LA BATALLA JUDICIAL DE JUANA RIVAS

Desde hace más de 15 años, la granadina Juana Rivas lleva peleándose con la Justicia solicitando no tener que compartir la custodia de sus hijos con su ex marido maltratador. El caso se mediatizó en 2016, cuando Rivas huyó a Granada con sus hijos, de entonces 12 y 5 años, sin notificar el desplazamiento a su ex pareja, Francesco Arcuri, de quien se escondió y ante quien negaba entregárselos. Escapó de Carloforte, donde vivían juntos. Compró un billete de ida y mes y medio después no volvió.


Juana Rivas vuelve a la esfera pública

Le acusaba de violencia de género y de maltrato a sus hijos, pero la Justicia sentenció: Juana Rivas fue condenada a prisión. Algo después, el Gobierno la indultó. Pero los menores pasaron al cuidado de Arcuri, en Italia. La primera denuncia por malos tratos se produjo en 2009, cuando el matrimonio aún tenía tan sólo un hijo. Arcuri fue condenado a tres meses de prisión por “lesiones en el ámbito familiar”. Y esto supuso tan sólo un punto y seguido para la situación de la familia Arcuri-Rivas.

Ahora, vuelve a la esfera pública este caso, pues el hijo menor de Rivas y Arcuri ha testificado ante una jueza recibir malos tratos por parte de su progenitor. Un testimonio que ha reforzado el envío de una carta a la fiscalía italiana por parte del hijo mayor, de 18 años, quien en su misiva también destaca que ambos han recibido malos tratos por parte de su padre. Las dos acciones han logrado que se activen los protocolos de protección del menor. También que se abra la polémica de una situación que parecía tener como trasfondo una simple batalla judicial entre un matrimonio separado. 

Inicialmente, el Tribunal de Apelación de Cagliari en Italia ordenó que Daniel regresara al país transalpino con su padre el 8 de enero de 2025. Si, como una vuelta al cole más, tras el permiso concedido para estar con su madre. Sin embargo, la justicia española intervino a petición de Juana Rivas y su equipo legal, y se suspendió temporalmente la vuelta del pequeño. La decisión judicial fue tomada después de que Daniel contase que recibía malos tratos por parte de su padre. Y, sobre todo, temía la vuelta con él. Algo que ya adelantó Rivas hace más de 8 años, cuando todo se empezó a mediatizar más y no se tuvo en cuenta que, quizá, el grito desesperado de esta madre, tenía mil razones de peso para ser verdad. 


Consigue que su hijo permanezca con ella

Gracias al testimonio del menor y a la carta del hijo mayor del matrimonio, Juana Rivas ha conseguido que su hijo menor, Daniel, de 10 años, permanezca provisionalmente en España tras las vacaciones de Navidad. Ha evitado con ello que regrese a Italia con su padre, que parece que al final está siendo ahora investigado por presuntos malos tratos. Este caso, que hizo público el problema que presentan muchas situaciones de violencia vicaria en España ha cobrado ahora relevancia porque saca a la luz la importancia de la protección de los derechos de los niños y de que estos sean escuchados en procedimientos judiciales. 

Actualmente, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 2 de Granada está analizando el caso para determinar qué medidas son las que se deben seguir. Alegan que se debe priorizar el bienestar y la seguridad del menor. Y representa, sobre todo, lo injusta que es a veces la justicia cuando hay menores de por medio. Porque no se les escucha. O porque no se les tiene en cuenta. La batalla judicial a la que se enfrentan unos padres cuando se divorcian sobre todo afecta a los menores que hay en la familia. Una ruptura es dolorosa para las partes, pero mucho más para los niños que la sufren, la viven y que les marcará de por vida. Máxime cuando existen malos tratos por medio. 


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