José María González Santos conocido como “Kichi”, es desde 2015 alcalde de Cádiz. Comenzó a salir en los papeles porque es pareja de Teresa Rodríguez, ex líder de Podemos en Andalucía que acabó mal con Pablo Iglesias. Desde su toma de posesión, “Kichi” hizo exhibición de su republicanismo. Una de sus primeras medidas fue retirarle el lugar de honor que el retrato del Rey ocupaba en su despacho de la alcaldía. En su lugar instaló uno de Fermín Salvochea, regidor anarquista de Cádiz durante la I República.
“Kichi” ha hecho oficio de retirar símbolos de personajes que no le gustan, y en ello ha acreditado su insuperable estulticia. A José María Pemán el tal “Kichi” puede retirarle la placa de la casa en la que vivió, como ya retiró antes un busto suyo, pero nadie le puede retirar a Pemán su talento y su aportación a la convivencia democrática en España. A Pemán la retira una placa este “Kichi” pero Pemán es casi un fundador de Cádiz. Fue quien bautizó a esta ciudad como “Tacita de plata”.
Se basa “Kichi” en la Ley de Memoria Histórica pero él practica una venganza sobre un objetivo equivocado. Como es un ignorante profundo, desconoce “Kichi” que cuando Rafael Alberti hizo el pregón del Carnaval en la Plaza de San Antonio, Pemán se fundió en un abrazo con el que fue un símbolo de concordia. Pemán está en la gloria literaria. Paco Umbral escribió: “Yo aprendí a hacer artículos en usted Don José María, si es que he aprendido”. Pemán escribía en un ABC en el que estaban las mejores firmas, desde los falangistas a los monárquicos antifranquistas.
Pero la Ley de la Memoria Histórica es una máquina de producir ideología, censura y venganza, e impone una única visión de España. Ley es pero de memoria e historia quien la redactó, no sabía nada. “Kichi” dice que Pemán era franquista pero Pemán era monárquico de Don Juan, el padre del hoy Emérito. Y luchó siempre porque en España hubiera una monarquía constitucional. Hay que ser muy zote para tildar a Pemán de franquista y claro, desde su ignorancia y su burricie retira bustos o placas de Pemán, que es casi fundador de la ciudad de la que es alcalde este “Kichi”.
Republicano y retiraplacas profesional, “Kichi” ha dicho de la monarquía que es: “un régimen chanchullero, deshonesto, pervertido y perverso, una institución cerrada a cal y canto”. Pero hace pocos días, Felipe VI visitó el buque escuela Juan Sebastián Elcano, atracado en Cádiz, y cuando estaba en la cubierta al Rey se le acercó “Kichi” y le dijo: ”Majestad, écheme una mano y medie para evitar el cierre de la fábrica de Airbus en Puerto Real”. Con un par. ¿Quiere ahora “Kichi” que el Rey haga algún chanchullo, aunque sea para que no cierre Airbus?”. Tenía razón Churchill: “la mejor dieta para un político es comerse sus propias palabras, aunque solo sea unos minutos”.
Y además…
Pedro Sánchez ha cabreado a la Comunidades Autónomas al adelantar que el sábado próximo dejará de ser obligatorio el uso de mascarillas en exteriores. Le afean que haya dejado en manos de las CC.AA la gestión de la pandemia y las decisiones más impopulares y que se apunte ahora al tema de las mascarillas.
Pero el súmmum de Sánchez la pasada semana fue el espectáculo que dio ejerciendo de vendedor de biblias junto al presidente norteamericano Joe Biden. Presidencia del Gobierno anunció a los periodistas que en la Cumbre de la OTAN se iba a celebrar una reunión entre Sánchez y Biden. Pero en la agenda oficial y pública de Biden, Sánchez no constaba. Y la reunión que vendieron a los medios los propagandistas de La Moncloa fue un paseo de 29 segundos de Sánchez detrás de Biden, que por su lenguaje corporal no le hizo ni puto caso, no giró la cabeza y caminaba mientras Sánchez se afanaba en no perder el ritmo. Minutos después del show en rueda de prensa, Sánchez tuvo el coraje de decir que hablaron de: «temas de Defensa, de Iberoamérica, del cambio climático y de la agenda progresista”.
Y es mentira. Primero porque no “hablaron”, solo hablaba él mientras Biden caminaba. Segundo porque en 29 segundos hubiera sido imposible hablar de tantas cosas. Y tercero porque según me explican en el departamento de prensa de la Embajada de los EE.UU: el presidente no habla de esas cuestiones sin un dossier previo y sin presencia de sus asesores. Biden sí se reunió con líderes de otros países como Bulgaria, Eslovaquia, Montenegro y Luxemburgo. Esta semana Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de EEUU visitará España. Quizá Mayorkas sí reciba a Sánchez.
Y para terminar…
El establishment catalán que ya apoyó incomprensiblemente a los independentistas catalanes desde el inicio del pujolismo, ha vuelto a las andadas y ha hecho un alegato a favor de los indultos a los golpistas que tiene previsto conceder el Gobierno. Aunque el camino del soberanismo tuvo graves consecuencias sociales, políticas y económicas para Cataluña, la burguesía catalana vuelve a las andadas porque espera que a cambio el Gobierno les riegue de dinero, como a hecho con los sindicatos, y que legisle a su favor. No se enteran.
Y polémico gesto de Cristiano Ronaldo en una rueda de prensa posterior a uno de los partidos de la Eurocopa, retirando unas Coca-Colas colocadas junto al micrófono, haciendo un asco a esa bebida, pidiendo a los presentes que no la bebieran y solicitando agua. Cristiano acreditó falta de educación y poca habilidad, pues él más que nadie conoce las reglas del juego y Coca-Cola es uno de los patrocinadores principales de la Eurocopa, en la que el jugador se va a embolsar una pasta por jugar con su selección. Lo que es rotundamente falso, como se ha publicado en algunos medios, es que como consecuencia de este acto de Cristiano la compañía americana haya sufrido una caída en la bolsa.
Las fluctuaciones en el valor de la compañía son habituales y normales. Cristiano no puede modificar el escenario de una rueda de prensa. Si algo no le gusta puede no salir. Es como si su equipo jugara con camisetas de la marca X y el decidiera utilizar una de la competencia. Mal Cristiano, que se cree por encima del bien y del mal. Lamentable. Quienes le generan ingresos millonarios merecen un respeto, digo yo.
