Los titulares de todos los medios digitales se han vuelto locos comunicando que la economía española ha crecido un 0,8% en el segundo trimestre del año. Resuenan los antiguos “brotes verdes” que ya anunció Zapatero cuando todavía coleaba la pasada crisis económica. El Avance de la Contabilidad Trimestral publicado a finales de julio por el Instituto Nacional de Estadística muestra que la economía española avanza de una forma dinámica. Gracias, en gran medida, a las exportaciones y en general, al mercado exterior.
La economía puede mejorar pero la situación de las familias no
Explican que “la solidez que ha mostrado el PIB de España en el segundo trimestre puede atribuirse a una mayor aportación al crecimiento de la demanda externa (0,9 puntos porcentuales frente a los 0,3 p.p. del primer trimestre)” Y, añade, “en este sentido, las exportaciones han registrado un crecimiento superior al de las importaciones (3,6% las primeras frente al 1,4% de las segundas)”.
También el empleo ha crecido un 2% y para quien considere que es poco, la Cámara de Comercio detalla que se trata de un crecimiento “muy significativo y ha permitido crear más de 392.200 puestos de trabajo en el último año”. Esta entidad, explica que las previsiones para la economía y el empleo en España son buenas, de hecho, se espera “un avance del PIB del 2,4%, que podría ralentizarse hasta el 2,0% en 2025”.
Pero, pese a estas buenas perspectivas, insta a seguir una serie de recomendaciones que pasan por reducir el endeudamiento público, mejorar la eficiencia productiva, modernizar los incentivos para la inversión en I+D o practicar determinadas reformas que sitúen a la empresa en el centro de la política económica. “A pesar del ciclo favorable por el que transita la economía española, hay que mencionar algunos retos que es necesario afrontar cuanto antes de cara a garantizar un crecimiento sostenible en el medio y largo plazo”.
Parece que todo va bien según la Cámara de Comercio y el INE, pero por otro lado, se publican también otros informes que, a pie de calle, muestran que la situación económica de las familias españolas no es tan halagüeña. Vistos estos últimos años, muchas han optado por ahorrar lo que buenamente pueden permitirse y lanzarse a la búsqueda de ofertas para la compra de alimentos básicos.
La inflación cambia los hábitos de consumo
Así lo indica el “Estudio sobre hábitos de ahorro de los españoles” recientemente presentado y elaborado por Chillómetro, una conocida plataforma de promociones y descuentos que se mueve en Internet y a través de las redes sociales y que cuenta en redes como Telegram con más de 319.000 suscriptores.
Este estudio indica que los españoles, antes de lanzarse a gastar “comparan precios, siendo ésta la fórmula más empleada, y después adquieren productos de marca blanca o marcas baratas”. Además, utilizan plataformas de chollos para encontrar las mejores ofertas y descuentos y compran también, aunque en menor proporción, por suscripción.
La inflación ha cambiado los hábitos de consumo, indican en el mencionado estudio, y “sólo el 34% de los españoles pueden ahorrar todos los meses”. Además, “la mayoría sólo puede hacerlo de forma intermitente. Pese a esto, la cultura del ahorro sigue siendo fuerte en nuestro país, ya que el 88% de los encuestados reconoce que controla sus gastos”, indica.
Finalizado el mes de agosto tocará volver a valorar otros titulares que indiquen que el desempleo vuelve a subir debido a la estacionalidad y a la contratación temporal, que la cesta de la compra sigue en cotas inimaginables y que los carburantes encabezan el alza de los precios. Que el BCE estima poder bajar los tipos de interés pero que de momento, los hipotecados continuarán con el agua al cuello, porque la alternativa del alquiler, también está por las nubes. El verano es lo que tiene. Y los “brotes verdes” que decía Zapatero y que nos pintan todos los agostos pero que esperamos siempre más en el largo plazo, quizá tendrán que esperar un poco más.
