su compañero de escaño. Eso si que es una forma de entender la vida y las obligaciones de un ministro de Interior, no colaborar en las investigaciones de las violaciones con las que puede estar relacionado un coleguita. Así entiende la vida Marlasca, pero nos da lecciones y se pone estupendo con los de la berrea del Ahuja. Manda huevos, Marlasca, manda huevos.
El gran rasgado de vestiduras con los del Ahuja ha sido un no parar y un concierto infinito de mensajes hipócritas. Rodríguez Zapatero habla de “barbarie”. Sí, el mismo Zapatero que se hace fotos de compadreo con Maduro cuando el sátrapa venezolano le requiere. O Feijoo y el alcalde Almeida piden “arrepentimiento”. Sánchez habla de “intolerables comportamientos”. Si, Sánchez, el presidente del Gobierno, el mismo Sánchez que ni respondió a las 21 mujeres violadas por Kote Cabezudo cuando se dirigieron a él recriminándole que mantuviera a su lado a Odón Elorza. Eso le parecerá tolerable. Por cierto, el mismo Sánchez que no quiso pronunciarse sobre Irán y como liquidan allí a las mujeres que no llevan velo porque “no tengo información”. Así es esta peña.
Pero el fin de semana ha terminado con otro disparate woke. Iker Casillas, el futbolista, harto de que la prensa llamada rosa le adjudicara novia tras novia tras separarse de la periodista Sara Carbonero, colgó un tuit diciendo: “Soy gay. Espero que me respetéis”. Una coña que me parece poco brillante y nada graciosa, pero coña al fin y al cabo. Carlos Pujol, el futbolista, le respondió diciendole que ya era hora de que “contemos lo nuestro”. Y fue el no parar. La comunidad LGTBI se lanzó a por ambos. Intolerable, un ataque homófobo y no se cuántos disparates más.
Al final Casillas tuiteó que le habían hackeado la cuenta y que pedía disculpas a la comunidad LGTBI. Y Pujol pidió también perdón a los homosexuales… bueno, a los que manejan el lobbie homosexual. A ver Iker Casillas, lo primero, si te han hackeado la cuenta y tu no colgaste ese mensaje se acabó ¿A qué viene pedir disculpas? ¿Por qué hay que disculparse por una coña, una broma, por más que no te saliera una cosa excesivamente graciosa u original? Y Pujol, tres cuartos de lo mismo. ¿Perdón? ¿Por qué? Quizá sería más correcto que la comunidad LGTBI pidieran perdón a los dos futbolistas retirados por haberles apuntado como homófobos peligrosos.
Una política de Gobierno que nos lleva a la ruina
Bueno y Pablo Iglesias también se sumó al coro de la hoguera contra el Ahuja. El mismo Pablo Iglesias que estuvo años viviendo de sacarle la pasta al asesino régimen iraní en su cadena de televisión Hispan TV en la que hacía su programa y que lo justificó hablando de que “en la vida y en la política hay que cabalgar contradicciones”. Vamos que Iglesias, con quien convive la ministra Montero, es muy de cabalgar y de azotar, y muy de llevarse la pasta de quienes liquidan a las mujeres por no llevar velo, pero quiere montar una hoguera para los del Ahuja.
Mientras hablamos de los del Ahuja o vemos a Casillas pedir perdón a la comunidad LGTBI no atendemos a lo sustancial, a la política del Gobierno que nos lleva a la ruina, a la Ley Trans que liquida años de lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, al régimen iraní con el que tan bien se lleva la peña de Podemos. Y cunde el postureo claro, a la búsqueda del like.
Lástima que Iglesias se cortara el pelo porque si no habría salido en el video de mujeres celebrities cortándose un mechón de pelo en solidaridad con las mujeres iraníes, un video que no tiene desperdicio. Unas se meten un buen tajo, pero otras aprovechan la cosa para recortarse las puntas o igualarse el flequillo. La periodista iraní Masih Alinejad ha respondido al video, ideado en Gran Bretaña, que mejor sería que las del cortecito se dirigieran a sus Gobiernos para que corten relaciones con el régimen iraní. Habrá que explicarle a Masih que las del mechón andan cabalgando contradicciones, a ver si lo entiende.
Estoy esperando a las del vídeo solidarizándose, sin cortarse nada, con las víctimas de Kote Cabezudo, el caso más grave de violencia sexual que hemos conocido en muchos años en España, sobre el que guardan silencio todos los que se alarman por lo del Ahuja y hacen postureo con lo de las mujeres iraníes, y en este plan. Y la guinda en el akelarre por lo del Ahuja, del que formaban parte claro está los tertulianos de la cosa, de los medios que controla el Ejecutivo, o sea, casi todos, la puso el domingo por la tarde un tal Gonzalo Miró en La Secta, perdón, la Sexta: “Y lo terrible es que no ha habido una reacción unánime contra los del Ahuja, si todo el mundo hubiera reaccionado igual no habría discusión”.
Y de Casillas antes de que pidiera perdón, dijo que el tuit era “homófobo y tendría que pedir perdón porque no estamos en un momento para perder cosas que ha costado mucho conquistar”. Ay Gonzalo Miró. Ahora defensor del pensamiento único. Para eso has quedado. Pero te irá bien, vamos, te va bien. En La Secta te miman y ahora ya apareces también en la tele pública, en lo de Sardá. Siempre al servicio del que manda. Pues claro, si todos pensáramos lo mismo no habría discusiones, eres un lince. Supongo que te habrá costado mucho conquistar butaca en los platós de quienes mandan y manejan los hilos. Pero se te da muy bien decir que lo tienes que decir para garantizarte un lugar en el altar del pensamiento único. De ahí al Sieg heil te queda un paso. O no.