LA AGORAFOBIA: PÁNICO A LO DESCONOCIDO

La agorafobia es un tipo de trastorno que hace que la persona que lo padece sienta miedo a lo desconocido. A sentir vergüenza ante extraños pero también a acercarse a lugares y situaciones que de primeras le son extrañas. Este trastorno es más común de lo que pensamos. Es la fobia más común de todas. Lejos de estar en peligro de extinción, cada año más de 1,7 millones de adultos y adolescentes son diagnosticados de agorafobia. 

Los desencadenantes de este pánico a lo desconocido pueden ser múltiples y de diversa naturaleza. Ya se sabe que las cuestiones que afectan a la mente solo son medianamente controladas por los profesionales que se dedican a estudiarla. Sin embargo a pesar de todo, se desconocen todavía las causas reales que provocan agorafobia. En ocasiones también sucede por repetición. Una vez se tuvo un ataque de pánico y cuando comienzan a aparecer las señales que recuerdan aquel momento, el cuerpo reacciona de la misma manera. Solo que esta vez la causa del pánico no es la originaria, sino que se tiene pánico a padecer un nuevo ataque de pánico. Y así sucesivamente. 

La agorafobia puede aparecer en situaciones como pasear por encima de un puente, encontrarse en medio de una multitud o acudir simplemente al exterior cuando hemos estado mucho tiempo dentro de lugares cerrados. Esto ocurrió en 2020 cuando finalizó el confinamiento debido a la pandemia por COVID. El número de personas que rechazaban de primeras salir a la calle o que preferían no acercarse a otras personas por miedo al contagio, aumentó considerablemente. Y aún hoy seguimos notando las secuelas del miedo al acercamiento y la socialización. 


El trastorno de la agorafobia: calma y pensamientos positivos

La agorafobia es un trastorno que no tiene edad. Sin embargo se observa que puede empezar a aparecer en una horquilla de edad muy amplia: alrededor de la adolescencia tardía y en torno a los primeros años de la treintena. Afecta más a la mujeres que a los hombres. Y tal y como indican los expertos: “cuanto antes aparezca la enfermedad, mayor será la carga genética y peor su evolución”.  

Interesante es saber también que tiene un carácter crónico. La intensidad con la que se presenta varía a lo largo de la vida de quien lo padece. Quizá sean las herramientas con que el afectado se va haciendo a lo largo de su vida, las respiraciones y en muchos casos la medicación, lo que hace que varíe su mayor o menor intensidad. Agravado por situaciones extremas o que cambien por completo la rutina asentada.

Una característica de la agorafobia es que está muy estrechamente unida a los ataques de pánico. Y se cifra en que aproximadamente el 70% de las personas que sufren agorafobia, padecen también estos ataques de pánico. Componentes genéticos y neurobiológicos determinan la evolución de este trastorno que afecta alrededor del 10% de la población global. 

Para tratarla los psiquiatras suelen analizar primero los signos que presenta el paciente y los síntomas que se le suceden hasta que finalmente aparece su miedo. Después se recomienda que el paciente mantenga una entrevista profunda con el médico. O bien con el profesional de salud mental que vaya a llevar su caso. Por último una exploración física ayudará a descartar otras enfermedades que pudieran estar provocando los síntomas de la agorafobia.  

Con el objetivo de minimizar los daños psicológicos que puede provocar sucesivos ataques de agorafobia o de pánico, aquellos que lo padecen suelen acudir a sesiones de psicoterapia. Estas les ayudan a establecer objetivos y adquirir habilidades prácticas que les permita manejar una solución a corto plazo cuando el ataque aparece o se mantiene en el tiempo. 

A veces basta con aprender a tolerar los síntomas de la agorafobia. A mantener pensamientos positivos o a aprender a manejar con soltura esas herramientas que permitan a quien tiene un ataque de pánico a calmar la respiración y salir poco a poco del bucle en el que se encuentra. Muchos lugares pueden provocarles ansiedad y temor. Dicen los expertos que no hay mejor remedio que cambiar comportamientos que pueden ser indeseables o que no proporcionan nada bueno. No hay que repetir aquello que nos hace daño. Pero si el daño es provocado por salir a la calle, no nos queda otra que aprender a enfrentarlo cara a cara, siempre con ayuda. 


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