En estos días olímpicos es difícil sustraerse a la portada del Marca o del As para ver cómo van nuestros españoles. Sin querer reparé en un titular que me obligó a pinchar en la noticia. El titular decía así: “La italiana Carini cobrará como si fuese oro, el boxeo seguirá en 2028 y el COI insiste con las hiperandrógenas”. Buceando supe que a Carini, dentro de la competición de boxeo olímpico femenino, le había dado dos o tres caricias un machirulo argelino –lo siento, no manejo el neolenguaje ni quiero hacerlo- antes de decir basta y poner el grito en el cielo por el mismatch competitivo. Hasta ahí nada nuevo, porque el feminismo hace en las mujeres el mismo efecto que los partidos tribales en el socialismo: circular en dirección contraria.


La incoherencia del COI: desde la política al deporte

Lo que encendió el pebetero de este artículo de opinión fue la incoherencia del COI. Sí, por un lado insiste en la participación legal de las hiperandróginas en las competiciones femeninas, esto es, de mujeres con niveles excesivamente altos de andrógenos en el cuerpo que las hacen más fuertes y resistentes de lo normal en una mujer bien entrenada. Y, por otro, señala que indemnizará a la italiana con una cantidad equivalente a la que perciben los atletas que ganan un oro.

Una indemnización con la que se reconoce indirectamente la injusta participación de machirulos -o cómo se llamen- en la competición femenina. Todo esto en un contexto donde otras federaciones internacionales, como la de Atletismo, han puesto límites a la testosterona para priorizar una competición justa amén de la lucha de poder entre el COI y la Asociación Internacional de Boxeo -que ya rechazó la presencia de este tipo de mujeres- por controlar las competiciones internacionales de boxeo.

Más allá del tufillo a política y subvenciones que desprende este asunto, lo peor está en la incoherencia del COI. Un COI cuyo director de comunicación zanjó el asunto señalando que no respondería a más preguntas “porque no tienen credibilidad y no les vamos a prestar más atención«. Olimpismo L’Oreal: porque yo lo valgo. ¿A qué les suena? Una incoherencia que se extiende desde la política al deporte. Una incoherencia que obliga a dar un portazo a cualquiera que cuestione sus decisiones.

Y es que la lógica impide tomar esas dos decisiones a la vez. O la perdedora por retirada tiene razón y hay que reconocerla la victoria en el partido –que no el oro- por la ilegal participación de un machirulo o no existe tal machirulo y Carini se tiene que ir a su casa sin nada. Punto. Una cosa o la otra. Lo asqueroso es el politiqueo del COI que repite las prácticas mafiosas y totalitarias que ve en los países que lo integran para acabar sobornando a Carini (no sé si es apellido o apodo por lo que se ha llevado).


Una incoherencia que tiende al caos

A nadie se le escapa que el doping hace daño y altera la competición. Un doping ora con fármacos ora con bolsas de sangre que trata, entre otras cosas, de esconder el nivel de testosterona que denuncia Carini. Por eso lo persiguen salvo que topemos con el feminismo y sus derivadas porque entontes sí vale. Esa es la incoherencia que está haciendo mucho daño tanto al deporte como a la sociedad que, sin unas reglas claras, tenderá al caos.

Un caos que ya fue aprovechado por deportistas individuales y por federaciones enteras de Rusia y China -¡qué majetes son estos dos!- provocando su exclusión temporal de la competición por tramposos. Si el COI vuelve a abrir esa puerta utilizando el cuerpo de la mujer, pronto veremos auténticos cíborg en las competiciones femeninas y a las mujeres de verdad delante del televisor.

Las olimpiadas nos ofrecen en tecnicolor ese proceso de incoherencia con el consiguiente vaciado de cualquier norma lógica –en este caso, el nivel de testosterona- que están fomentando los políticos en todos los países y a todos los niveles para poder maniobrar a sus anchas y sin límites de ningún tipo. Sin reglas claras y lógicas, se impondrán los trucos y la chistera la tienen los imperantes y su séquito.

Frente a todo esto solo existen dos remedios: no dejarte sobornar como Carini y no votar nunca más a los que sabes que actúan con incoherencia y contra la lógica. Si te ejercitas en estas dos disciplinas de forma sostenida en el tiempo ganarás tú condición de persona. Si no lo haces, siempre serás un perro para esos politiquillos que te tratarán como tal. Tú decides.   


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