Hace unos días la prensa se hacía eco de una rebelión en VOX Salamanca que se ha extendido a otras provincias. Exigían algo que creo que debería exigirse, todos los días, en todos los partidos: la democracia interna. Lo hacían, obviamente, contra el aparato. Un aparato que pasa de la democracia y de sus principios fundacionales. Manejan cada sucursal provincial a través de comisarios políticos que gozan de la confianza del líder supremo. Desgraciadamente, no es cosa de VOX, sino que es el pan nuestro de cada día en todos los grandes partidos. Ayunos de ideología, se orientan por una demoscopia que no entiende de principios. La Constitución canalizó nuestro derecho a la participación y a la representación política a través de los partidos, por eso, su fraudulento funcionamiento hace de la democracia en España algo tan ilusorio como la limpieza en el futbol.
Los argumentos de los disidentes
Quiero destacar las razones esgrimidas por esos disidentes charros. Apuntan que su compromiso político es «con España y con los votantes», no con el aparato del partido. Piden volver a los principios fundacionales de defensa de «la vida, la libertad y la propiedad; de la legalidad en la vida pública y privada; de la transparencia y la democracia interna como guías fundamentales de la acción política». Y precisan que «el sentido del honor y el compromiso personal son los únicos motivos válidos y legítimos para el ejercicio de la política, por encima de cualquier personalismo e interés particular». Amén.
Además, en un manifiesto, destacaron que «la grave situación por la que atraviesa España sólo puede ser afrontada contando en los puestos de responsabilidad con personas que acrediten capacidad, experiencia, valor y conducta intachable, en las que la ciudadanía pueda verse representada y reflejada, y que devuelvan la confianza en la Política y en las personas que la ejercen, desde la concejalía de un pequeño municipio hasta las Cortes Generales y el Gobierno de la Nación». Amén.
Los partidos, enemigos de la democracia interna
La oligarquía que maneja el partido, sin embargo, cuando hace y deshace al margen de la militancia local, está secuestrando la voluntad de esos ciudadanos e impidiendo, en el fondo, que puedan participar en la vida política tal y como exige la Constitución. Consejos vendo que para mí no tengo. Observamos cómo los aparatos confeccionan las listas, los mensajes y el relato político de cara a sus intereses y de espalda a la militancia. Es la patrimonialización del partido por unos pocos. Lo hemos visto a gran escala en el PSOE hace poco cuando ha colocado a los comisarios de Ferraz en Madrid, Castilla y León, y Aragón. Esas acciones socavan no solo la democracia de los partidos sino la del país entero hasta hacerla irreal. ¿Qué democracia va a existir fuera si los partidos niegan la democracia interna a sus propios militantes?
Los grandes partidos, actualmente, son máquinas de poder y agencias de colocación para perpetuar ese poder. La ideología ha muerto. Persiguen cualquier cosa que la demoscopia señale que puede generar votos. Venga de donde venga. Los bandazos de Feijóo así lo acreditan. Después llega el relato para que los militantes y creyentes puedan digerir esas acciones contra natura. Solo así pueden mantener esos votos. El campeonísimo fue Rajoy. Recibió un voto mayoritario y transversal para cambiarlo todo… ¡y no hizo absolutamente nada! ¡Es la PPSOE amiguitos! El problema, no obstante, no es del partido, es del ciudadano. ¡Es tuyo, copón! Los que seguís votando a la PPSOE a pesar de sus continuas traiciones en todos los sentidos tenéis la culpa de todo lo que está pasando. ¿Qué os dan a cambio?
Solo queda rebelarse
Las emociones y los grupos hacen el resto. Como ya nada puede ser racional, tiene que ser emocional. Por eso, los relatos aparecen trufados de sensiblería barata y moral distraída. Una matrix donde todo está cada vez más pervertido. Dónde ellos no llegan lo hace el grupo. ¿Cómo vas a apoyar al enemigo? Anda, quédate. No nos querrás perder, no seas tonto, si total no es para tanto. Unos y otros te manipulan constantemente y después te agitan dentro de esa coctelera de emociones y realidades paralelas en que han convertido la política para que te quedes donde ellos quieren. Dales con la puerta en las narices. Cancélales tú a ellos. Deja de votarles antes de que su democracia orgánica nos engulla a todos. Rebélate contra el Terminator de la PPSOE.