Que lamentables similitudes entre la situación de España y de Argentina. El domingo pasado en mi Argentina querida, un país muy rico que es inmensamente pobre, se celebrararon unas elecciones importantes y los votantes dieron otro salto al vacío. En Argentina, con un sector público hiperdimensionado, una inflación en el 148 %, con un 40% de la población por debajo del umbral de la pobreza, el ministro de economía responsable de buena parte del desastre que tiene a su país famélico, Sergio Massa, peronista kirchnerista, ganó con un 36,7% de los votos. Eso sí, tendrá que concurrir a una segunda vuelta con Javier Milei candidato liberal radical de Libertad Avanza, que se quedó en un 30,6%.
El kirchnerismo del que ha sido punta de lanza Massa como ministro de Economía ha estado años fomentando el denominado “plan platita”. Es lo que en España llamamos “paguitas”, generando un elevado porcentaje de ciudadanos subsidiados. Massa ha pilotado su campaña en generar el miedo “a la extrema derecha, al fascismo” (les suena esto verdad).
Argentina: miedo y regalos para conseguir votos
Y el summum ha sido como los alcaldes peronistas han regalado lavadoras, bicicletas y neveras a quien les garantizara el voto. Como lo leen. Ya veo en las próximas elecciones a Sánchez montando su supermercado electoral. Igual le añade aires acondicionados a sus ofertas, o cafeteras.
Especialmente llamativo fue el despliegue de regalos en Lomos de Zamora, el segundo partido más grande de la provincia de Buenos Aires. Aquí el peronista Francisco Otermin logró con los regalos a mansalva que el personal se olvidara de sus vinculaciones con Martín Insaurralde. Protagonista de un escandaloso caso de corrupción que protagonizó al ser descubierto en Marbella en un yate de lujo con la modelo Sofia Clerici. Viaje que está investigando la justicia y que originó un formidable escándalo en el país.
Massa tuvo entre su equipo de asesores a Antoni Gutiérrez Rubí, conocido en Latinoamérica como “el catalán”. Un especialista en marketing político, director de la firma “Ideograma”. Asesoró a Gustavo Petro en la campaña de 2022 que le llevó a la presidencia de Colombia. Campaña que después se ha sabido financiada por el narco a través de su hijo. Ya trabajó en Argentina para Cristina Kirchner en 2017 cuando el justicialismo estaba en la oposición y ahora está con Massa. Equipos alineados con el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. Lo más granado de la izquierda política latinoamericana y estrechamente ligados a la izquierda española.
El miedo y los regalos llevaron a un político como Massa, años de ministro de un Gobierno corrupto hasta el tuétano, a ganar la primera vuelta. Enfrente tuvo a Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, heredera de Macri. Defensora de las clases medias, conservadora occidental, que ha sido la gran derrotada. Y a Javier Milei, carismático y heterodoxo líder a La Libertad Avanza, un fenómeno de masas con tendencia a los excesos verbales, excesivo en sí mismo, que acudía a los mítines con una motosierra con la que decía que iba a recortar drásticamente el gasto público e iba a acabar con la casta corrupta de políticos que llevan años destrozando Argentina. Ocho décadas, concretamente, lleva el peronismo gobernando como una mafia apoyado en empresarios corruptos, sindicatos violentos y ciudadanos subsidiados adictos al clientelismo como yonkis.
A Milei, que también es radical en la crítica y el ataque a la ideología de género y el alarmismo climático, le han acusado esencialmente de ser un loco. Le han identificado con la extrema derecha, el fascismo, con Trump y Bolsonaro. Una de sus propuestas esenciales era la dolarización de un país en el que, quien puede ahorrar algo, ya lo hace en dólares. Es discutible, lógicamente, que la propuesta de dolarización de Milei sea atinada o no. Lo cierto es que Milei tiene un plan para acabar con la inflación desbocada, y Massa y Bullrich no han evidenciado tener plan alguno para restablecer la confianza en el peso argentino.
