LA COMISIÓN DE SÁNCHEZ Y REDONDO

El Gobierno de Pedro Sánchez no se lleva bien con las libertades, lo sabíamos. Pero han rizado el rizo, se han superado a sí mismos y ahora han creado, por decreto claro, una Comisión Permanente Contra la Desinformación que depende del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, alias MAO (cargo político, y, por tanto, no independiente ni imparcial). Está sometida al control del Consejo de Seguridad Nacional, cuyo secretario, el que manda, es Iván Redondo, jefe de gabinete de Pedro Sánchez.


Comisión contra la desinformación

La misión de esta Comisión es evaluar la difusión de “noticias falsas” porque el acceso a una “información veraz y diversa” se encuentra en peligro, según el Gobierno más mentiroso que hemos tenido nunca en la democracia en España. En cualquier democracia que se precie son los medios de comunicación los que controlan al Gobierno, no los Gobiernos los que controlan a los medios. Según el decreto, esta Comisión se va a encargar también de “examinar el pluralismo de los medios”.

Thomas Jefferson tercer presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, dejó escrita una frase para la historia: “Yo prefiero tener una prensa libre sin Gobierno a tener un Gobierno sin una prensa libre”. El mejor termómetro para tomar la temperatura democrática de un país suele ser el nivel de libertad de prensa. Hablan de un desconocido plan europeo y sin más, a braga quitada, se cargan la libertad de información y la libertad de expresión con esta Comisión que va a decidir lo que es cierto y lo que no. Puestos a desvelar mentiras o infundios, esta Comisión con sede en la Presidencia del Gobierno, tiene mucho tajo sin moverse de casa. Podría empezar por revisar la tesis de Pedro Sánchez.

Un fraude universitario acreditado por una denuncia de la prensa, en concreto de ABC. El Gobierno afirmó que la tesis de Sánchez “supera ampliamente los softwares de coincidencias” y que “solo” tenía un 13% de coincidencias con la tesis plagiada. Pero ABC demostró que el porcentaje real era del 16%. Un plagio como una casa y una mentira posterior al desmentirlo. Después quizá convenga que se detenga a analizar la última campaña electoral, inundada en el PSOE de argumentos y promesas falsas. Y sin moverse ni un centímetro continuar con los datos del COVID.


El Gobierno decidirá quién miente y quién no

Después de cambiar de método ocho veces, el Gobierno cifra los muertos en algo más de 38.000 mientras que el INE sitúa el exceso de mortalidad en más de 60.000. Además, la afirmación de Sánchez de que para la desescalada tan rápida, se siguieron “los marcadores recomendados por el comité científico”. Comité que después nos han dicho que no existía, aunque sí existía pero ha sido secreto. El encubrimiento de las evidencias epidemiológicas antes de la mani feminista del 8M. Y ya puestos, la mentira presidencial claramente más nociva para todos: su afirmación de que habíamos vencido al virus.

No se puede negar que en España, como en todo Estado democrático, las redes sociales y algunos medios difunden mentiras, buena parte de ellas con evidente intencionalidad, y hasta se hacen campañas de asesinato civil de discrepantes con consecuencias terribles. Lo digo porque las he padecido. Luchar contra esto es responsabilidad de todos. Pero un Gobierno no puede constituirse en juez y parte de lo que es verdad o mentira.

Desde ahora será Pedro Sánchez, a través de MAO y Redondo, quien poseerá la verdad absoluta y decidirá quién miente o dice la verdad. Pero el Gobierno en un país democrático, no puede ser árbitro de nada porque es parte activa del juego democrático. Es como si en un partido entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad, pones de árbitro al presidente de la Real, y en el VAR al vicepresidente.


Gobierno totalitario: censura

Los periodistas estamos sometidos a la legalidad vigente y a códigos deontológicos. Si algún medio o algún profesional miente debe responder ante la Justicia. Hay artículos para ello en el Código Penal y el Código Civil. Pero la libertad de información y la libertad de expresión son sagradas. Nosotros al ejercer nuestro oficio, no hacemos uso de nuestro derecho a la libertad de expresión, que también, sino que somos intermediarios o depositarios de un derecho ajeno esencial, que es el derecho de los ciudadanos a recibir información recogido en el artículo 20 de la Constitución Española.

Sánchez con esta decisión, y tantas otras, se ha colocado en los libros de Historia en la zona de totalitaristas sin remedio. Este Comité a lo que se va a dedicar es a algo que se llama censura. Algunos ya lo hemos vivido, y no queremos volver a ello. Y para los que quieren llevarse bien con el poder y ejercen el periodismo con rodilleras, una aclaración: el problema no es solo que el Comité esté controlado por el Gobierno en vez de estarlo por profesionales del periodismo, el problema es la mera existencia de ese comité. Ya conocemos por ejemplo en Cataluña como la Generalitat creó un organismo al frente del cual estaban periodistas para controlar y criticar a medios y periodistas.


Abuso de poder contra la libertad

La mera existencia de esa Comisión creada por decreto no es una solución para evitar que alguien propague una mentira, es solo una trampa evidente del juego democrático, una perversión y un abuso de poder contra la libertad, sin más. Y al establecer literalmente, “niveles de activación que podrían llegar a la toma de decisiones y coordinación a nivel político en el marco del sistema de seguridad nacional”, el Ejecutivo está asumiendo funciones que en democracia solo tiene atribuidas el Poder Judicial.

Con este decreto y esta puta Comisión, el Gobierno va a fijar la verdad y además va a rastrear el flujo digital de medios y de particulares, empleando para ello incluso al Centro Nacional de Inteligencia, como si no tuviera cosas más importantes que hacer el espionaje patrio. Pedro Sánchez no conoce ningún límite. En España vivimos en un permanente estado de alarma inconstitucional, con un Gobierno que desprecia la Constitución casi a diario. Pero no hay Gobierno que pueda silenciarnos a los medios y a los periodistas libres dispuestos a seguir siendo libres, denunciando los abusos de poder y siempre al servicio de los ciudadanos.

Ni aunque nos manden al CNI, a MAO y a Redondo junto a Marlaska, Iglesias y la Acorazada Brunete. Nosotros en IT Magazine y en todos lados, vamos a seguir cumpliendo con nuestra obligación. Ellos terminarán yéndose, ojalá que pronto. ¡¡VIVA EL PERIODISMO LIBRE!! 


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