Vivimos enganchados a las redes sociales. Podríamos decir que somos adictos a las nuevas tecnologías. Los “Me gusta” mandan. Lo que comenzó como una herramienta para conectarse con amigos y familiares se ha transformado en un complejo ecosistema donde la búsqueda de «likes» y seguidores ha tomado el control. Detrás de las publicaciones perfectas y los selfies impecables, se esconde una realidad mucho más oscura: una cultura de apariencias, mentiras y un deseo insaciable de aprobación social que puede tener serias repercusiones en nuestra salud mental.
Likes y mentiras: ¿Qué hay detrás de las redes sociales?
Todo vale por un “like” en Instagram. Facebook, Tik Tok o X (antes Twitter). Las redes sociales no serían nada si no fomentasen la participación de los usuarios. Y la principal forma de hacerlo es dándole a «me gusta» o like. El deseo de obtener «likes» y seguidores en redes sociales es más que una simple búsqueda de aprobación. Se ha convertido en una moneda de valor social. Los «likes» son interpretados como validación. Una señal de que estamos haciendo algo bien, de que somos admirados o envidiados. Pero: ¿cuál es el precio de todo esto?
Un estudio de 2022 realizado por la Universidad de Harvard reveló que la activación de áreas cerebrales asociadas con la recompensa es más intensa cuando se recibe un «like» en redes sociales que cuando se recibe una gratificación monetaria pequeña. El solo hecho de recibir un “Me gusta” puede convertirse en una adicción llevando a las personas a buscar constantemente esa gratificación inmediata. A largo plazo, esta búsqueda de validación puede llevar a la ansiedad y la depresión, especialmente cuando no se obtiene la respuesta esperada.
En este sentido, algunos estudios han relacionado el uso de las redes sociales con el estado de la salud mental. Según un estudio publicado en Cyberpsychology, Behavior and Social Networking, dejar de usar las redes sociales durante una semana mejoró el nivel general de bienestar de las personas y su salud mental, así como también redujo los síntomas de depresión y ansiedad. En la investigación, participaron 154 personas de 18 a 72 años.
La distorsión de la realidad y las apariencias
En las redes sociales, la mayoría de las personas solo muestran lo que quieren que los demás vean: momentos felices, logros, o versiones idealizadas de sí mismos. Esto crea una distorsión de la realidad donde las vidas de los demás parecen perfectas, sin problemas ni fracasos. Sin embargo, lo que se esconden detrás de estas publicaciones nada tiene que ver con la realidad. Ejemplo de ello, lo tenemos en la pareja formada por Álvaro Morata y Alice Campello. En las redes sociales de ambos reflejaban una vida idílica, se mostraban como la pareja perfecta, sus Instagram solo reflejaban momentos felices y una vida llena de lujos y felicidad.
A raíz de la separación de ambos, todo parece indicar que nada era lo que parecía. Solo habían mostrado una parte de su vida, la perfecta, la feliz. Con la separación, hemos podido saber que el matrimonio no era perfecto y que su relación ha pasado por muchos altibajos. Un estudio publicado en el «Journal of Social and Clinical Psychology» en 2021 señaló que la constante exposición a imágenes retocadas y vidas aparentemente perfectas contribuye a una comparación social negativa.
Las redes sociales, si bien ofrecen oportunidades para la conexión y la creatividad, también presentan peligros significativos cuando se utilizan de manera obsesiva o sin conciencia de sus efectos. Es crucial reconocer que la vida que se muestra en estas plataformas es solo una parte de la historia, a menudo manipulada y editada para proyectar una imagen idealizada.
Para paliar estos efectos negativos, es fundamental promover una cultura de autenticidad y transparencia en las redes sociales. Esto incluye ser conscientes de lo que compartimos y cómo lo interpretamos, además de recordar que la verdadera validación y satisfacción provienen de conexiones reales y experiencias auténticas, no de un número creciente de «likes» en una pantalla.