El domingo 19 de noviembre se celebrará la segunda vuelta entre Massa y Milei. No siempre quien gana la primera repite en la segunda. La gran incertidumbre está en ver a dónde van los 6,3 millones de votos (un 23,85%) de Bullrich. El que gane no lo tendrá fácil. El domingo se renovó también parte del Congreso y del Senado. En la cámara baja ninguna fuerza se acercó a la mayoría que está en 129 diputados, que queda en una situación de bloqueo. Me da la impresión de que, si Bullrich y Milei hubieran concurrido juntos y no hubieran hecho una campaña de duros ataques entre ellos, el resultado hubiera sido otro.
España: un pacto de Gobierno sin Gobierno, una originalidad progresista
Y vuelvo al inicio. Cuantas similitudes con España. La desunión de la derecha favoreció a la izquierda. El responsable de la crisis institucional, política, económica, moral y social que padecemos en España basó su campaña, del brazo de la extrema izquierda, del comunismo e incluso de partidos de derecha nacionalistas e independentistas, en el miedo a que viene la extrema derecha, y la promesa de seguir disparando el gasto en subvenciones. Pero aquí no tenemos segunda vuelta, y estamos a nada de que Pedro Sánchez sea investido de nuevo presidente con el apoyo esencial de los herederos de la banda terrorista ETA y el más que probable apoyo del independentismo catalán y vasco a cambio de una amnistía inconstitucional.
Incluso Sánchez ha anunciado un pacto de Gobierno con Sumar (que lidera Yolanda Díaz, dirigente del Partido Comunista y vicepresidente y ministra de Trabajo con Sánchez). Un pacto de Gobierno sin Gobierno, una originalidad progresista. Presentaron el acuerdo progresista en un acto al que invitaron a periodistas a los que prohibieron hacer una sola pregunta, y no hubo un solo periodista que se fuera del lugar. Así está el oficio. El pacto anuncia una reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin disminución de las retribuciones de los trabajadores. La pregunta es, ¿Quién va a pagar esa fiesta progresista? Pues es evidente, ustedes y los empresarios. Y a la vez Yolanda Díaz dijo que va a aumentar la recaudación fiscal en 10.000 millones de euros apretando a las empresas en el impuesto sobre sociedades.
Y como colofón, Díaz anunció que “han de acabarse los vuelos con duración inferior a dos horas y media cuando haya alternativa en tren”. En el documento que hicieron público se decía a este respecto que “impulsaremos la reducción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y media”, y no es lo mismo una cosa que la otra.
Las palabras de Díaz supondrían eliminar todos los vuelos en la península, lo cual conllevaría lógicamente el cierre de muchos aeropuertos y el desempleo de miles de trabajadores. En cualquier caso, parece que el único que va a volar en avión va a ser Pedro Sánchez, que utiliza el helicóptero Superpuma para recorrer 20 kilómetros y el Falcon para cualquier cosa. Y los pagamos nosotros, claro, a él se la suda.
Y en el acuerdo hecho público ni una puta palabra sobre la amnistía y el referéndum en Cataluña. Eso lo negocia en secreto. El kirchnerismo corrupto lleva años iluminando a la izquierda española. El resultado de las primarias en Argentina se parece más que mucho al resultado de las últimas generales en España. Aunque ellos tienen segunda vuelta
Y Además…
- Un dato para los que siguen apoyando a Hamas, en España, en Argentina o en cualquier lado, tras el ataque terrorista, el progromo del 7 de octubre en Israel, la mayoría de ellos vinculados a formaciones de izquierda que se dicen feministas. Los asesinos de Hamas, a varias mujeres, antes de violarlas y asesinarlas les partieron las piernas para que no patalearan. Estremece y parte el alma solo imaginarlo. No cabe nada más abyecto y repulsivo. Y quienes apoyan a estos asesinos sin escrúpulos se dicen adalides de la superioridad moral. En España varios están en el Gobierno de Sánchez.