EL SUICIDIO: UN MAL SILENCIOSO

El suicidio es un tema delicado que afecta a personas de todas las edades, pero su impacto en adultos y jóvenes es especialmente notable. Es un fenómeno complejo que afecta a personas de todas las edades, géneros y clases sociales en todo el mundo. En España, las estadísticas muestran que el suicidio ha sido una preocupación de salud pública durante años, con tasas que varían según la región y otros factores demográficos.

Las últimas estadísticas revelan que los suicidios de menores de 30 años han crecido un 7,9% en un año, consolidándose como su primera causa de muerte absoluta, por delante de los accidentes de tráfico y los tumores, e inquietan especialmente los adolescentes de entre 15 y 19%. En 2022, se quitaron la vida 75, un 41,5 % más que en 2021


El riesgo del suicidio aumenta con la edad

El riesgo de suicidio aumenta con la edad, sobre todo en varones: la tasa entre chicos de 15 a 29 años es de 7,64%, mientras que la de los mayores de 79 se quintuplica a 37,38%; en el caso de las chicas se duplica de 3,85 a 6,97. El número más alto de muertes por suicidio se da en población de 55 a 59 (479, un 18% más), aunque la tasa mayor la presentan mayores de 79 (18 y 19%) y la subida más acusada (26,1% con 275 suicidios) apareció en la franja 70-74 años. ¿ Y cuales pueden ser las causas? Pues las causas detrás del suicidio son muy complejas.

Pueden incluir factores biológicos, como desequilibrios químicos en el cerebro, así como factores psicológicos, como trastornos mentales, experiencias traumáticas, estrés crónico y sentimientos de desesperanza o desesperación. Además, los factores sociales y ambientales, como el aislamiento social, la falta de apoyo emocional, el acoso, la discriminación y la presión académica o laboral, también pueden contribuir al riesgo de suicidio. En adolescentes, detrás de una situación de bullying se esconde el deseo de un joven en quitarse la vida. ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Las estrategias de prevención del suicidio pueden abordarse desde diferentes niveles: individual, comunitario y social. Es importante promover la conciencia pública sobre la salud mental y el suicidio, reduciendo el estigma asociado. Esto puede incluir programas de educación en los colegios, campañas de sensibilización en los medios de comunicación y formación en salud mental para profesionales de la salud y del bienestar.


Tu vida cuenta, mi vida cuenta

Garantizar que haya servicios de salud mental accesibles, asequibles y de calidad para todas las personas que los necesiten. Esto implica mejorar el acceso a terapias y tratamientos efectivos, así como a líneas de ayuda y servicios de crisis disponibles las 24 horas del día. También es fundamental proporcionar un seguimiento a las personas que han experimentado pensamientos suicidas o intentos de suicidio, asegurándose de que reciban la atención y el cuidado adecuados.

El suicidio es un mal silencioso. Un silencio mortal que acecha a muchos jóvenes y adultos. Muchas veces, la vida se nos va de las manos, y parece que el único recurso posible es quitarse de en medio. No pensamos en las consecuencias. En lo que dejamos. No pensamos en nada. Cuando todo se vuelve negro, querer quitarnos la vida es lo más fácil, pero no lo mejor. Existen mil y una razones para seguir vivos. Mil y una razones para buscar ayuda y no quedarnos en la superficie. Ahondar más allá y comprobar que, aunque tengamos problemas horribles, siempre podemos encontrar una solución, aunque en un primer momento no la veamos. 

En conclusión, el suicidio es un problema de salud pública grave que afecta a personas de todas las edades y de todas las comunidades. Es un acto complejo con múltiples causas y factores de riesgo, que van desde desafíos de salud mental hasta circunstancias sociales y ambientales adversas.

Sin embargo, a través de la educación, la concienciación, el acceso a servicios de salud mental adecuados y el apoyo comunitario, podemos prevenir el suicidio y ofrecer esperanza y ayuda a aquellos que están en crisis. Es esencial desterrar el estigma asociado con la salud mental y el suicidio, y fomentar un entorno en el que las personas se sientan seguras al buscar ayuda y apoyo. Cada vida perdida por suicidio es una tragedia que podría haberse prevenido. Tengámoslo en cuenta. Tu vida cuenta, mi vida cuenta. 


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