Mayo ha arrancado con unas cifras demoledoras en torno al acoso escolar: uno de cada diez niños de Primaria sufre Bullying. Es decir, el 10% de nuestros escolares afirma sentirse acosado en el aula, en el patio o en su entorno. A veces en todos ellos. Así se contempla en el estudio Estatal de la Convivencia Escolar en Educación Primaria. Fue presentado el pasado 3 de mayo en el Pleno del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar.
El informe ha sido elaborado con datos de más de 37.000 alumnos, docentes, familias, equipos directivos y de orientación. Es, hasta el momento, el mayor estudio realizado en este ámbito. Se destaca que en líneas generales existe buen clima escolar en esta etapa, pero lo cierto es que exactamente el 9,53% del alumnado señala haberse sentido acosado. Y un 9,2% haber sufrido ciberacoso.
Estos datos muestran que el problema del acoso está presente en nuestros escolares. La infancia de muchos de nuestros menores va a estar marcada por el acoso. Y, de la misma manera en que en el estudio se refleja el porcentaje de alumnos acosados, también recoge el de los acosadores. El 4,58% de los alumnos encuestados admite haber acosado alguna vez a un compañero. Y en la misma línea, alrededor del 62% reconoce haber ciberacosado a una persona. Además, dentro de esta ecuación, las familias también tienen un papel relevante. En el estudio el 7,7% afirma que sospecha que su hijo ha podido ser acosado alguna vez.
Profesores, familiares y compañeros, por este orden, son las personas a las que acuden los alumnos que se sienten acosados. Y aunque muchos afirmaron haberse enfrentado a sus acosadores, otros tantos declaran no haber sabido qué hacer. Ni tampoco cómo reaccionar ante la situación de acoso vivida.
El acoso escolar un problema con poca solución
El Ministerio de Educación y FP ha decidido que el acoso escolar sea un asunto de Estado. Es, de hecho, uno de los principales puntos sobre los que quiere trabajar. Y, como ya hizo con la violencia machista, considera que es necesario dar a conocer la situación real de nuestros jóvenes en torno al acoso escolar para poder empezar a darle solución.
A priori, el profesorado demanda mayor cantidad de formación e información sobre el acoso escolar. El informe pone el foco en la importancia de elaborar normas de convivencia de aula con la participación del alumnado en los centros o intensificar la formación inicial y continua del profesorado. Aunque muchas de estas medidas no son suficientes. O por lo menos no lo van a ser mientras no se le dé la importancia que el acoso escolar tiene. Agilizar la carga burocrática en la gestión de la convivencia escolar en los centros educativos sería también una de las principales medidas a tener en cuenta.
Pero además, convendría no olvidar mayores dosis de educación para los pequeños, tanto en el aula como en casa. Las campañas en redes sociales, con mensajes que de verdad lleguen a nuestros pequeños, podrían servir también de altavoz para tratar de frenar este acosos. O hacer pensar que quizá ese comportamiento que a algunos les parece divertido, no lo es tanto para otros y puede ser considerado acoso.
Un primer paso ha sido la reactivación del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar. Es un órgano colegiado que depende de la Administración General del Estado. Aunque se creó en 2007, no se volvió a poner en marcha hasta el año 2020. Más de una década sin actividad ha dado para que los casos de acoso evolucionen. Sí, se reconviertan incluso en ciberacoso, se endurezcan y cambien los modos de difusión, utilizando en ocasiones las redes sociales o los canales de comunicación como WhatsApp para viralizar comportamientos que nunca debieron existir.
La misión de este Observatorio ha sido siempre la de recabar información “para la mejora del clima escolar en los centros educativos, así como analizar situaciones, hacer diagnósticos y proponer medidas que favorezcan la convivencia escolar”.Asi lo explican desde www.moncloa.gob.es. Pero lo que las víctimas, familias, centros escolares y profesionales de la educación esperan es que las medidas que se planteen, las soluciones que se den y las herramientas que se digan de hacer no queden en papel mojado. Y, aun más, no vuelva a darse inactividad durante otra década, porque el acoso y el ciberacoso continúan a nuestro lado. Evolucionando a la velocidad del rayo. Y agravando un problema que, si se quiere, puede tener solución.
