¿Quién no se ha abstraído alguna vez viajando a lugares remotos mientras estaba sentado en cualquier silla de su casa? o ¿quién no se ha visto viviendo una vida que no es la suya por el mero hecho de desear lo que no se tiene o ser como no se es? Para algunas personas soñar despiertos es la mejor herramienta para olvidarse de estar aquí y ahora viviendo el momento presente. Su mindfulness partcular. Les regala unos minutos de paz mental y de sosiego cuando se sienten nerviosos, confusos o contrariados.
Los ingleses hablan de ello denominándolo «Draydreaming» y los psicólogos se refieren siempre a practicar lo que se llama disociación consciente. Diferentes corrientes de la psicología han tratado de estudiar estos sueños que aparecen mientras seguimos conscientes, sin dormir. Y prácticamente todas están de acuerdo en que mientras duran, el cerebro asienta y consolida conocimientos que ya tiene. E incluso a algunas personas les puede ayudar a superar problemas que tengan y que no sean capaces de afrontar de otra manera.
Soñar despierto es común. Y según investigadores de la Universidad de Georgia puede ser también una señal de inteligencia. Apuntan que, si se hace a menudo, sobre todo cuando se está tratando de mantener la atención en algo y ese algo se acaba dispersando, puede que se sea más inteligente que la media. Nosotros lo tomaremos como que el cerebro está vivo y quiere seguir disfrutando de esas vivencias que se sueñan. Insano no es. Y nada tiene que ver con lo que otros muchos llaman procrastinación. Porque simplemente se deja fluir aquello que está hirviendo en nuestra cabeza. Con todo, estos investigadores de Georgia insisten en que soñar despierto es síntoma de inteligencia y creatividad. Porque sus cerebros son altamente efectivos, poseen una estructura cognitiva muy eficiente y tiene mucha capacidad de divagación.
Soñar despierto es un momento mágico
El cerebro ha sido siempre foco de atención para muchos investigadores. Es uno de los órganos más desconocidos de nuestro cuerpo, si no el que más. De modo que, con esto por delante, otros investigadores de la Universidad de Cambridge determinaron que cuando soñamos despiertos, se activan las conocidas como DMN (la red de modo default), que son las partes implicadas en activarse cuando fantaseamos con algo o cuando pensamos cosas de nuestro pasado e igualmente imaginamos nuestro yo del futuro.
Estos investigadores descubrieron que esa misma red es la que se suele activar cuando se hace de manera automática algo que, por lo que sea, nos es familiar o conocido. Tan desconocido es el funcionamiento del cerebro que aún no se ha podido determinar cuál es el papel que cumple esta parte implicada en soñar despiertos. Quizá sea magia si es que se entiende por mágico aquello que no conocemos o que no sabemos explicar con razonamiento. Pero, cuidado. También alertan de que soñar despierto demasiado puede conllevar a estados de estrés y ansiedad por no poder alcanzar aquello que anhelamos mediante el sueño. La ensoñación excesiva puede hacernos desconectar de la realidad, provocando que, en casos extremos, no seamos capaces de diferenciar sueño o realidad. Los excesos, como en otras muchas cosas, no son buenos.
Soñar despiertos demasiado puede conllevar a estados de insomnio, ansiedad e incluso baja autoestima. Porque tal vez, eso acabe convirtiéndose en algo patológico. Hacerlo de vez en cuando nos proporcionará momentos de placer. Evocaciones de lo que podría ser pero en realidad no es. Vacaciones en medio de la rutina si es que las necesitamos o un «kit kat» como relataba aquél famoso anuncio publicitario.
¿Quién no necesita a veces un pequeño parón? El cerebro que es mágico, lo sabe. Y por eso es capaz de hacerlo. Dejémosle que vuele, sin cortarle las alas, pero teniendo presente que quizá, después de un rato será necesario volver a pisar el suelo desde el que hemos despegado para desconectar. Desconectar para reconectar de nuevo, como quien dice.