EL CAOS ESTRATÉGICO

¿Está Estados Unidos rediseñando su hegemonía monetaria?

Últimamente, los mercados internacionales han sido testigos de decisiones desconcertantes, particularmente durante la administración Trump. Aranceles agresivos, rupturas con aliados, y un tono general de imprevisibilidad han llevado a muchos a calificar su política exterior y económica como errática. Pero ¿y si estas medidas no fueran improvisadas, sino parte de una estrategia más amplia y deliberada? El corazón de esta hipótesis reside en una idea provocadora: la transformación del sistema monetario global. ¿Y si Estados Unidos, consciente de que la hegemonía del dólar está en su fase final, estuviera preparando su transición hacia una nueva forma de poder financiero, basado en activos digitales y respaldado por una divisa renovada?

El ocaso de un ciclo imperial

Ray Dalio y otros teóricos financieros han señalado un patrón que parece repetirse a lo largo de la historia: los imperios nacen, dominan y finalmente ceden su lugar. España impuso el escudo español como moneda referencial, después Francia hizo lo propio con el franco francés, y más tarde el Reino Unido colocaba la libra esterlina como valor de referencia indiscutible. Desde hace unas décadas, el dólar de Estados Unidos se mantiene en su trono y sufre los temores de su posible caída. El dominio global del dólar como moneda de reserva mundial podría estar acercándose a su fin. China, con su creciente peso económico y control sobre buena parte de la producción global, aparece como la posible sucesora. Sin embargo, aunque el yuan avanza, sigue limitado por una falta de convertibilidad plena, mercados opacos y una confianza internacional aún precaria.

Más allá del dinero fiduciario

Este momento histórico no se limita a un simple cambio de protagonista. Lo que está en juego puede ser un cambio cualitativo: el nacimiento de un nuevo paradigma monetario. Las criptomonedas —con Bitcoin a la cabeza, aunque yo no la considero entre las cripto— y las monedas digitales de bancos centrales (CBDCs) están alterando las reglas. En lugar de repetir ciclos del pasado, podríamos estar entrando en una era donde se redefinen los conceptos mismos de valor, transacción y reserva de riqueza.

El aparente caos como táctica de transición

Durante la administración Trump, las tensiones comerciales, los aranceles y la presión sobre los aliados y competidores parecen haber debilitado intencionadamente la posición del dólar. Esta devaluación controlada, lejos de ser un error, podría haber sido una medida estratégica: permitir que el dólar pierda valor mientras se prepara el terreno para una transición hacia su versión digital. Y no se trata sólo de teorías. Varios miembros del entorno de Trump han manifestado posturas favorables a Bitcoin. Algunas voces incluso propusieron la compra masiva —hasta un millón de bitcoins— como medida de respaldo ante un posible colapso del sistema fiduciario. Aunque estas propuestas no se concretaron oficialmente, revelan una mentalidad abierta al uso de activos digitales como pilar de la política económica.

El dólar digital: evolución, no extinción

Estados Unidos no se quedará atrás en la revolución de las CBDCs. Con iniciativas como FedNow ya en marcha, el país se prepara para incorporar una versión digital del dólar. Esta evolución no tiene por qué implicar un colapso del sistema actual, sino su modernización. La pregunta no es si se adoptará una versión digital, sino cómo y cuándo. La transición, bien gestionada, podría ofrecer al dólar una segunda vida en un nuevo entorno.

El juego de las élites y la oportunidad del caos

La volatilidad en los mercados, lejos de ser un problema para todos, es una oportunidad para unos pocos. Para quienes dominan las herramientas del sistema financiero, saber qué subirá y qué bajará permite obtener beneficios incluso en medio del caos. Apostar a la baja —shorting— puede ser más lucrativo que invertir en crecimiento. Así, las aparentes crisis pueden ser parte de un tablero de juego controlado por quienes tienen información privilegiada.

¿Bitcoin como seguro de última instancia?

La acumulación de Bitcoin por parte del Estado aún no se ha materializado como política pública, pero el interés evidente existe. La posibilidad de que el Tesoro o instituciones relacionadas acumulen activos digitales como respaldo no es descabellada, especialmente si otras divisas (como el yuan digital, que desde 2021 está activa para los pagos transfronterizos) amenazan con restar influencia al dólar.

Una estrategia más allá de la Casa Blanca

Sería simplista atribuir toda esta visión a Trump o a su círculo inmediato. Las verdaderas estrategias de poder financiero suelen gestarse en la Reserva Federal, el Tesoro o entre los grandes fondos de inversión y tecnócratas que mueven los engranajes del sistema. El papel de un presidente es a veces más el de catalizador que de diseñador. Sin embargo, una administración favorable a las criptomonedas puede acelerar estos procesos.

¿Un nuevo orden monetario?

Así, la idea de que Estados Unidos esté reconfigurando su hegemonía monetaria bajo el pretexto del caos no parece tan descabellada. La transición a un dólar digital no sería el fin del dólar, sino su adaptación a un nuevo entorno global donde el dinero es más código que papel, y donde la confianza ya no se deposita sólo en los bancos, sino en las matemáticas y en la descentralización ¿Es esta la estrategia real detrás del desorden? Quizás aún no lo sepamos. Pero el escenario estaría montado, y en ese caso, las piezas ya se están moviendo.

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