Hoy hace 25 años la organización terrorista ETA asesinó a mi amigo y compañero José Luis López de Lacalle, un periodista decente y valiente, fino analista político, eterno defensor de la libertad hasta que esa defensa le costó que le asesinaran.
El etarra que le asesinó se llamaba José Ignacio Guridi Lasa. La imagen de su cadáver tirado en el suelo junto a una bolsa con los ocho periódicos que acababa de comprar y su paraguas aún abierto no sale de mi memoria. Al asesino Guridi Lasa, condenado a más de 50 años de prisión por sus actos terroristas, le concedió el tercer grado penitenciario el Gobierno Vasco en octubre de 2023.
Tengo el honor de haber fichado a López de Lacalle para El Mundo del País Vasco por consejo de Germán Yanke
El miserable etarra Arnaldo Otegui, hoy clave en el mantenimiento de Pedro Sánchez en el poder, acreditó su condición moral al decir del asesinato de José Luis: “ETA pone encima de la mesa el papel de determinados medios de comunicación en el conflicto entre Euskal Herria y el Estado”.
Tengo el honor de haber sido quien fichó a José Luis López de Lacalle para que escribiera en El Mundo del País Vasco que dirigí. Le leía en los diarios del Grupo Correo. Mi amigo Germán Yanke me contó que Lacalle no estaba contento porque con frecuencia dejaban de publicarle artículos y me recomendó ficharle. Eran grandes amigos.
López de Lacalle nunca vivió en libertad. Encarcelado por el franquismo y perseguido por ETA hasta que le asesinó
Almorzamos los tres y cerramos un acuerdo sencillo. El Mundo del País Vasco no podía pagarle lo que el Grupo Correo, pero le garanticé: “Tienes mi palabra de que jamás dejaré de publicar un artículo que envíes. Tienes libertad plena para escribir lo que te nazca y jamás tocaré una línea de lo que escribas. Para mí, para nosotros, es un honor poder contar con tu firma”.
José Luis me contó cómo le entristecía no haber podido vivir jamás en libertad. Durante el franquismo fue perseguido y encarcelado por su militancia en el Partido Comunista de España y en Comisiones Obreras. Y llegada la democracia era reiteradamente amenazado y acosado por ETA y sus esbirros. Hasta que lo asesinaron.
José Luis era un hombre bueno y valiente, nadie encontrará en sus líneas odio o rencor, solo defensa de la libertad
José Luis era un hombre bueno y valiente. Fue muy crítico también con el PNV en los tiempos en que, con Arzalluz a la cabeza, se gestó el Pacto de Lizarra. Cuando Germán Yanke me propuso que ficháramos a José Luis me insistió en que “es la firma de más prestigio moral que vamos a tener en El Mundo”. Y qué razón tenía mi querido Germán.
José Luis recibía reiteradas amenazas de ETA y los nacionalistas del PNV no le miraban tampoco con buenos ojos. Pero en ninguna de sus líneas escritas encontrará nadie odio o rencor, sólo argumentos e ideas en defensa de la libertad y la democracia de un hombre que jamás le dio la espalda a la defensa de sus nobles ideas.
Me indignó como le lloraron con lágrimas de cocodrilo quienes le censuraron o ignoraron
Asesinado José Luis me indignó cómo le lloraron con lágrimas de cocodrilo muchos de los que en vida le habían censurado o ignorado. Recuerdo cómo cuando publicaba en El Mundo del País Vasco yo remitía sus artículos a El Mundo en Madrid y más de un listo me decía “no lo vamos a publicar porque no es una firma conocida”. Y así sucedía con frecuencia.
Puede que no fuera una firma conocida a nivel nacional. Pero nadie que leyera uno de sus artículos y tuviera un mínimo conocimiento encontrará una pieza de José Luis que no aporte una idea brillante y bien escrita, un argumento sólido en defensa de la libertad en un país que entonces vivía un infierno moral infecto.
Conviene no olvidar nunca a los referentes morales. Y José Luis López de Lacalle es un referente moral de elevadísima categoría en esta España nuestra tan ayuna de ellos.
Seguimos esperando que alguien de EH Bildu deje de justificar el asesinato de José Luis
Pasados 25 años, Otegui ha sido elevado por el PSOE de Zapatero y Sánchez a la categoría de “hombre de paz”. No olvidemos sus palabras tras el asesinato de José Luis, como no podemos olvidar la pintada que la gente de Otegui realizó frente al portal de la casa de José Luis en Andoain, con su cadáver aún de cuerpo presente sin enterrar: “De Lacalle, jódete, asesino”.
Seguimos esperando que alguien de EH Bildu deje de justificar el asesinato de José Luis. Por mi parte, sirva este artículo para dejar constancia de los hechos, de mi admiración y respeto eternos a José Luis y de mi desprecio hacia Otegui y los suyos, que tras justificar el asesinato mantienen un silencio cómplice.
Es muy necesario que todas las generaciones conozcan el daño que el terrorismo etarra causó. Y el daño que causan aún quienes en esos años de plomo mataban y secuestraban y hoy hacen política como si nada hubiera pasado.
Gracias José Luis López de Lacalle por tu ejemplo. Nunca te olvidaré, te llevo en mi corazón. Y gracias a Germán Yanke, que nos dejó tan pronto, por habernos presentado. De Lacalle y Yanke, dos tipos ejemplares de los que ya quedan muy pocos.